Esa mano izquierda, por Dios, qué manera de torear al natural. A los que estaban cerca de mí en el tendido, no dudé en proclamarlo: su toreo vale quilates.
Y más cosas. El preciado don de la naturalidad, en el que anida lo solemne, la épica y la poesía.
Exquisita, valerosa y muy emotiva naturalidad la del novillero nacido en Totana (Murcia) y hecho taurinamente en Almería.
Y que nadie plantee ahora lo de los trofeos, pues fue la anécdota de la tarde, que el presidente se negara a sacar el pañuelo con el tendido blanco en la aplastante petición. Tiene bemoles la cosa.
Un personaje cuya principal función debería ser pasar desapercibido, y sorprendentemente ha conseguido nada menos que entrar en la historia, y de qué manera, por haberse atrevido a cometer semejante tropelía.
Una arbitrariedad más que sumar a su desdichado palmarés de errores e injusticias, como la que hizo en el San Isidro de 2018 al devolver a corrales un toro de Las Ramblas ¡por manso!, o hace unos días negando la vuelta al ruedo a un bravísimo ejemplar de José Escolar.
Pero no pasa nada. Porque el castigo al usía esta vez va a ser que en un futuro no muy lejano verá a Jorge Martínez caminar por las alturas con esos aires de grandeza que él en cuestión, el único en la plaza, no supo apreciar.
Madrid sabe bien lo que pasó, y por eso pone su ilusión en Jorge Martínez. Una apuesta más que segura. Pues, qué torerazo a la vista.
Leída esta y otras crónicas y oídos comentarios de algunos asistentes, mi conclusión es que hay que suspender a perpetuidad a ese "ananlfabeto" president.
ResponderEliminar¡¡¡VETE A TU CASA PRESIDENTE!!!