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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 22 de marzo de 2012

LIBRO, FERNANDO VILLALÓN: LA PICA Y LA PLUMA / Por Joaquín Albaicín




"...Perfil biográfico, estudio, antología y bibliografía. (Nacido en 1881 en una familia aristocrática de Morón de la Frontera (Sevilla), Fernando Villalón mostró desde joven una profunda inclinación por el campo, que se concretó en la adquisición de una ganadería de toros bravos cuando apenas tenía 23 años. Ganadero idealista, se propuso criar toros tan temibles como aquellos que lidiaban Pedro Romero y Pepe-Hillo en los albores del siglo XIX..."

FERNANDO VILLALÓN. LA PICA Y LA PLUMA 

Jacques Issorel 
Ed. Renacimiento 

Por Joaquín Albaicín

Siempre que fui a visitar a Pilar López, me detuve un rato a echar un vistazo a los libros de lomos muy gastados que descansaban en las estanterías de su salón. Una foto enmarcada de Ignacio Sánchez Mejías parecía oficiar como guardián de aquella biblioteca, integrada sobre todo por disquisiciones sobre magia ceremonial y reproducciones de viejos grimorios. Prácticamente todos los ocultistas del XIX, serios o de chufla, estaban -con su infantilismo nunca exento de peligro- representados en ella. Era, me aclaró Pilar, la biblioteca que había pertenecido a Fernando Villalón (1881-1930), comprada a la muerte de éste por su hermana Encarnación (La Argentinita). 

En aquella casa, a cuyo piano tocó Lorca por primera vez en público Los cuatro muleros, se percibía una extraña sensación de tiempo en suspenso, y a uno no le habría cogido de sorpresa que la propietaria original de la casa, Sánchez Mejías, Villalón, Benavente o Joselito El Gallo se hubieran presentado allí, de repente, a tomar café. 

Mientras saboreo el mío en Spala, no muy lejos de donde naciera el criador de toros de tan peculiares lecturas, y mientras hojeo La pica y la pluma, el trabajo que Jacques Issorel le ha consagrado, no he podido evitar pensar en aquel legado de bibliófilo que un día escruté. Como en portada indica el subtítulo –Perfil biográfico, estudio, antología y bibliografía- no nos hallamos ante una biografía a fondo del personaje o un estudio exhaustivo sobre su obra, sino, más bien, ante una guía esencial para aquel lector deseoso de profundizar en el conocimiento de la vida y la producción literaria del ganadero poeta, con un nutrido y bien referenciado listado de cuanto por él o sobre él ha sido publicado. 

Como rapsoda, Villalón –muchas de cuyas coplas, aunque la mayoría desconozca su autoría, han hecho fortuna en la memoria popular- ha sido considerado siempre una figura menor de la Generación del 27. Y, como ganadero, influjo acaso de su mil veces recordada frase de que aspiraba a criar toros bravos con ojos verdes, poco más que un tipo extravagante. Tal vez ambos juicios sean, en cierta medida, injustos. Nacido en el seno de la aristocracia andaluza, Villalón llevó poco tiempo su hierro, pues, aparte de las dificultades pecuniarias que hubo de afrontar, las figuras nunca quisieron sus toros, que calificaban de broncos, en decadencia o propios de otra época (de incómodos, en suma). Creo que los criadores de reses de lidia nunca le tomaron demasiado en serio debido a su dedicación poética y sus veleidades teosofistas, al tiempo que los poetas tampoco terminaron de considerarle del todo uno de los suyos debido a su consagración a la ganadería brava. Y es cierto que, desde la distancia, se aventuraría uno a sugerir que tuvo Villalón sus almas gemelas en el Marqués de Baroncelli que atribuía ascendencia atlante a los toros de la Camarga y el Mario Roso de Luna erigido, en Madrid, en centro del ocultismo literario finisecular, más que en don Eduardo Miura o el Marqués de Albaserrada. 

Pilar López me insistía en que Villalón, probablemente, nunca habría publicado una sola estrofa sin la ayuda de Ignacio, y quizá le asistía la razón, sobre todo si se tienen en mente las dificultades editoriales siempre adosadas a la condición de poeta. Mas Ignacio denotó poseer, sin duda, un muy buen ojo literario cuando le echó uno o más capotes en el ruedo editorial. Como lo denota la Editorial Renacimiento al poner en circulación, con una presentación tan cuidada como todas las suyas, estas páginas dedicadas a su memoria. 

JOAQUÍN ALBAICÍN / Altar Mayor nº 146, Mar-Abr 2012

Don Fernando Villalón-Daóiz y Halcón conde de Miraflores de los Angeles


1 comentario:

  1. Estraordinario artículo sobre el genial Fernando Villalón del no menos genial, Joaquín Albaicín

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