"Aunque no hubiera otra razón para alabar a San José, habría que hacerlo, me parece, por el solo deseo de agradar a María. No se puede dudar que ella tiene gran parte en los honores que se rinden a San José y que con ello se encuentra honrada. Además de reconocerle por su verdadero esposo, y de haber tenido para él todos los sentimientos que una mujer honesta tiene para aquel con quien Dios la ha ligado estrechamente, el uso que él hizo de su autoridad sobre ella, el respeto que tuvo con su pureza virginal le inspiró una veneración igual al amor que ella tenía por esta virtud y, consiguientemente, un gran celo por la gloria de San José"
(San Claudio de La Colombiere)
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