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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 26 de octubre de 2025

Séneca. El filósofo con cara de tabernero / por Francisco Javier Gómez Izquierdo



El Séneca de la puerta de Almodóvar


Fotografía cogida del blog de Ladis

Séneca. El filósofo con cara de tabernero

Francisco Javier Gómez Izquierdo
A principios de este año 25, me llegó un recordatorio que el gran fotógrafo taurino de Córdoba, Ladis, había reflejado en su blog con motivo de los 60 años del monumento a Séneca para que los que no sabíamos, la mayoría de los cordobeses y todos los advenedizos, conociéramos. Ladis, padre de un buen amigo con el que compartí afanes talegueros, no creo le parezca mal que transmita las peripecias de un alcalde para homenajear al filósofo cordobés por excelencia, o sea Lucio Anneo Séneca.

Séneca murió hacia el mes de septiembre del año 65 después de Cristo y mil novecientos años después, en 1.965, Córdoba organizó un Congreso Internacional de Filosofía, al que acudieron filosóficas mentes de todo el mundo. Pone Ladis que de EEUU, India, China, Brasil, por supuesto Alemania, Francia, etc. Conferencias que se desarrollaron todas en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Con este motivo, el alcalde Antonio Martín Reina, quiso erigir una estatua a Séneca, la primera en la ciudad, pero no había perras y había que buscar mecenas. ¿En quién pensó el alcalde? En Manuel Benítez El Cordobés", y escribe Ladis "...conocida su generosidad, se puso en contacto con el torero para que aportara parte de coste del monumento, cuyo autor, el prestigioso escultor valenciano, afincado en Córdoba, Amadeo Ruiz Olmos, cifró en doscientas cincuenta mil pesetas (un dineral para la época). "Pongo yo el cuarto kilo y que la estatua quede como donación mía" supongo que respondió el Cordobés, pues fue el quien abonó a Ruiz Olmos todo el montante de la obra.

La estatua de Séneca se plantó en la puerta de Almodóvar, que es donde queda el turisteo para empezar las visitas a la judería y mezquita, pero los filósofos del 1965 no la vieron de bronce -no daba tiempo al artista terminarla-, sino una réplica en escayola. El turista al encontrarse con este Séneca no le reconoce, pues todos tenemos fijado el rostro barbado que Mateo Inurria y Eduardo Barrón adjudicaron al tutor de Nerón. El Séneca de Ruiz Olmos tiene cara de tabernero, la de José María Jiménez, propietario por entonces de la Taberna El Rubio y hoy restaurante recomendado como referente del tapeo cordobés desde 1920. Ruiz Olmos tenía costumbre diaria de tomarse su mediecito de vino y charlar con don José María, al que pidió permiso para utilizar su figura en el monumento. Así, la cara del Séneca de la puerta de Almódovar es la del tabernero de la misma puerta. No en vano es el tabernero cordobés el ejemplo del senequismo de la ciudad. Un senequismo entre serio y sentenciador, como se decía de Manolete: "Cara seria como de tabernero cordobés".

Vienen estas letras a cuento por ser hoy día de San Rafael, custodio de Córdoba y al pasar por delante del Séneca, no es que me duela como a Ladis, pero sí echo de menos, una placa de agradecimiento al Cordobés en el pedestal que recuerde su contribución a la "visibilidad" de los filósofos. Ya digo que de esta peripecia me enteré de chiripa. Lo triste es que cordobés al que pregunto, cordobés que no tiene pajolera idea de la historia de la estatua del filósofo con cara de tabernero.

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