'..La gente pita a Vinicius porque está viendo a Sterling y no solo a Sterling, a Sterling retozando en la playa virgen y en la arena blanca con Marta Sánchez, cuando era más que Sydney Sweeney..'
El origen del problema Vinicius
Hughes
Al gran futbolista Vinicius le rodea la polémica. La última tiene que ver con sus gestos hacia Xabi Alonso al ser sustituido. Aunque uno sea muy de Vinicius, no se puede negar que despierta irritación entre los aficionados. A mucha gente, por el motivo que sea, le cae mal, muy mal.
Yo en mi modestia le he dado algunas vueltas a la cuestión. ¿Qué sucede con este deportista? Es ahora cuando he comprendido el motivo de tanta inquina.
Fue viendo un reportaje en televisión sobre los paparazzi, los fotógrafos del corazón. Hablaban de las sonadas portadas de Marta Sánchez; una, la famosa de Interviú, cuando ella nos homologó a la Europa de Sabrina y Samantha Fox; otra, menos recordada, cuando la pillaron en una isla paradisíaca con un nuevo amor, o quizás ilusión, el batería Sterling, de infausto recuerdo.
Para empezar, no entendíamos entonces esa obsesión con los baterías cuando nosotros al que admirábamos era a Mark Knopfler, porque otro novio suyo fue Juan Tarodo (q. e. p. d.), batería de Olé Olé, pero Sterling Campbell, que así se llamaba, era de Durán Durán, un inglés, y sentimos que en su apogeo se llevaba a Marta Sánchez, que nos la arrebataba.
¿Por qué Sterling y no otro? nos preguntábamos, intentando comprender al mito erótico.
Sterling y su exotismo arrebatador quedó como un elemento de nuestra educación sentimental y de esos años, un poco como el Tour que perdió Perico.
Casi estaba olvidado y ahora apareció intensísimo su recuerdo porque, si uno se fija, incluso sin fijarse mucho, ¿a quién se parece Sterling? A Vinicius, ¡Sterling es Vinicius! ¡Vinicius es Sterling!
¡Ahí está!
Vinicius no está cayendo mal por antimadridismo, ni por madridismo, ni por racismo sino porque en el fondo nos recuerda a Sterling. Lo otro son excipientes. Cuando se encara, o regatea, o protesta, o baila, no es Vinicius, es Sterling, y está hurgando en el inconsciente colectivo y pop, tocando, sin darnos cuenta, una tecla muy sensible.
Sentimos que de fondo hay alguien que nos amenaza, que nos recuerda nuestra debilidad, nuestra insuficiencia, que nos arrebata lo que más deseamos sumiéndonos en la más honda frustración… La gente pita a Vinicius porque está viendo a Sterling y no solo a Sterling, a Sterling retozando en la playa virgen y en la arena blanca con Marta Sánchez, cuando era más que Sydney Sweeney.
Cada regate de Vinicius es un golpe del rítmico y enérgico Sterling a la batería mientras Marta Sánchez lo mira arrobada.
Con esto no quiero decir que el Madrid venda a Vinicius. No. Vinicius debe seguir, pero hemos de ser conscientes del problema de fondo. Un problema puede que sea irresoluble.

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