Rafael Ortega:
"Realizar la suerte de matar no me ha impresionado nunca. Es la que he realizado más a gusto, la que he visto más fácil. Para mí, lo más importante de todo es buscar el sitio para matarlo, porque cada toro tiene el suyo. Si de verdad se quiere matar a un toro, la vista tiene que estar puesta en el morrillo, no en los pitones. Y luego hacer bien los tres tiempos. La mano derecha es la que de verdad mata, porque al toro se le mata con la muleta y él solo se entierra toda la espada. Pero para eso hay que llevarlo muy toreado". (En "Por la puerta grande", Ediciones Marte.)
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