El último motivo (o el primero) por el cual creo que Cristiano se quedará es porque en el Real Madrid está rodeado de los mejores, que juegan para él, y porque tiene sentado en el banquillo a un entrenador que le dosifica y que le lleva entre algodones: aquí tiene garantizado un proyecto deportivo ganador y hecho a su medida...
CR7 y el color de la fumata
Juan Manuel Rodríguez
Cristiano Ronaldo se va a quedar en el Real Madrid por varios motivos esenciales: en primer lugar porque hace muy poco que amplió su contrato hasta 2021 y no creo que ningún club de élite (United, PSG, City...) pueda garantizarle sinceramente que vaya a quedarse hasta los 36 años; en segundo lugar porque, desde el punto de vista económico, la operación sería complejísima y arriesgadísima incluso para cualquiera de los clubes anteriormente citados, que tienen el dinero por castigo: Cristiano cobra entorno a los 421.000 euros semanales y ahora mismo es el futbolista mejor pagado de Europa, por encima de Leo Messi; tercero porque sus ingresos publicitarios quedarían inevitablemente afectados: con la empresa estadounidense Nike firmó un "contrato de por vida" que, si nos fiamos de los ingresos de LeBron James, podría reportarle unos beneficios de 1.000 millones de dólares.
El último motivo (o el primero) por el cual creo que Cristiano se quedará es porque en el Real Madrid está rodeado de los mejores, que juegan para él, y porque tiene sentado en el banquillo a un entrenador que le dosifica y que le lleva entre algodones: aquí tiene garantizado un proyecto deportivo ganador y hecho a su medida, conoce a sus compañeros y ellos le conocen a él y se ha reencontrado gracias a Zidane pero en cualquier otro sitio tendría que volver a remar desde el principio y su nuevo entrenador (ya fuera Mourinho, Guardiola o Emery) querría exprimirle lógicamente todo el jugo: se acabaría el descanso en los partidos menos importantes porque habría que "exhibir" a la estrella, que tendría a su vez que demostrar a santo de qué tanto revuelo y una inversión tan descomunal. La otra opción es China.
A medida que van pasando los días voy llegando a la conclusión de que a Jorge Mendes se le ha ido el asunto de las manos. No sé qué pretendían él o Cristiano con semejante revuelo pero ya tendrían que conocer a estas alturas que Florentino Pérez no es José María Bartomeu y que el Real Madrid no funciona como el Barça. Tras su séptima renovación en 9 años firmada hace poco, el contrato de Messi siguió durando hasta 2018 y continuó teniendo la misma cláusula de rescisión de 250 millones pero, sin embargo, pasó a cobrar entre 20 y 22 millones anuales más otros 6 por objetivos; y es curioso porque el montante total de esa mejora económica coincidía aproximadamente con lo que el argentino debía pagar a Hacienda. Pero, insisto, ni Florentino es Bartomeu ni el Madrid es el Barça.
Cristiano seguirá aquí, en el Real Madrid. Es verdad que la noticia de una posible marcha de CR7 no ha inquietado excesivamente al madridismo. Y, sin embargo, está siendo convenientemente alimentada por aquellos que, hasta el pasado viernes, seguían insistiendo en que el portugués era un ex futbolista que ya no se iba de nadie. Paradójicamente, el madridismo no está preocupado mientras que los antimadridistas tienen sueños húmedos con la posibilidad de que Cristiano regrese a Manchester, cuanto más lejos mejor. Es más, me juego pajaritos contra corderos a que si finalmente recalara en el United, CR7 volvería a ser de repente el mejor como por arte de magia. Dentro de unos años nos reiremos de esto pero no parece ni lógico ni normal que Martín Liberman haya tenido el privilegio de conocer de primera mano qué piensa Cristiano mientras que los socios del Madrid, que son sus empleadores, tengan que seguir esperando el color de la fumata.
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