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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 31 de octubre de 2025

Nos falta el fentanilo / por Ignacio Miranda

'..Los comerciantes palentinos de disfraces y jaeces similares hacen su agosto con Halloween, esa fiesta ajena a nuestra cultura y a nuestra idiosincrasia que nos meten con calzador a los adultos y, a los niños, en los propios colegios con el truco/trato..'

Nos falta el fentanilo

Ignacio Miranda
Los comerciantes palentinos de disfraces y jaeces similares hacen su agosto con Halloween, esa fiesta ajena a nuestra cultura y a nuestra idiosincrasia que nos meten con calzador a los adultos y, a los niños, en los propios colegios con el truco/trato. Porque la difusión de esta patochada desde el sistema educativo no tiene un pase. Tal es el número de aficionados a pintarse la cara estos días y vestirse de zombis que los ingresos en las tiendas del gremio ya resultan superiores en algunos casos a los del Carnaval. Y ya no es un caso aislado de esta provincia, sino que se hace tendencia en España.

Antaño, de Palencia salían artistas como los Berruguete, Victorio Macho o Diaz Caneja, ya fueran pintores o escultores; poetas renacentistas de la talla de Jorge Manrique, marinos y descubridores como Gabriel de Castilla, economistas como Ramón Carande o Fuentes Quintana, el torero bohemio Marcos de Celis, un "papa negro" o superior de los jesuitas llamado Adolfo Nicolás y, más recientemente, hasta un duque viudo de Alba. Perfiles que encajan muy poco con esta sociedad banal y enloquecida que interioriza Halloween, ignorando al Tenorio, Todos los Santos y los Difuntos. Para meditar, sin duda.

La monumental empanada mental en la que vivimos confirma que se disfraza ya más gente el 31 de octubre que en Carnaval, esa fiesta que por pagana y subversiva fue relegada durante el franquismo y que, con ese nombre, no se reinstaura hasta la democracia. Vamos, que costó trabajo recuperarla desde que, en 1937, fue prohibida porque no era oportuna, decisión que ratificó Serrano Suñer al acabar la contienda. Aunque, todo hay que decirlo, el espíritu festivo de las jornadas previas a la Cuaresma siguió presente en eventos privados y bailes, sin dar demasiado la nota. Y en lugares como Tenerife el nacionalcatolicismo abrió la mano desde la década de los 60. Pues nada, puede languidecer el Carnaval por esta insufrible moda anglosajona de Halloween. Siempre importamos lo peor, lo más hortera y, en el caso de los yanquis, solo nos falta el fentanilo.

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