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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 19 de marzo de 2014

Herido Ponce tras cuajar la mejor faena de una tarde triunfal José Antonio del Moral


Dramática cogida / Foto Cultoro

Enrique Ponce llegó a las Fallas por supuesto a triunfar como era su deseo y obligación dada la gran categoría que ostenta desde que aquí tomó la alternativa hace 25 años. Pero aparte de esto, con el valor que, como a los soldados, se les supone y él posee en abundancia mas también con las metas que se ha marcado en su postrer empeño.

Herido Ponce tras cuajar la mejor faena de una tarde triunfal

José Antonio del Moral
La recibió al matar entregado a su primer toro del que cortó dos orejas con clamor. Tan poderoso como poco esteta, El Juli cortó dos que pudieron haber sido cuatro por sus fallos a espadas. Y otra dos, de regalo la segunda, logró el nuevo matador, Jesús Duque, que anduvo bien aunque muy por debajo del gran quinto de Victoriano del Río que fue premiado con la vuelta al ruedo

Valencia. Plaza de la Calle Xátiva. Martes 18 de marzo de 2014. Novena de feria. Tarde soleada y muy fresca con viento y casi lleno.
Seis toros de los dos hierros de Victoriano del Río, bien aunque desigualmente presentados y de juego vario con predominio de los nobles. Remiso y cortito de viajes el manejable primero. Noble, sobre todo por el lado izquierdo aunque muy remiso el segundo. Bravucón y manejable sin clase el tercero. Noble sin clase el cuarto. Encastado y muy noble el quinto, realmente extraordinario para el torero aunque no de indulto que algunos pidieron. Le dieron la vuelta al ruedo. Y mediocre el sexto que se vino muy a menos.
Enrique Ponce (celeste y oro): Estocada de entrega en lo alto saliendo prendido, dos veces revolcado y herido de grave cornada en la exila derecha y rotura de la clavícula izquierda, dos orejas que exhibió su peón de confianza, Mariano de la Viña en medio e una gran ovación. 

El Juli (burdeos y oro): Estocada muy trasera y dos descabellos, ovación. Media estocada tendida y dos descabellos, oreja. Estocada y dos descabellos, oreja.
Tomó la alternativa Jesús Duque (tabaco y oro): Más de media tendida trasera, ovación con saludos y vuelta por su cuenta. Estocada y dos orejas, excesiva la segunda. 
El Juli y Jesús Duque salieron a hombros.

Enrique Ponce llegó a las Fallas por supuesto a triunfar como era su deseo y obligación dada la gran categoría que ostenta desde que aquí tomó la alternativa hace 25 años. Pero aparte de esto, con el valor que, como a los soldados, se les supone y él posee en abundancia mas también con las metas que se ha marcado en su postrer empeño.

Una vez superado su altísimo e histórico nivel profesional con inigualadas e inigualables cifras y records, lo que Ponce desea en su impar permanencia – siempre lo deseó – es mejorar y mejorar su toreo todo lo mejorable que pueda en pos de la absoluta perfección. Y en esta etapa de su impresionante carrera, tras demostrar en infinidad de escenarios de todo el mundo que nadie ha toreado más relajado, ni con más facilidad, ni más templado, ni más bonito a toda clase de ganado, seguir haciéndolo más en competencia consigo mismo que con cualquiera que actúe junto a él porque, como todo el mundo reconoce, hace años que está por encima del bien y del mal. Situación que ningún otro diestro ha conseguido en la historia. Unos porque les mató un toro. Y la mayoría por su inevitable desgaste hasta llegar a cansar a sus propios partidarios en su declinar profesional.

La tarde, una de las más esperadas de este ciclo, se centraba en el gran torero de Chiva y en su continuo marcar diferencias con otro grande, El Juli. Grandes ambos aunque nada que ver los estilos y las maneras de torear del valenciano y del madrileño. Ni color en cuanto a facilidad, elegancia y estética a favor de Ponce dentro de la reconocida maestría de los dos. Y siempre a ganarse la pelea. Pero en tal tesitura y por desgracia, Ponce fue aparatosamente cogido, herido y lesionado al entrar a matar al único que pudo hacerlo porque tuvo que ser intervenido en la enfermería mientras triunfaban sus dos compañeros. El Juli con limitación de trofeos por no manejar suficientemente bien la espada. Y el nuevo matador, a favor del paisanaje con dos orejas del mejor toro de Victoriano del Rio aunque solo debieron darle una. Pero así es el toreo y seguirá siendo para su mayor importancia y grandeza. Pese al triunfal resultado del festejo, todos salimos de la plaza entristecidos por el percance de quien menos se lo merece dada su excepcional bondad personal. Un grandioso torero y aún más grandioso como ser humano.

Vayamos ahora con los toros de ayer en la penúltima corrida fallera. Tardó en rematar en los tableros el primer toro de Ponce que aceptó sus muy templados lances de recibo mejor por el lado izquierdo que por el derecho por meterse un poco para dentro. Pero Enrique no dejó ver este defecto. La media, preciosa. El toro manseó en el caballo ostensiblemente. Muy toreros los lances de remate para colocar al toro ante el caballo. Chicuelinas de El Juli en su quite de exagerada ejecución frontal y piernas muy abiertas. Se banderilleó sin problemas. Tras devolver los trastos el alternativado, Ponce brindó a su abuelo, ya fallecido, con la montera en lo alto. Empezó soberbiamente doblándose por bajo con la mano derecha, rematando con un cambio de mano genuflexo. Elegantes y muy templados los primeros redondos. Y noble el animal aunque Enrique tuvo que tirar mucho de él. Y tras un cambio de mano, crecientemente magnífico al natural. Aunque era su mejor lado, prefirió recrearse con la derecha para volver a los naturales, a cada cual más largos con remate de molinete y doble pectoral en dos rondas pausadas y una tercera a pies juntos. Trinchera, cambio y de pecho. Aún quiso más: por bajo rodilla en tierra. En todos los muletazos tuvo Enrique que tirar del toro. Nunca se le vino. Pero el valenciano consiguió que el trasteo fuera a más y a mejor resultando extraordinario en su segunda mitad. Estoconazo de total entrega saliendo rebotado, cogido, recogido y al parecer herido en una axila. ¡Vaya por Dios¡ No quiso pasar a la enfermería y esperó a saludar tras el arrastre del toro. Una vez dentro, le fueron pedidas y concedida las dos orejas que Mariano de la Viña llevó a su matador tras saludar con ellas desde los medios.

El tercer toro salió y se metió al chiquero para volver raudo al ruedo. Remató en tablas abajo. Contundentes lances de El Juli y puyazo bravuconeando porque el toro salió suelto. Le dieron estopa en el segundo cerrándole la salida. Se quedó aquerenciado al peto y, cuando El Juli quitó por chicuelinas, el animal salió perdiendo las manos. Bien los peones en palos. Ciencia y lógicas pausas en los primeros compases sobre la mano derecha de El Juli que, por bajar luego la mano demasiado, provocó que el toro volviera a perder los remos delanteros. Naturales muy doblado por la cintura. Y más con la derecha de la misma guisa. Varios con la zurda más largos que los primeros. Mejores. Forzados redondos y casi enganchado por la hombrera en el de pecho. Y arrimón final aguantando una barbaridad los derrotes del animal a costa de dejarse enganchar la muleta. Muy valiente El Juli. Estoconazo muy trasero y dos descabellos, perdiendo una posible oreja.

Alterado el orden de lidia por la cogida de Enrique Ponce, en cuarto lugar actuó de nuevo El Juli. Muy serio el toro. Lances más efectivos que bonitos en el recibo sin que el toro los tomara definido. Tomó el primer puyazo derribando. De tramite el segundo y el quite del nuevo doctor. El toro se dolió y persiguió en banderillas. Con la muleta vimos al dominador por excelencia que es El Juli, siempre por encima del toro aunque demasiado agachado como torea últimamente. Muy efectivos y forzados muletazos en redondo. Como igualmente los naturales. En las manos de El Juli el toro pareció mejor de lo que fue. Molinetes y de pecho encadenados en la cercanía de los pitones y otras dos rondas muy sometedoras con la derecha para terminar con diabluras a izquierdas y el público en el bote antes incluso de la sobredosis que se marcó Julián por trincheras y más pases de pecho. Lástima que pinchara antes de agarrar la estocada. El toro tardó mucho en doblar. Y lo que hubieran sido dos orejas quedó en una.

585 kilos pesó el sexto pero de preciosa estampa. El Juli lo recibió con larga de rodillas en el tercio. Luego se fue suelto de los lances de Julián. No le sobraron las fuerzas y hubo que cuidarlo en varas. Nadie pasó apuros en banderillas y El Juli brindó al público. Sobrado, empezó en los medios con un molinete y enseguida a derechas a la más conveniente media altura. Vulgares embestidas y vulgares muletazos por lo que se refiere a la estética que no a la precisa técnica. Con la izquierda pasó lo mismo aunque el toro ya había perdido el poco brío que tuvo antes. Al menos por ese pitón. Por eso, de nuevo con la derecha, anduvo aún más convincente que antes porque sacó viajes de donde ya casi no había. Importante faena como tantas y tantas suyas que cerró con un desplante de rodillas. Mató de media tendida que necesitó el descabello y otra oreja que le permitió salir a hombros con quien no lo mereció.

Como corresponde a quien toma la alternativa, el primer toro fue para Jesús Duque, natural de Requena. Al parecer, de sobrio y recio estilo. Fue aplaudido antes de que entrara en acción con un animal de agradable presencia y noble embestir aunque sin clase. Tampoco la tuvieron los discretos lances del toricantano. Romaneo en el primer puyazo, aliviado, vulvió el animal al caballo y, muy suelto, tomó el segundo de corrido. Y muy distraído en palos. Ponce doctoró a Duque como suele, desmonterado, muy cortés y cariñosamente. De muy alta estatura, Duque empezó de rodillas en los medios sin hacerse con el toro. Pero el gesto agradó al personal. Manejable y algo remiso el animal y cortito de viajes, Duque no pudo completar los muletazos quedando inédito aunque puso mucha voluntad.

Larga de rodillas en el tercio ante la puerta de chiqueros en el recibo del quinto. No se quedó por completo quieto Duque al darla. Bien embistió el toro en los lances a pies juntos del de Requena. Primer puyazo demasiado trasero y, por tanto, perjudicial. Pero siguió embistiendo muy bien. Buen quite de El Juli, más sedoso, más estético que en todo lo que había hecho hasta este momento. Duque brindó al público. El toro sacó temperamento y tuvo mucho que torear pero en bueno. Un gran toro, para cantarlo en latín. El chico le echó ganas, muchas ganas, pero no logró hacerse del todo con el animal. Faena de merito aunque por bajo de sus condiciones, En las manos de El Juli y, no digamos en las de Ponce, hubiera sido de revolución. Le sobró entrega al nuevo matador y faltó templar más. Pero bueno, tampoco vamos a pedir peral al olmo. Lógicamente, los paisanos se entregaron por completo a su nuevo torero. Y más en el tramo final de la faena, cuando el muchacho se templó más. Una estocada certera disparó el número de trofeos.
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