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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 26 de marzo de 2014

Suárez y Eva / Ignacio Ruiz Quintano



Según el gran Eça de Queiroz, esta alegoría de los poetas del Génesis nos revela con magnífica sutileza la inmensa obra de Eva en los años dolorosos del Paraíso:

 “Por ella Dios prosiguió la Creación superior, la del reino espiritual, la que iba a desarrollar sobre la tierra el hogar, la familia, la tribu, la ciudad. Es Eva la que asienta y dispone las grandes piedras angulares en la construcción de la Humanidad.”

El Suárez del mundo, en una palabra.

Ignacio Ruiz Quintano
En el jardín de la Primavera la Naturaleza ha introducido una sierpe (¡la primera sierpe de la temporada!) que un perrón extraviado mira de hito en hito. Este ejemplar chinchonero tiene en el reptar ese contoneo de sierpe escapada de un letrero de farmacia: con la sierpe enroscada, la copa de Higea representa el poder del veneno (id tomando veneno hasta que os sepa bien) que llevó a Adán, por amor a Eva, a coger el fruto de la Sabiduría.

–¡Come del fruto de la Sabiduría, que tus ojos se abrirán y serás sabia como los dioses! –le dice en mi Eça de Queiroz a Eva la sierpe arrastrándose entre las rosas.

Adán, sostiene Queiroz, se habría comido la sierpe, bocado más suculento, pues no hubiera creído en frutos que transmiten la Divinidad y la Sapiencia, él, que tanta fruta comió en los árboles y que se mantenía inconsciente y bestial como el oso y el uro. Eva, en cambio, comió en seguida de la manzana, con cáscara y pepitas.

–Y convenciendo a Adán de que participase del pomo dulcísimo, ¡le persuadió con dulce embrollo del provecho, de la felicidad, de la gloria y de la fuerza que proporciona el saber!

Según el gran Eça de Queiroz, esta alegoría de los poetas del Génesis nos revela con magnífica sutileza la inmensa obra de Eva en los años dolorosos del Paraíso: 
“Por ella Dios prosiguió la Creación superior, la del reino espiritual, la que iba a desarrollar sobre la tierra el hogar, la familia, la tribu, la ciudad. Es Eva la que asienta y dispone las grandes piedras angulares en la construcción de la Humanidad.”

El Suárez del mundo, en una palabra.

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