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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 15 de octubre de 2014

LA FERIA DEL PILAR DEL 250 ANIVERSARIO / por BENJAMÍN BENTURA REMACHA





"...Menos mal que don Francisco el de los toros volvió al interior del coso taurino en el bronce que cinceló Manolo Arcón y que tuve el honor de descubrir en 1991 por delegación del presidente Pepe Marco y en presencia de Arturo Beltrán, en cuya memoria se guardó un minuto de silencio en la primera corrida del ciclo y Enrique Ponce tuvo el detalle de recordarlo en su brindis al público del cuarto toro del día 11..."

CURIOSIDADES ZARAGOZANAS (V)
LA FERIA DEL PILAR DEL 250 ANIVERSARIO

  • Por cierto que Carlos Ruiz Villasuso, en el último número de Aplausos, habla de Arturo Beltrán y de los que le dijeron de todo menos bonito cuando se colocó la cubierta de teflón sobre la obra original y la reforma de 1918. Carlos, no eran de mi ciudad, y a alguno de los maledicentes los tienes cerca, muy cerca de tu propia página de cada semana. ¿Me entiendes? A la cubierta la llamaron el preservativo. Embarazoso, Carlos.

BENJAMÍN BENTURA REMACHA
He escrito mucho estos últimos meses sobre la plaza de toros que construyó Pignatelli y dio noticia Francisco Goya. Esperaba que ambos, Goya y don Ramón, fueran protagonistas y se anunciara la fundamental Feria del Pilar de 2014 con un cartel acorde con la efeméride evocada. Por ejemplo, la estampa de Martincho matando un toro a la salida del chiquero del recién estrenado coso, con grilletes en los pies, sentado en una silla y un sombrero o rodela como engaño. Pudo ser también un cuadro de Ruizanglada representando a unas majas goyescas u otro del contemporáneo colombiano Diego Ramos, que tiene poco que envidiarles a los maestros del cartel taurino que en el mundo han sido. Nada de eso: un collage populista con la colaboración ciudadana a base de pegatinas, los retratos difuminados de don Ramón y don Francisco sobra la foto de la portada de la plaza que no llega ni a centenaria. Menos mal que don Francisco el de los toros volvió al interior del coso taurino en el bronce que cinceló Manolo Arcón y que tuve el honor de descubrir en 1991 por delegación del presidente Pepe Marco y en presencia de Arturo Beltrán, en cuya memoria se guardó un minuto de silencio en la primera corrida del ciclo y Enrique Ponce tuvo el detalle de recordarlo en su brindis al público del cuarto toro del día 11. La estatua, colocada al aire a la salida de la Puerta Grande necesitará de algún fondo e iluminación para que no pase desapercibida. Eché en falta el que alguno de los diestros actuantes le dedicara una de sus faenas al mejor cronista de la corrida moderna. Se han dedicado al público más de una docena de brindis, Luque dos en el mismo festejo, como saludo en el primer toro, el de Bañuelos, y como despedida en el sexto, el zambombo de Puerto de San Lorenzo. Hubo dos brindis televisados, uno de Padilla a Ortega Cano y los presos de Zuera en la televisión de Aragón y otro de Luque a su hermana en la Plus, y un tercero de Urdiales a sus compañeros Ponce y Talavante, supongo que por haberle acogido con cariño en su sustitución del lesionado Finito de Córdoba. El sastre taurino Roquetas ofreció un capote de paseo de galones con la Virgen del Pilar como imagen predominante al triunfador de la corrida goyesca, David Fandila El Fandi.

Se lidiaron 42 toros, en seis corridas de a pie y una de a caballo, y 12 novillos, más un toro de exhibición de suertes populares para rematar los alardes de la guardarropía goyesca, cuatro mozos castellanos tocados con cachirulos – la cabecica atada de los aragoneses -, saltadores desde una mesa, de espaldas, del ángel y a la garrocha y quiebros con cite desde una silla. Día 8 de octubre, fecha conmemorativa de la inauguración del coso de Pignatelli. Se dio otra corrida el día 13 de ese mismo mes de octubre de 1764 con 8 toros de Diego Bentura y otros tantos de su mayoral Juan Murillo y 250 años después, este día, en Zaragoza, se corrieron toros de Bohórquez, actuó Diego Ventura a caballo y asistió Diego Bentura Ferrán de Irizar, descendiente directo del ganadero del siglo XVIII, ejeano, para más señas. De los toros y novillos hubo algunos destacados que propiciaron el éxito de sus lidiadores: el de Los Maños indultado, Quejoso, y del que le concedieron a Jonnathan Blázquez Varea las dos orejas simbólicas, el toro Picaron de Fuente Ymbro, premiado con la vuelta al ruedo, cuyas orejas fueron a parar a manos de El Fandi, Tasador de Bañuelos que lidió Daniel Luque, premiado con una de sus orejas y la petición de la otra, dos toros de Alcurrucen y Victorino, Musiquero y Ordenado, en esa misma tarde solitaria del de Gerena, el tercero de Juan Pedro Domecq, Ballenito, desorejado por Talavante, y uno de Victoriano del Río y otro de Parladé, Amontillado y Jarretón, lote de El Juli en la corrida del día del Pilar. En total se concedieron 20 orejas y un rabo, cosecha excelente y que supone una inyección de optimismo para el futuro de la fiesta. Salidas a hombros de Varea, El Fandi, Talavante, El Juli y Diego Ventura. Y dos más frustradas por la cicatería presidencial, las de Ginés Marín y Daniel Luque. Hubo muchos pañuelos blancos en el palco, algunos precipitados para los avisos con el toro ya rendido en la arena, uno naranja de indulto, inusitado por estos lares, tan inustado como el rojo de las banderillas negras al de Cortés del día del Pilar y uno azul de vuelta al ruedo. También y en varias ocasiones, el pañuelo verde de devolución al corral, cuatro. Heridos el sobresaliente Manuel Carbonel, cornada, el picador José Juan Esquivel, rotura de ligamentos de la rodilla, y Ginés Marín, puntazo leve en un párpado.

Restos de la Banda de Música de la Diputación de Zaragoza, en extinción, reforzados sus miembros supervivientes por buenos músicos, servicios eficientes de información de la empresa UTE con la guapa y sevillana Noelia López al frente, el complemento del tudelano Tinico con su programa de mano, en el que incluye hasta los nombres de los caballos de rejoneo y fabuloso el trabajo de los encargados del marcador luminoso, con lo que nos encontramos en la plaza con más solera – las cuevas recuperadas de la base de la plaza de 1764 son una maravilla – y más cómoda e informada de todas las plazas de primera de España. Y con una cubierta que no desvirtúa su condición de plaza de toros, no como otras a las que los aficionados califican de tanatorios. Por cierto que Carlos Ruiz Villasuso, en el último número de Aplausos, habla de Arturo Beltrán y de los que le dijeron de todo menos bonito cuando se colocó la cubierta de teflón sobre la obra original y la reforma de 1918. Carlos, no eran de mi ciudad, y a alguno de los maledicentes los tienes cerca, muy cerca de tu propia página de cada semana. ¿Me entiendes? A la cubierta la llamaron el preservativo. Embarazoso, Carlos.

Y como remate de este examen a vuela pluma, un análisis de los trofeos concedidos. Se ha premiado a Julián López El Juli por la mejor faena y la mejor estocada y se le da al premio de triunfador al novillero Varea, tres orejas. También se le pudo conceder a Diego Ventura puesto que un rabo es más que una oreja, caso de que este premio se conceda por criterios cuánticos. Se ha concedido el premio a la corrida mejor presentada a la de Victorino Martín, la más destartalada y desigual de todas las lidiadas, en tipos, pesos, cabezas y espíritu. Baste señalar que hubo una diferencia de más de cien quilos de peso entre el quinto y el segundo y cuarto, dos bizcos, un veleto, un chivato y otro, el primero, el único cardenillo de los saltillos. A Juan José Esquivel se le ha concedido el premio del mejor puyazo, según dice al acta por el colocado al cuarto toro de la corrida de Victorino, en el que el primer puyazo fue trasero y del segundo se fue suelto el toro. El toro que picó con lucimiento Esquivel fue el de Victorino de la corrida en solitario de Luque, con derribo en el primer puyazo, en el que resulto lesionado el picador de Linares, pero que volvió al caballo y puso otra vara excepcional, siempre moviendo a las monturas con dominio y conocimiento. Finalmente, el premio al mejor toro se lo llevó un novillo, el Quejoso de Los Maños. Espero que pronto sea padre. Enhorabuena, señores Marcuello de la Sierra de Santo Domingo, Cinco Villas de Aragón. Tira la tierra.      


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