Bravo en el caballo y en banderillas, quiso a todo el cuarto pero sin las calidades tan templadas del primero. Bizco, fue el de más volumen de los seis. Para el primero se pidió sin éxito la vuelta al ruedo. El cuarto fue ovacionado en el arrastre. Tampoco con él se inspiró El Fandi, empeñoso, puesto sin apostar, facilón en apariencia, tan seguro con la espada como suele y menos aparatoso en banderillas de lo que acostumbra.
La palma se la llevó el quinto de la tarde. Un toro estrecho, lustroso y esbelto, cuello largo y elástico, muy astifino, el más armado de la corrida. Toro con plaza. Puro Jandilla. Descolgó de salida -buenos lances de Fernando Adrián al recogerlo- y se empleó en el caballo con bravo estilo. Lo picó muy bien Alberto Sandoval. Puyazo de horma. Pareció resentirse el toro. Falsa alarma. Claros, serios y francos sus ataques en banderillas. Y entrega chispeante, una primera gota de temperamento, en la muleta.
Bien colocado, decidido y encajado, Adrián le bajó la mano en el comienzo mismo de faena, cuando más pesaba el toro. Ese fue detalle clave. Tanto como no perderle pasos y vaciar los viajes sin un solo enganchón. Faena ligada, armada en un solo terreno -entre rayas, paralela a tablas-, de dibujo desigual, pero acertadas soluciones, tandas breves y raudas, postura ligeramente impostada. Embestidas emocionantes, un pinchazo y una apurada estocada desprendida. Toro ovacionado en el arrastre. No tanto como el primero. Los dos toros del lote de El Fandi se llevaron las orejas puestas al desolladero. Este quinto, Boticario, solo una.
El lote de Adrián fue el de más viveza. Es decir, relevancia, importancia. Además del estilo del gran quinto, contó el fondo bravo del segundo, que se empleó en el caballo, arreó en banderillas y se vino arriba en la muleta. Cogido en un primer alarde de toreo de rodillas en la apertura de faena, Adrián no terminó de acoplarse. Sorprendido por los ataques del toro, apenas metido en el engaño, un punto pegajoso. Los pases cambiados por alto intercalados llegaron a la gente más que el resto del trabajo. Una estocada ladeada bastó.
Los dos toros de Ginés Marín protestaron, se blandearon y dolieron en el caballo. De hechuras dispares, los que más de la corrida, aunque reunidos en el mismo lote. Muy desganado el sexto, gacho, de apoyos irregulares, aguantó vivo una kilométrica faena -un aviso antes de la igualada- y recorrió mucha plaza, casi entera, de tanda en tanda. En ella se vieron los muletazos más canónicos de toda la tarde. La estocada con que lo tumbó Ginés fue también la de mejor ejecución. Huido, el tercero metió la cara cuando Ginés abrió faena en su querencia. Un cambio de estrategia y terrenos no convino al toro. Los cortes de fluido y los paseos periféricos no ayudaron. Estocada trasera. Un mundo antes de armarse con el verduguillo.
FICHA DE LA CORRIDA
Castellón: 3ª de feria. 3.000 almas. Soleado, templado. Dos horas y media de función. Seis toros de Hermanos García Jiménez (Matilla).
El Fandi, silencio tras aviso y vuelta al ruedo.
Fernando Adrián, oreja tras aviso y oreja.
Ginés Marín, saludos tras aviso y oreja tras aviso.
Alberto Sandoval picó muy bien al quinto.
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