la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 27 de febrero de 2023

50 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MANOLO CARACOL / por Manuel Herrero Presa

Manuel Ortega Juárez "Caracol" (1973—2023)

Sevilla, 25 de Febrero de 2023
La Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, a través del Instituto Andaluz del Flamenco (IAF), rinde homenaje a Manuel Ortega Juárez, Manolo Caracol, en el 50 aniversario de su fallecimiento con la exposición ‘Caracol en el recuerdo’, que exhibe, a través de fotografías, carteles y documentos los principales hitos de la vida y obra del artista. En el acto han participado la delegada territorial de Turismo, Cultura y Deporte, Minerva Salas, y el director del Instituto Andaluz del Flamenco, Cristóbal Ortega, así como Salomé Pavón, nieta del artista, el periodista Antonio Ortega y Manuel Herrero, amigo de la familia.

A continuación ofrecemos imagen y texto de las emotivas palabras de Don Manuel Herrero Presa, un verdadero canto al arte del flamenco, a sus grandes intérpretes en el marco inolvidable y glorioso tablao de Los Canasteros santuario de su creador y admirado amigo Manolo Caracol.


"...Caracol con su cante, era una luz que brillaba a compás de los rayos del Sol y de la Luna..."

50 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MANOLO CARACOL
Traspasaba con su cante y con su arte las fibras de todo el que le escuchaba
Tantos años ya sin la presencia de Manolo Caracol y de su cante… que muchos días me sirve de consuelo, para venirme arriba, ver sus vídeos. Esos que están colgados en la Red, y que con ellos me “inyecto” felicidad, bondad y arte viendo y oyendo la dulzura del cante de Caracol, el lamento de la guitarra de Melchor, y el sonido que emana del alma de Arturo Pavón a través de su piano. Pues sí, eterna es la música tocada con el alma. Como eterno era y es el cante de Caracol.

Todo esto me hace soñar y rememorar mis vivencias en Los Canasteros.

Estoy lleno de recuerdos y de armonías. De sueños y de algarabías. De lloros y de alegrías… De ojeras, al mediodía.

¿Se puede cantar mejor?. ¿Se puede llorar con el eco de la voz? ¿Se pueden sacar lágrimas por la garganta?...

Él siempre cantaba… despacito, sin alargar las frases. Sentenciando con sus letras. Sin rebuscar sonidos para “ronear” de potencia. Sin pegar un muletazo demás para alargar la “faena”. Era como el aire y el eco de las campanas que no quieren exaltar al que las oye. Acariciaba con su cante las entrañas de todo el que estaba a su vera.

Era, y es, la vida dada. Hoy a mí, recordándole con este escrito me la volvió a dar.

Viva tú Manuel, porque eres la esencia del buen “Aire” que ha dado esta tierra nuestra, Sevilla. “Aire” de bondad. “Aire” de ingenio. “Aire”… comprimido en tu cerebro para saberlo soltar en su justo momento. “ Aire” que por encima de todo traía el aroma flamenco de alguien sin igual, como eras tú, Manolo Caracol.

Fue la familia Ortega Gómez “Caracol”, una de las familias que formaron parte de mi mundo a mi llegada a Madrid, y que siguieron siéndolo a través de los años. Familia que también fue parte muy importante del Arte, en la época dorada de Madrid, y por ende, de España.

Día tras día, noche tras noche, y años tras años, fui acumulando cariño del mundo tan diverso, variopinto y puro que me rodeaba

Pues así, sin darme cuenta, sin aspavientos fanáticos, y como algo natural que ocurrió en mi vida, conocí a D. Manuel Ortega Juárez “Manolo Caracol”, al que a través del tiempo tuve la suerte de verle cantar (porque a Caracol además de oírle cantar, había que verle su silueta en movimiento y las expresiones de los cantes en su cara).

Estuve muchas veces en momentos de fiestas inigualables e inolvidables junto a todos los grandes artistas que por aquel entonces vivían, convivían, y trabajaban en los demás Tablaos de Madrid. Desde La Paquera a Camarón. Desde El Sordera a Lebrijano. Desde Pansequito a Rancapino. Desde Dolores de Córdoba a Adela Chaqueta. Desde Vicente Soto a Turronero. Desde El Güito a Manolete. Desde Mario Maya a Cristóbal Reyes. Desde Terremoto a José Mercé. Desde Diego Carrasco a Bambino. Desde Paco de Lucía a Paco Cepero. Desde Enrique de Melchor a los Habichuelas, pasando por Antonio Arenas. Desde Cristina Hoyos a La Polaca. Fueron tantos… .
Todos, y cuando digo todos, son todos. Admirándolo y respetándolo como a alguien con un aura superior. Ah, y además, todos locos por oírlo cantar hasta romperse.

Testigos y partícipes de muchas noches y algunas madrugadas eternas, fueron los que nombro, porque era imposible dejar de oírlo cuando la inspiración le surgía (era lo que se buscaba), y nadie, por supuesto, osaba marcharse. También, y con más enjundia artística y de amistad con Manolo Caracol que yo, fueron mis grandes amigos, Figuras máximas del Toreo, Antonio Chenel “Antoñete”, Paco Camino y Curro Romero, que en esos inviernos fuera de temporada, entre Tentaeros y Tentaeros, vivieron muchos momentos históricos y de arte junto a Él.

Fue un privilegio para mí ser su amigo, especialmente de sus hijas Luisa, Lola (q.e.p.d.) y Manuela, así como de su hijo Enrique (q.e.p.d.), los cuales nos hemos seguido sintiendo como hermanos a través del tiempo. Y también, palpando el cariño de sus nietos.

Para mí, Caracol, con perdón, ha sido el Genio de los Genios. Solo templándose te “destrozaba” los sentires. Tenía una personalidad que te hacía ver y soñar con lo que es el respeto hacia el semejante.
Entrabas en Canasteros y nada mas que apartabas las cortinas, sabías y sentías en la atmósfera y en el ambiente, que Él estaba dentro.
No hacía falta preguntar. Se barruntaba, se respiraba… Se olía su flamencura desde Los Jiménez en Barbierí.

Por favor, a quien no haya conocido a Caracol le recomiendo que vea el vídeo del Romance de Juan de Osuna hasta que se llene de Arte. Es imposible cantar más puro y con más naturalidad. Es Imposible interpretar con tanta verdad y transmitir con sus gestos y su cara lo que está diciendo y sintiendo. Mirad a Arturo como se mete “dentro” de él. Mirad a Melchor con la dulzura que le toca. Como le “sonríe” en los espacios, y como le da óles con la mirada. Y observar su hija Lola, “viviendo” e interpretando a su amante. ¡Óle!

No hay quien mece, acaricie y bese con más amor la melena de su pareja de baile en un escenario. Ni quien “arranque” de unos hombros un mantoncillo ”sin herir”, y se lo coloque sobre los suyos con más arte, más flamenco y con más verdad.

Observad la cara de Melchor cuando le toca Arturo y canta Caracol. ¡Qué felicidad transmite Melchor!. ¡Qué sonrisa de él!. Y eso que le tocaba todos los días y “toda una vida”... Pero es que cada día, Caracol, en su cante, era un Caracol diferente. Nunca era igual su forma de cantar, de interpretar, ni de sentir. Por eso Melchor de Marchena lo observa como a alguien que le están llevando al Cielo de felicidad.

Y a los que no hayan tenido la oportunidad de sentir su pureza en el cante hondo, os recomiendo también el video de la Seguiriya en la que está rodeado de su familia y de amigos, entre ellos el Gran Rafael de León, y de nuevo con la guitarra de Melchor de Marchena (fue una pena para mí el no haber estado ese día. Se me escapó. Cachis…).

¿Se puede cantar mejor? ¿Se puede “sentir” mejor un cante? ¿Se puede transmitir más verdad?. Ah, y por favor, aparte de las caras de todos, mirad de nuevo la felicidad de Melchor de Marchena tocándole. Y al término, con la satisfacción de haber estado tocándole “extasiado”.

Caracol con su cante, era una luz que brillaba a compás de los rayos del Sol y de la Luna.
Después de Él… era mu difícil.

Repito, a mí, templándose, me destrozaba

Quiero resaltar en el recuerdo a mi amigo José Antonio Blázquez por ser el promotor ideólogo del monumento a Caracol en la Alameda de Hércules de Sevilla, junto a Ana María Bueno, a José Luis Bueno y demás autoridades.

Y en el día de hoy, el 50 aniversario de su muerte, agradecerle al Instituto Andaluz del Flamenco, a su Director Cristóbal Ortega y demás Autoridades, la organización de este merecidísimo Homenaje “Caracol en el Recuerdo”

Muchísimas gracias por permitirme intervenir en su recuerdo

(El olvido y la destrucción de la Historia es una locura)

Caracol y mi padre se fueron al Cielo el mismo año
Uno el 24 de febrero y el otro el 15 de mayo
¡Como para olvidarlo!

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