Como era esperable no se produjo fisura alguna y se aprobó la Ley de Amnistía con 178 votos a favor. Nadie falló, se navajean entre ellos, pero la poltrona hay que mantenerla a costa de lo que sea. Desde Ábalos a los cuatro diputados de Podemos prestos a mantener el statu quo.
¡Y cómo no! también mis paisanos, los diputados manchegos, bajo la órbita del vocinglero Page, que lo único que está haciendo es promocionando su candidatura a la Secretaría General ante la previsible caída en desgracia del psicópata. Escuela no le falta como discípulo aventajado del acaudalado Pepe Bono. Otro gran engaño al rebaño para asegurar la supervivencia del PSOE cuando nos libremos de esta lacra. Se trata de transmitir la falsa imagen de que existe un PSOE bueno. Lo triste es que este mensaje igual hasta cala en la parroquia de sus dogmáticos votantes.
Se han escrito ríos de tinta estos últimos meses sobre la amnistía. Las voces críticas resaltando la inconstitucionalidad de esta Ley y a favor las del Gobierno Frankenstein y los partidos que lo sustentan en su calidad de beneficiarios directos del esperpento.
Creo es absurdo perderse en un estéril debate sobre si la ley es constitucional o no. En mi humilde opinión podría tener encaje en nuestro ordenamiento jurídico y en el europeo si cumpliese con la finalidad de toda Amnistía:
lo primero es que los amnistiados pidan perdón por lo delitos cometidos y lo segundo que se comprometan a no reincidir. Es algo elemental en un estado de derecho.
¿Realmente se han dado alguno de estos dos requisitos? Es obvio, que no. Es más, están alardeando de que no cejarán hasta lograr la autodeterminación. Entonces ¿Por qué se otorga a los golpistas separatistas esta gracia? Sencillo: Solo a cambio de sus votos para que el PSOE acaudillado por un psicópata sin escrúpulos alcance el Gobierno habiendo perdido las elecciones. Y en este obsceno proceso se ha revitalizado enormemente a un independentismo que se encontraba en decadencia (el PSOE ganó las últimas elecciones catalanas) y se ha lanzado al estrellado mediático a un prófugo como Puigdemont, lo que, con toda probabilidad le reportará oxígeno y rédito electoral. Y eso tiene un nombre:
Alta traición a la Patria.
A mayor abundamiento se ha aprovechado esta nefasta Ley para retraer sus efectos más de una década amnistiando no solo el golpe de estado, sino también el saqueo sistemático de las arcas públicas y los robos del clan Pujol y sucesores.
Se ha humillado a España y se ha puesto en almoneda su dignidad. Y eso exige una respuesta contundente por parte de lo que queda de sociedad civil y, sobre todo, de la bancada de la derecha. El PP como fuerza mayoritaria en el Senado no puede limitarse a cumplir la legalidad en su tramitación conformándose con retrasar su trámite. Lo que debe hacer es negarse de plano a su tramitación y que salga el sol por Antequera, sin temblarle el pulso de originar un conflicto institucional. Contra este peligroso narciso ya no caben cataplasmas ¿Tendrá el siempre inquietante Feijóo ese ataque de la hoy extinta gallardía española? Permitidme que lo dude. Pero ahí lo dejo.
¡¡Dios salve a España!!
Madrid, 16 de Marzo de 2024
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