- Con motivo de la muerte del amigo y matador de toros Gregorio Sánchez, reproducimos un magnífico artículo publicado en este medio en Mayo de 2011. Su autor, otro entrañable amigo que también nos dejó, Aquilino Sánchez Nodal, un gran aficionado, paladín de la cultura del toro, que también se vio inmerso en el mundo empresaria ltaurino.
“Vengo dispuesto a barrer toda la bisutería que empobrece la Fiesta, a torear con el matador que me echen y todo lo que salga por los chiqueros. Creo que soy el mejor torero en activo con el capote”.
HOMENAJE AL HACEDOR DE TOREROS
Aquilino Sánchez Nodal
Madrid, 3 de mayo de 2011
“Vengo dispuesto a barrer toda la bisutería que empobrece la Fiesta, a torear con el matador que me echen y todo lo que salga por los chiqueros. Creo que soy el mejor torero en activo con el capote”.
La temporada de 1.958 no había dado comienzo en España pero Gregorio Sánchez desafiaba sin rubor al sistema, a los toreros y los vividores que siempre perjudican y defraudan sin conciencia ni interés que el suyo propio. Una entrevista con tintes personales y profesionales se publica el día 17 de Febrero de 1.958. Gregorio era el “anunciador” de la llegada de otro rebelde del toreo, Manuel Benítez “El Cordobés”, con quien compartiría carteles en su última temporada.
“Soy nacido en un pueblo de la provincia de Toledo, Santa Olalla hace treinta y un años. Antes de ser lanzado tuve que luchar con garras de tigre para abrirme camino en la vida. Trabajé en las labores del campo, de soldador y albañil. No había en aquellas profesiones ni fortuna ni futuro por lo que decidí jugarme la vida en el toro. Abandoné todo y me eche a los campos acompañado de miseria, desesperación y deseos de cambiar mi destino. Pueblos, plazas de carros, talanqueras imposibles, peligrosos “capeos” con toracos asesinos ya toreados o corridos por las calles. Era un camino sin final hasta que me ofrecieron ir de sobresaliente, en 1.947, con veinte años, a una novillada en Cadalso de los Vidrios. Comencé a intervenir en novilladas con toros más gordos que los que torearía con caballos. Luego llegó Madrid, el día 8 de Agosto de 1.954, no se como lo consiguió mi apoderado el señor Romero pero estaba anunciado para matar dos novillos de Rodríguez Santana con otros dos aprendices, Luis Díaz y José Rivas. Ya contaba con veintisiete años, no era ningún chaval. No resultó un sonado triunfo ni corté una oreja pero algo haría bien cuando me repitió la empresa al domingo siguiente. Me barruntaba que gustaba al público de Madrid, quizás porque encontraban un cierto parecido físico y en mis formas con Domingo Ortega pero yo no lo creía, no imitaba a nadie, toreo como soy sin fijarme en otro. Admiro a los toreros que han comenzado como yo, desde el sacrificio y las rastrojeras de los pueblos, Rafael Llorente, “Chicuelo II” o el mismo Domingo Ortega, forjados a sangre y fuego igual que yo. Hay muchos toreros que podrían haber sido profesores de música y son matadores sin haberse despeinado. Nunca he despreciado mis raíces, la tierra me ha parido castellano y torear como se destripan los terrones con dureza, arte, sencillez y el sudor de la frente. Por muchos millones que llegue a ganar con el toro nunca olvidaré las madrugadas a las cinco de la mañana cuando mi hermano me decía: -“Gregorio, hala, a dar de beber al “ganao” que hoy tenemos mucho tajo”. Cuando mi presentación en Madrid ya me había venido a vivir a la capital a trabajar de albañil, fue en 1.945. Nunca regresé para quedarme en Santa Olalla. Mi mayor ilusión era ganar lo suficiente para poder comprarme una de las casas que ayudé a levantar. ¡Mira que torear se me da bien, pero mejor poner ladrillos! … Y eso que había que sobrevivir a los inviernos y a la falta de “pienso” aunque había que tener más hambre de toros que de cocido para decidirse a entrar en lucha y disputar el terreno a las figuras. Muchos de aquellos toreros se habían hecho como yo y no se dejaban quitar un garbanzo. Mi alternativa fue en Sevilla de manos de Antonio Bienvenida, el 1 de Abril de 1.956, con Joselito Huerta de testigo y toros de don Joaquín Buendía. Por cierto, al pasar de muleta al de la ceremonia, me cogió de forma grave por la espalda. Ese año, el 14 de Mayo confirme con César Girón de padrino y astados de don Antonio Pérez, Alfonso Merino fue testigo. En mi carrera me he medido a todos los matadores y si era posible en la plaza de Madrid como dicen que hacían los toreros antiguos. Soy partidario de eliminar los sorteos en las corridas de toros. Creo que es una ventaja para los que más torean y una humillación para los modestos que no los queda más remedio que tragar, no es aconsejable para la igualdad de oportunidades. También se debe despreciar todo lo que empobrece la Fiesta, está a su alrededor y oscurece la pureza del toreo. Comprendería que algún matador prefabricado se moleste al leer esto … ¡Que piensen lo que quieran! Los que son toreros de verdad y se han dejado la piel para serlo y los ha costado mucho trabajo abrirse camino seguro que piensan como que yo y lo verán con agrado”.
En la temporada de 1.962 dejaron de pasar las vacas gordas para Gregorio Sánchez y no volvieron, como no vuelve el tesoro de la juventud. El año 1.969, Gregorio Sánchez toreó 14 corridas de toros casi todas con Manuel Benítez. …. Lo demás hasta el homenaje, es conocido por todos los aficionados españoles, la Escuela, los apoderamientos, sus charlas, los berrinches y la añoranza de un pasado imperfecto lleno de triunfos y amigos. Quizás el apelativo más correcto para Gregorio Sánchez sea el de “hacedor” de toreros que aseguren el futuro a la Fiesta Eterna.
Escuela de Tauromaquia "Marcial Lalanda" de Madrid
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