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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 25 de marzo de 2014

Una "fartá", con vísperas. Fallas II / Por Pedro Javier Cáceres



"...Las Fallas 2014 ya son historia, y seguro que pasará a la historia, al menos reciente, del ciclo valenciano.
Una “fartá” de toros embistiendo, toreo y torería por todos los registros..."

Una "fartá", con vísperas. Fallas II

PEDRO JAVIER CÁCERES 
es crítico taurino y periodista.

De bravura, firmeza, torería, embrujo y el tributo de la sangre.

Nos quedamos, el domingo, con una primera entrega de Fallas en que se barruntaba éxito total de feria.

¡Esto pinta bien!, escribíamos —creo-, tras el aperitivo variado antes de “la fartá” anunciada como traca final.

Unos entremeses en los que nos enseñaron el caviar del festejo del sábado, ese que cautivó a Valencia con Finito, Morante y Manzanares.

Los tres volvieron para cerrar ciclo el día del patrón
Y junto a El Juli subieron su ya cotizado papel. Quizá Manzanares diera un respingo respecto de su actuación sabatina o que sus colegas, su nivel, marcó diferencias y contrates.

Finito entró en sustitución de Enrique Ponce.

Ponce, que la víspera de “la fartá” resultó cogido de gravedad al entrar a matar, vaciándose, y queriendo asegurarse las dos orejas de un encastado toro de Victoriano del Río para homenajear al abuelo Leandro —su brindis al cielo fue transparente- y poner rumbo a su antepenúltimo (o antes de ante y más antepenúltimo) reto: abrir la Puerta Grande de Valencia por 38ª vez, repetir al día siguiente y culminar sus 25 temporadas con la 40 en la Feria de Julio.

Su faena de menos a más, trufada anteriormente con un capote suave pero mandón, estuvo preñada de naturalidad, de lidiar y torear a favor de un toro cuya entrega no era gratuita. De ahí la sensibilidad del jurado para declararla la “faena de la feria”.

Gran tarde fallera…con TOROS
La corrida de Victoriano del Río tuvo todo lo que debe tener una corrida de TOROS.
Y todos por la Puerta Grande o la de la enfermería, que según como la abran es más grande todavía.

Sólida firmeza de Juli con un exigente 3º y a por todas en el que cerró plaza.
Hubo un 5º, escogido por la mano de Dios, para un torero neófito y Jesús Duque puso todo de su parte para que el triunfo no se le escapara.

Pocos dudaban que Finito sería el sustituto de Ponce.
Y el futuro Califa justificó con creces su inclusión pese a dar la de arena en el 1º de Garcigrande.

Garcigrande. Una de las ganaderías más en son de los últimos años, de desigual equilibrio (aunque parezca contradicción) hizo suya el aserto gitano de no querer buenos principios, aunque el gentío se desesperase creyendo que todo el monte era orégano chungo.

Pues tras ese 1º con genio avieso y un presidente que cambió el tercio sin ser suficientemente picado, el 2º no dio, tampoco, facilidades a un Morante en estado de arte puro que exprimió con capote a tope y detalles toreros en la muleta al funo.
Sí fue toro para que El Juli entrara a “molestar” en el quite —espléndido- y le dijera a Morante ¡vamos! que esto es nuestro.

Así la llamada, ahora, corrida monstruo fue una “fartá” inconexa, que no interrupus, puesto que a los dos primeros le siguieron el paso de lo deslucido los dos que cerraban. La corrida de “los Hernández” falló en trama y desenlace, en estéreo que escribiría el cursi de turno.

Pero el nudo hizo de este espectáculo un manual de los diferentes registros del arte de la lidia y del de torear.
Si la corrida se pudiera editar y distribuir en DVD sería de videoteca.

Todo empezó en el 3º, que tras la mala experiencia de sus hermanos anteriores tampoco presagiaba en su comportamiento optimismo de final feliz.
Pero le tocaba a El Juli.

Un Juli que ya había avisado, como queda escrito, en el marrajo anterior (en el quite) que iba a por todas.

Depurado en el capote, mecido, suave; a los medios y muleta a la derecha: sin una duda, rotundo, más vertical que antaño y tan largo como siempre; y valor desafiante. La estocada fue la firma que le proyectaba a gran triunfador de una feria asaz competitiva.

Manzanares tiró de sus virtudes y tapó parte de sus vicios para hacer una faena consecuente con su tauromaquia, a su personalidad y su concepto. El 4º ya fue toro de calidad Garcigrande contrastada.

Finito se encontró con un 5º de los que dan lustre a una vacada para toparse con un torero, junto con Ponce, último eslabón del clasicismo. Sin prisas, con las pausas del ligar de siempre (ahora se lleva mucho ligar haciendo la noria) fue dando un recital. Y le funcionó la espada.

Morante vio en el 6º un fondo con D.O. bravo. Su capote, no por conocido, se superó a sí mismo a la verónica. No estaba todo visto. El Juli le replicó… por Morante, o Manolo Escudero, con cadencia y sincronía en muñecas y cintura, lentitud y una media de quedar en la retina y contra replicó Morante… por El Juli, con unas tafalleras que sublimaron una suerte llamada menor.

Se vaciaron, los dos, y vaciaron al noble toro aun con resuello para que el de La Puebla nos pudiera regalar pasajes muleteriles de agradecer por vida.

Habían prologado el “fin de fiesta” dos festejos de distinto signo adecuados a fecha y equilibrio ferial.

El domingo el pueblo se divirtió y disfrutó con Padilla y El Fandi, para que Luque pusiera la guinda de una corrida desigualota pero muy posible de Cuvillo con un trasteo de corte muy “luqino”, de mucha fe en si mismo a un toro que no vislumbraba cierre triunfal dominguero sino todo lo contrario. Gran mérito de Luque que no solo propició su salida en hombros sino la vuelta al ruedo de su oponente.

Fue tarde en que la plaza registró ¾ largos de aforo para contrastar con la del día siguiente: ¾ escasos. ¿Cómo?

Castella y Perera habían comparecido en un foro valenciano días antes para promocionar el mano a mano.

La corrida de Zalduendo, de irreprochable presencia y seriedad por delante, fue siesa por dentro.

Una corrida muy mermada de casta que hubiera servido, y mucho, en cualquier otro cartel, no era el material más propicio para que lucieran las tauromaquias acreditadas de Castella y Perera, menos en un mano a mano que se entiende por un duelo y no en su versión necrológica.

Tan sólo el galo pudo arrancar la oreja del 3º a base de un capote lucido y pasajes de alto nivel, temple y gusto con la izquierda más una gran estocada.

Fue en ese 3º donde ambos pudieron medirse en quites. La tarde fue poco más aunque ambos estuvieron por encima de sus lotes.

Pero es corrida deja algunas preguntas a guisa de conclusiones: Menos público que el domingo pese a la presentación y promoción días pasados.

¿Ya no vende el mano a mano? ¿Son toreros que les falta un empujó para tener más tirón? ¿Faltó un tercero, tipo Fandiño?

Y después de visto lo visto, lo barruntado, este tipo de hierros no son para este tipo de toreros y menos si se anuncia acontecimiento como mano a mano. ¿Quizá Fuente Ymbro, Alcurrucén, etc.?

Las Fallas 2014 ya son historia, y seguro que pasará a la historia, al menos reciente, del ciclo valenciano.

Una “fartá” de toros embistiendo, toreo y torería por todos los registros.

Sonrisas y lágrimas
El festival en homenaje a El Chano, ayer en Vista Alegre, fue una demostración de la fuerza del toreo cuando deciden caminar por la senda de la unión.

Si hay que lamentar que esta circunstancia se produzca tan solo en situaciones límites donde la familia del toro saca su alma más solidaria habrá que felicitarse por el éxito que constituyó tal homenaje a un torero que superando la mayor adversidad para un profesional, no poder volver a vestir chispeante, ni siquiera andar, éste que dio ejemplo en la plaza de sobrevivir a las adversidades propias de su profesión haya encarado el futro con optimismo y pretenda seguir “vivo” en su condición de artista, en esta ocasión como deportista paralímpico.

Lágrimas consumadas ante la muerte del “mejor alcalde del mundo”: el de Bilbao, Iñaki Azkuna.

El alcalde que transformó Bilbao y dio un impulso, como máximo responsable de la Junta Administrativa, a la Semana Grande taurina y sus Corridas Generales, amén de otros acontecimientos conmemorativos en la Vista Alegre bilbaína.

Lágrimas por goteo ante la lenta muerte, anunciada, de Adolfo Suárez.

Por su contribución a instalar la democracia en España a costa de su sacrificio personal y por haber dejado su simiente de aficionado en la persona de su hijo y porque durante su mandato y especialmente como Director General de RTVE los toros consiguieron una normalidad informativa y una expansión en su promoción que de forma degradada se ha ido echando en falta, hasta hoy.

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