Castellón. Sábado 9 de marzo. Quinto festejo de la Feria de la Magdalena. Más de dos tercios de entrada. Toros de Domingo Hernández; Álvaro Núñez -1º y 5º-, mal presentados, mansos, descastados y por supuesto nadie pondría las manos al fuego por sus cornamentas.
Morante de la Puebla: Silencio y bronca.
Juan Ortega: Ovación y ovación.
Pablo Aguado: Ovación y silencio tras aviso.
Llegó Morante de la Puebla y el encierro fue impresentable, al margen de que por proceder de ganaderías comerciales la mansedumbre estuvo al tope y el festejo se desestimó por la audiencia que a duras penas llegó a los dos tercios de aforo. Claro que, Pablo Aguado, ni chistó porque para su supuesto arte -como le ocurre a Morante- requieren de los animalitos a los que el público ha llamado bobitoros de muy cómoda cornamenta y más cómoda presencia. Al que se desperdicia es a, Juan Ortega, quien puede con el toro bravo y se insiste en ponerle estos animalillos que no sirven para mucho.
La prensa corrupta puede justificar la pésima actuación de, Morante, ante los adefesios que tuvo frente a él; sí adefesios que sus veedores le preparan para que salga hacer sus monerías, y cuando no las puede hacer, un teatrito indecente y a otra cosa sin que se inmute; a pesar de que le proteste y con sobrado argumento el público, en la realidad se observa que no le interesa. Si le interesara no lo haría habitualmente.
Juan Ortega es el caso de un torero interesante y que brilla cuando se le enfrenta al toro en plenitud, pero se ha insistido encasillarlo en el grupillo de los toreros supuestamente artista que sólo pueden hacer algo más o menos relevante con el bobitoro; y Juan tiene todos los argumentos para crear serias obras de arte con el toro bravo y encastado.
Sí estuvo muy bien con su primero lanceando con pulcritud flexionando la pierna, para luego dar paso a verónicas que le resultaron correctas. La faena tuvo un inicio prometedor con algunos naturales que entusiasmaron al público con trincherillas que dijeron más.
Ya con la derecha la faena resultó interesante aunque para dar mayor relevancia a lo realizado siempre hará falta el toro bien presentado además de encastado y bravo. Por la izquierda no hubo mayor importancia y más porque la muleta era alcanzada. Estuvo oficiando mal con el acero y todo quedó en el intento.
Como en las buenas intenciones quedó la faena de Juan con su pésimo segundo toro.
Pablo Aguado es el caso de un torero que le falta mayor argumento para consolidar una faena de grandes alcances arquitectónicos. No basta con torear bonito a los animalillos borregunos. Cuando los toros le complican su falta de aguante y poder le hace desistir. Con el sumiso tercero lanceó correctamente y se lució con las chicuelinas. Rodilla en tierra fue el inicio de su faena, para consumar una faena pulcra al obedientísimo animalillo. Al final no ofició bien con el acero.
Nada hizo con el sexto, no fue de ninguna bondad borreguna y cuando esto ocurre, desiste.
9 de Marzo de 2024
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