La falla de Manzanares
José Ramón Márquez
Madrid, 21/03/2012.-
And the winner is…! ¡Tacháaaaaan! ¡Manzanares! Manzanares, Dolls hijo de Dolls, Manzanares y su cuadrilla o Manzanares sin su cuadrilla. Manzanares el del faldellín y la carita de circunstancias. El de la tauromaquia mediterránea de mascletá, de pim, pam, pum, de la gamba roja de Palamós, de la salsa romescu y de la picada de almendras. The one and only. El que debe ser. Y debe ser así porque, como se suele decir, no hay que permitir que los acontecimientos te estropeen un titular. Por eso Manzanares era el triunfador de Valencia desde antes de que la pezuña de un solo toro hollase la arena de la plaza de la calle de Játiva.
Hago notar, para que se aprecie, la generosidad con la que se emplea en este caso la palabra toro, pues es evidente que se podían haber puesto otras palabras equivalentes como ‘cabra’, ‘caniche’o ‘miserable’, para significar esa materia artística que trae en su acorne cabeza y en sus pastueñas, tontibobas, embestidas, la promesa de los premios y los galardones.
Y es curioso que uno que se suele leer más o menos lo que sale sobre los toros por ahí, las reseñas y las informaciones, no sea capaz de decir qué diablos es lo que hizo este Dolls hijo de Dolls para merecer el galardón de los premios de la confusión. Porque si a uno le preguntan por la pasada feria de Fallas, lo que le sale como un resorte, como la saliva del perro de Paulov es la palabra Fandiño, que es el que hizo el toreo con toros y el que reivindicó la tauromaquia en la vieja plaza, tantas veces profanada.
Pero Fandiño, que es de Orduña, que no sale en las fotos vestidito con una falda, que habla poco, pero dice mucho, no está en el dibujo de los premios porque aquí no se trata de enaltecer al torero ni al toreo, sino toda la tontuna, pompa y circunstancia que hay alrededor del toreo, las cuchipandas, las fotos que luego se colocan en los bares, el saludeo, el dejarse ver. Y para eso no cabe duda de que da muchísimo mejor el hijo de Dolls, con o sin faldita, que un tío de Vizcaya que bebe del clasicismo, que puede a los toros, que los mata en corto y por derecho y a quien, como no podía ser de otro modo, no le dan premio alguno. Déjà vu.
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario