Un canto a las virtudes del pueblo caló en el Pregón de Juan Miguel Núñez Batlles
"..La inigualable oración de la doctrina gitana, que, sustentada en un credo que no admite interpretaciones, viene de un culto que alimenta la misma historia por el más absoluto respeto a la tradición. Todo es heredado en el pueblo caló, las formas y las fórmulas. Respetadísimas costumbres que van de generación en generación.."
LOS GITANOS DE VERA, SU CRISTO CAUTIVO Y SU VIRGEN DE LA PUREZA
NO CABE MÁS PARA MEJORES SENTIMIENTOS
Inigualable para mí la Semana Santa de este año 2024, por dos razones: haber tenido la oportunidad de contarla, o casi, casi cantarla, con voz de pregonero; y que ese Pregón ha sido por encargo de los Gitanos, mis primos. Y además, en Vera.
No cabe más para mejores sentimientos.
Pues cómo he gozado haciendo frases para tratar de enaltecer sensaciones y virtudes de mis gitanos. Oraciones gramaticales de sujeto, verbo y complemento, que, tamizadas en el corazón, se hicieron hermosos y muy sentidos rezos. Preces de una gran espiritualidad. La inigualable oración de la doctrina gitana, que, sustentada en un credo que no admite interpretaciones, viene de un culto que alimenta la misma historia por el más absoluto respeto a la tradición. Todo es heredado en el pueblo caló, las formas y las fórmulas. Respetadísimas costumbres que van de generación en generación. Lo más clásico y ortodoxo, también lo más noble e inmaculado, es lo que adorna al amor y el misticismo de los gitanos.
Así, me pregunto ahora, cómo pude sentirme en las vísperas, cuando uno de ellos, el notable Lois me dijo que me habían elegido "por ser el payo más gitano; o todavía más, el gitano más payo". Entonces no me quedó otra que entregarme.
Lo acepté por ser payo de condición, sí, pero también gitano de devoción. En todos los casos, gitano de sentimiento.
Qué manera de ir y volver entre la pureza castellana y el virtuosismo caló. Y ahí quedó mi verdadera condición para comprometerme en reivindicaciones de principios y creencias cristianas del pueblo gitano. Aproveché de hecho la eminente presencia y presidencia del Párroco, don Jesús, para recomendar al alto clero que tras estos 8 ó 9 años de impecable y ejemplar Mayorodomía ya es tiempo de darle los honores de Cofradía, o Hermandad.
Un apartado para algo tan personal y muy sentido como la memoria de mis queridísimos padres, maestros en la más noble acepción de la palabra, que siempre intentaron corresponder al pueblo gitano con tanto amor recibido, entregándoles también el suyo en la educación de sus hijos. ¡Cómo se quisieron mis padres y los Gitanos!
Poemas para la inocencia y sencillez del niño, gitanito, que, asombrado y dolorido de ver al Cautivo atado, grita en tierno susurro: "¡quitadle ya esas cadenas!"
Y detrás, arrastrando sus penas por el Hijo al que condenan, viene la más dolorosa imagen que figurarse uno pueda: la Pureza, símbolo de la virtud más preciada de las gitanas.
En la tarde-noche del Miércoles Santo, Vera ciñe en torno a estas dos imágenes su mantilla semanasantera, negra, entre cirios y saetas.
Y una mirada al Cielo para acercar la estampa de dos Mártires gitanos, "El Pelé" y "La Canastera", que con su vida de fe, y su muerte por la fe, nos han demostrado que Cristo está presente en todos los pueblos y en todas las razas. Y que la santidad puede nacer en todas partes.
Congoja y júbilo a la vez en la espontaneidad que preside el final de la Estación de Penitencia de los Gitanos, en la madrugada del miércoles al jueves. Una exótica dualidad que define el carácter de esta Comunidad, entre la alegría y el lamento, cuando la ceremonia de la Procesión, en su final, se vuelve absolutamente popular. La explosión cuando de pronto se paran todos los relojes para que gitanos y gitanas procesionen ya sin reglas, en su Barrio de San Antón. Después de haber recorrido las calles de Vera con suma formalidad. Ahora toca hablarle de tú al Cristo y a su Madre con un hermoso poemario de cantes, incluso de bailes.
Naturalmente, la saeta ha ido por delante en plazas y balcones, pero ya empiezan a moverse con otros finales por bulerías, tangos, tientos y soleás. Rimas y danzas que muestran las verdaderas raíces cristianas del pueblo gitano. Y un grito unánime, su alabanza preferida que pide Salud y Libertad. Sastipén Tali.
Fotografías: Andy Loya
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