Ayer, sin ir más lejos, pudimos ver en Valencia que existen otro tipo de toros que, aún teniendo procedencia Domecq, nada tienen que ver con la “casa madre”. Como digo, un toro de Fuente Ymbro nos emocionó por completo pese a que no fue el toro soñado, pero sí tuvo la suficiente casta y motor para que los que vimos su lidia quedásemos muy contentos; pero esos toros no los quieren las figuras porque, como es natural y lógico, tienen casta, justamente, el argumento del que huyen los que más cobran del escalafón; pero siguen quejándose del mal juego que dan los toros que lidian. ¿Por qué no cambian de estrategia, en este caso de ganaderías? Está clarísimo, se le echa la culpa al toro por su falta de fuerzas, por su borreguez y todos contentos; todos menos los aficionados que pagan que salen de las plazas acordándose de los familiares del ganadero y, por supuesto de los toreros.
Otro toro de ayer en el coso de la calle de Játiva fue el de Luis Algarra que, sin ser un animal de bandera si tuvo la casta y bravura suficiente para que se emocionaran los aficionados. Pero, como explico, esas divisas están vetadas por todos aquellos que, por lógica, podían lidiar dichos animales sin despeinarse, pero ellos se empeñan en todo lo contrario, seguramente porque podría darse el caso que algún que otro día tendrían que despeinarse. Mal hemos empezado porque como hemos podido saber, el mal es endémico porque, por desgracia no es otro que lidiar siempre lo mismo, a la espera de que salgan un par de animalitos santificados para hacer el toreo de salón ante un torito desvalido y sin fuerzas.
Mucha lectura hemos podido sacar del espectáculo de ayer en el coso de Monleón, incluso para analizar el comportamiento del toro de Victorino Martín que, en honor a la verdad, nos engañó a todos, de ahí que nadie sepa de toros. Creíamos, tras ver los primeros tercios que el toro podría valer y, de repente, cuando Román cogió la muleta, en el acto entendimos que el diestro tenía frente a sí una auténtica alimaña. Por cierto, hacía años que no salía un toro tan tobillero como el citado. Verdad es que, con un animal como el reseñado entendemos que, por lógica, las figuras no quieren saber nada del ganadero de Galapagar. Y eso que fue solo un toro que, en honor a la verdad es la excepción de la ganadería en los momentos actuales. No quiero ni pensar qué ocurriría si en cada corrida le saliera a Victorino un par de Alimañas, igual, hasta Manolo Escribano se lo pensaba, dicho en metáfora, claro está.
En la variedad está el gusto, algo que los que lideran el escalafón le suena a cuento chino. ¿Para qué vamos a cambiar si con lo actual nos va de maravilla? Piensan los protagonistas de la parodia pero, como ha quedado explicado, toros con casta y bravura los sigue habiendo en el campo, que se lo pregunten a Luis Uranga pese a que, el toro que lidió ayer no dio el fruto apetecido pero, si de Francia hablamos, el ganadero vasco tiene muchos partidarios debido al gran triunfo de sus toros en el país galo.
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