El NOM ralentiza su imposición climática / por Luis Ibáñez

 

El NOM ralentiza su imposición climática

Luis Ibáñez

Acaba de publicarse la carta anual que Larry Fink, CEO de BlackRock, dirige anualmente a sus inversores y a directivos expresando su visión sobre la situación coyuntural y marcando las estrategias a seguir en el futuro. Si este directivo, preboste del más poderoso brazo financiero del NOM, no es el Oráculo de Delfos, se le parece mucho. Su influencia con más de 10 billones de dólares en activos en todas las grandes empresas cotizadas de Occidente le otorgan un poder inconmensurable. Un poder que les permite poner y quitar gobiernos. Es quizás el gran gurú visible en Davos y otros foros impulsores del 'grand reset', en los que se dilucida la ruta política a seguir por los diferentes dirigentes gubernamentales, que no dejan de ser sus simples empleados.

Destaca tres puntos capitales: el futuro de las pensiones agravado por la desfavorable pirámide demográfica y el tremendo endeudamiento de los estados (con USA a la cabeza), el impacto de la "nueva religión climática" (que ellos han impuesto con su suicida Agenda 2030) y, por último, dejando caer habrá que ir a una asociación privada con los gobiernos para las futuras necesidades de grandes infraestructuras que estos últimos no podrán abordar por la mala situación de sus cuentas públicas. 

El primer y tercer punto creo no necesitan mayor explicación. Es claro que los actuales sistemas de pensiones si no se hacen serias y profundas reformas acabarán colapsando. Un asunto que ningún gobierno se atreve a abordar por su dificultad y la importancia que tiene el voto de los pensionistas. Se hacen pequeñas reformas para ir tirando y el que venga detrás que lo arregle.

En el tercero simplemente marca la pauta. BlackRock se va posicionando para ser socio de los gobiernos endeudados hasta las cejas para 'joint venture' en grandes proyectos de infraestructuras. Ven en este sector una oportunidad de negocio. ¿Estarán pensando en la reconstrucción de Ucrania?

Pero, a mi juicio, lo que más llama la atención de su carta anual es que se puede leer un mensaje subliminal de que van a tener una postura más 'dovish' en la hoja de ruta de su pacto verde. Cita su abandono de las siglas ESG (inversión socialmente responsable). Decisión a la que no habrá sido ajena la presión de las petroleras de Texas, la industria del motor y el malestar creciente de la ciudadanía europea viendo sus efectos adversos sobre sus economías. 

Los agricultores solo han sido la vanguardia de un movimiento que se puede desatar en cualquier momento. 

Y también a que en las elecciones europeas ya en ciernes pueda surgir una mayoría menos obediente y escéptica con las políticas serviles de Ursula von der Leyen y José Borrell. Amén si fracasan los intentos por quitar de enmedio al díscolo Trump. Estos personajes del NOM no dan puntada sin hilo.

Es sorprendente que su misiva omita una mínima referencia a la necesidad de ir con urgencia a un proceso de paz en Ucrania. Eso no se lo han incluido los jefes en el guión. 

Posiblemente cuanto dice Larry Fink respecto a la agenda climática no es más que un mero movimiento táctico. Pero bueno es tengan que rectificar. No en vano los tibios hace meses que no se ponen el pin multicolor woke.

A ver si tiene razón Irene González como dice en su último artículo y "al final triunfa la Verdad".

¡¡Dios salve a Occidente!!