El maestro sevillano borda el toreo en la actuación más completa de su temporada pero pierde los trofeos con el descabello; Morante se gusta y Cayetano cuaja al sexto de Núñez del Cuvillo
La tauromaquia necesita hoy un torero como Pepe Luis. Porque es capaz de convertir la fragilidad en exquisita pureza, las dudas en torería infinita y el esfuerzo que se hace en la cara del toro en una naturalidad inigualable. Pepe Luis Vázquez ayer regaló una obra para el recuerdo. El milagro que sus partidarios seguían esperando con la llama de la ilusión encendida.
La tauromaquia necesita hoy un torero como Pepe Luis. Porque es capaz de convertir la fragilidad en exquisita pureza, las dudas en torería infinita y el esfuerzo que se hace en la cara del toro en una naturalidad inigualable. Pepe Luis Vázquez ayer regaló una obra para el recuerdo. El milagro que sus partidarios seguían esperando con la llama de la ilusión encendida. Pepe Luis recibió con clásicas verónicas al noble primero de Núñez del Cuvillo. La delicadeza en el brindis al público desde el tercio, como tímido y sentido a la vez, y esa fina colocación de la montera sobre el estribo dejó entrever la sensibilidad del maestro. El inicio no pudo ser más torero. La confianza surgió desde que vio colocar la cara al jobonero de Cuvillo. Pocas tardes el toreo no sigue un guión establecido. Pepe Luis no entiende de pautas, ni de estructuras, sólo de sentimientos y de verdad. El toreo necesita esa muleta plana que embarca naturales de seda. La suavidad, el ajuste, la elegancia y el ritmo de unas muñecas de oro.
Pepe Luis Vázquez ejecutando un hondo derechazo al toro de Cuvillo ARJONA | LANCES DE FUTURO
El cuarto mostró debilidad en los primero tercios. Pepe Luis Vázquez desató la locura en una faena que superó con creces sus clásicos detalles. De nuevo surgió la naturalidad para hilvanar unos ajustados derechazos que remató con personalísimos cambios de mano. La esencia que acompañó todo lo que hizo eclipsó a la Orquesta Sinfónica de Atarfe que amenizó la corrida. A su compás se sumó la torería en los desplantes mirando por encima de la hombrera los pitones y las garbosas salidas de la cara del toro. El descabello no pudo empañar la huella de torería que dejó Pepe Luis en el corazón de Granada. Dos vueltas al ruedo como reconocimiento a una forma de entender el toreo. Un concepto de otra época que está por encima de modas. Porque la tauromaquia de Pepe Luis es eterna.
Morante de la Puebla en un sentido brindis a Pepe Luis ARJONA | LANCES DE FUTURO
Morante cortó una oreja al buen segundo que se rajó pronto en una bella faena y abrevió con el débil quinto. Cayetano aprovechó la transmisión del sexto en una obra de raza y clase a partes iguales. Los mejores momentos llegaron con el empaque de su mano derecha, ante su primer oponente sólo pudo dejar detalles por su falta de entrega en la embestida. Las 8.000 personas que vivieron la emoción del toreo jamás olvidarán este Corpus. Un grupo de jóvenes cogió en volandas al maestro que se zafó antes de cruzar el umbral de la puerta grande para saludar una ovación desde los medios.
- NÚÑEZ DEL CUVILLO | Pepe Luis Vázquez, Morante de la Puebla y Cayetano
Plaza de toros de Granada. Jueves, 15 de junio de 2017. Primera corrida de la Feria del Corpus. Media entrada. Toros de Núñez del Cuvillo. Justos de presentación y con posibilidades en su conjunto.
Pepe Luis Vázquez, de verde botella y oro. Estocada contraria y tres descabellos (vuelta al ruedo). En el cuarto, estocada y cuatro descabellos. Aviso (vuelta al ruedo).
Morante de la Puebla, de mandarina y azabache. Media estocada en todo lo alto (oreja). En el quinto, pinchazo y estocada (pitos).
Cayetano, de azul rey y azabache. Tres pinchazos, el último de ellos hondo (silencio). En el sexto, (oreja con fuerte petición de la segunda).
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GALERÍA FOTOGRÁFICA
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