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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 12 de marzo de 2024

¿Conoces al torero de la boda? / por Ricardo Díaz-Manresa


"..Juan Ortega era un torero de ferias, con mucha calidad, pero que no había explotado y desde luego sólo lo conocía la afición. Fue dejar abandonada a una novia, y empezar el pueblo a querer conocerlo que hasta se hizo popular.."

¿Conoces al torero de la boda?

Ricardo Díaz-Manresa
Burladero/10 de marzo de 2024
Ya dejó de hablar Juan Ortega. Tanto bla, bla, bla para ná de ná. Y los basureros. Tantos minutos de programas de los basureros televisivos para no informar y sólo hacer como las porteras chismosas de antaño, que éstas al menos conocían a los vecinos y sabían de lo que hablaban.

Apareció el torero en el programa de Carlos Herrera para decir las cuatro cosas lógicas dentro del momento inoportuno de la suspensión de la boda. Y las chismosas basureras se callaron la boca y el torero en Valdemorillo, en su primera en España tras la espantá, triunfó.

Y parecía un tema acabado, pero no. Anunciado en las ferias que abren la temporada, en todas, suscita el interés de los jóvenes de ambos sexos. ¿Por que les interesa verlo torear? ¿O simplemente verlo en la plaza, vestido de luces y saber cómo es su cara?

Un conocido mío, joven y relaciones públicas de locales de ocio importantes de Madrid, con trato con muchísima gente, joven sobre todo, me cuenta: esa gente sabe que soy aficionado a los toros y me hace esta pregunta tan curiosa : ¿Conoces al torero de la boda?. No preguntan por el de la no boda, sino por el que no se casó y dio la espantá pero puso su boda en boca de todos y, desde luego, en muchísimos medios informativos.

Y, si lo conoces, cuéntame cosas de la vida de Juan Ortega y de su personalidad. Y, si no lo conoces, seguiré preguntando en otra parte. Como otros preguntan cómo va la venta de las corridas del torero de la boda no boda. De San Isidro, por ejemplo.

Toda esta historia es una prueba de lo que es la sociedad de hoy. Juan Ortega era un torero de ferias, con mucha calidad, pero que no había explotado y desde luego sólo lo conocía la afición. Fue dejar abandonada a una novia, y empezar el pueblo a querer conocerlo que hasta se hizo popular. En las redes se puso de los primeros porque muchísimos españoles querían saber su historia y los “informadores” del micro lo buscaban porque perseguirlo no podían porque no se dejaba ver. Incluso había ofrecimientos de dinero para el que les diera alguna pista.

Y paralelamente la familia de la novia y la propia novia se mantuvieron en un muy discreto y más que elegante y ejemplar silencio para algo que era de su intimidad.

Y ahora vienen los de la pregunta “¿Conoces al torero de la boda?” y, para conocerlo, tendrán que ir a la plaza.

Y esos curiosos ¿estarán a su favor o en su contra?

Y los aficionados ¿serán más duros o indulgentes con él?

En lógica aplastante, lo único que se debería tener en cuenta es su actuación en los ruedos.

Pero vaya a pedirle a esta sociedad, desnortada, caprichosa e ilógica, que se comporte con equilibrio y sensatez. Esta es la reacción ante un caso diferente.

Y para mí punto y final al caso. Ni una palabra más.

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