En nuestra opinión, con el reglamento en la mano, el presidente hizo lo correcto, pues todos los reglamente que actualmente existen en España (de las comunidades autónomas, Andalucía, País Vasco, Castilla -León, Aragón, Navarra, y el español de 1996) dicen muy claramente que para indultar un toro tiene que ser excelente en todos los tercios de la lidia, y especialmente en el de varas. Leguleyo hizo una pelea en varas muy mediocre, y se le picó muy poco, pero en la muleta Roca Rey le exigió una barbaridad, le apretó por abajo todo lo que se puede y más, y el toro respondió en una faena muy larga, y el toro siempre fue a más.
Como decíamos, con el reglamento en la mano, el presidente estuvo acertado, pero es que los reglamentos actuales tienen muchísimas deficiencias, muchísimos errores que no se adaptan a los tiempos actuales. Según todos los reglamentos en plazas de segunda y tercera no se podrían indultar toros, puesto que solo se da un puyazo, y a veces muy leve, y para ver al toro de verdad en el caballo debe ir varias veces, y no solo una. Hay ocasiones en que el toro no empuja en la primera vara, pero en la segunda o tercera se muestra más bravo, y también toros que se muestran muy bravos en el caballo y luego en la muleta se rajan pronto o al contario, en el caballo no son bravos y en la muleta son excepcionales. Y la realidad es que, como todos sabemos, ya hay ganaderos que en los tentaderos ya no sacan el caballo, porque dicen que lo importante para la tauromaquia de hoy en día es el comportamiento del toro en la muleta, y es verdad que las orejas se cortan con la muleta y la espada. La faena de muleta, al comienzo del toreo a pie, y hasta mucho tiempo después, era prácticamente inexistente, y hoy ha pasado a ser fundamental, por eso ganaderos y toreros valoran, sobre todo, el comportamiento del animal en la muleta. Es decir, que cada vez dan menos importancia al tercio de varas, y con razón, porque con tan rematadamente mal como se pica, en este tercio a la mayoría de los toros en vez de hacerles bien la puya lo que les hace es mal, los estropea. Se puede uno pasar la temporada sin ver una puya puesta en su sitio, ya que alrededor del 95 % de los puyazos caen traseros y/o bajos, es decir en la cruz, más atrás o en la paletilla, que es donde más lesionan la articulación de la paletilla con la columna dorsal, por lo que alteran la movilidad del toro, y por ende su forma de embestir, según muy expertos veterinarios como, Luis F. Barona, Antonio E. Cuesta, José L. Prieto Garrido. Pienso que es un tercio llamado a desaparecer más pronto que tarde, si sigue haciéndose como se hace, y me temo que va a seguir así o peor.
Por lo que se refiere al toro Leguleyo, estamos seguros de que cualquier ganadero se lo hubiese llevado para echarlo a sus vacas. En definitiva, que el toro fue excepcional, de los más importantes que veremos en toda la temporada, que merecía con creces ser indultado y volver a la dehesa para padrear, y que los reglamentos actuales tienen tantas deficiencias que habrá que corregirlas con urgencia si queremos adecuarlos a la tauromaquia actual, que ni es la del siglo XVIII o XIX, ni siquiera la de hace 70 años. Andalucía está haciendo un nuevo reglamento que pretende sea para toda España, cosa que vemos difícil de aceptar por las Autonomías, pues todos los políticos quieren tener su protagonismo.
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