Morante y Urdiales unidos por tanto. Una tarde de esta temporada.
"...El toreo no es una máquina cuya producción está tasada y medida. Y no lo puede estar cuando ha de depender de distintos factores como son: las condiciones del toro y que fluya y surja la belleza del toreo en las manos del artista. Solo por esto, ya sabemos que no sucederá todos los días. Y siendo así, debemos estar dispuestos a tener fe, a esperar..."
Morante y Urdiales te devuelven la ilusión de aficionado
Opinión y Toros/15 Octubre 2022
Ser aficionado es una cuestión de fe. Se necesita creer, mucho más que el disfrutar del resultado de cada día.
Es la fe la que sostiene tu afición en el toreo, esto no es el fútbol donde hay que esperar, si o si, el resultado de cada partido. Cuando te dicen que fulanito triunfa todas las tardes, te quieren despojar de uno de los principales pilares en lo que ha de sustentarse el toreo, la capacidad de sorprenderte, la explosión que supone la inspiración de un torero.
El toreo no es una máquina cuya producción está tasada y medida. Y no lo puede estar cuando ha de depender de distintos factores como son: las condiciones del toro y que fluya y surja la belleza del toreo en las manos del artista. Solo por esto, ya sabemos que no sucederá todos los días. Y siendo así, debemos estar dispuestos a tener fe, a esperar.
Cuando se torea así...
Pero hay días con más suerte y la luz del toreo te llega a pares. Zaragoza ha sido el escenario reciente de esa especie de milagro que es el encontrarse con el toreo en plenitud. Dos artistas, Morante y Urdiales, sevillano y riojano, coinciden en mostrarse toreros, en su máxima expresión, en el mismo día y en el mismo ruedo.
Para suerte de muchos, las cámaras de la televisión estaban allí y el impacto llegó mucho más lejos y a muchos más aficionados. Dos momentos, dos faenas de las que ya pasan al cofre de los recuerdos de 2022, por el mismo precio.
La inmensa capacidad de repertorio e inspiración de Morante frente a frente con la rotundidad de la verdad y pureza de un Urdiales en estado de gracia. ¡¡Casi nada!!
El toreo fue tan bello y efímero que esos segundos hemos de paladearlos como si fuera a resultar que los estábamos soñando. Estando en la plaza así hubiera sido, delante de la televisión hay más margen para estallar y levantarse del sofá y esperar que den la repetición para volverte a levantar. Capotes y muletas dando sentido al rito de lo que es el toreo. Ese conjunto de momentos que no vuelven… pero que nunca se olvidan.
Morante, una vez más, dio la dimensión de lo que está suponiendo esta temporada, pero no solo para él, también para el mundo del toro en su conjunto. A más festejos toreados, más oportunidades que hemos visto lucir sus capacidades clásicas, añejas, inspiradoras… un mundo diferente, una oferta distinta de la de quienes llegaban a los cien festejos haciendo siempre lo mismo.
O se torea así... se recobra la ilusión por el toreo
Diego Urdiales no es un torero, es la viva imagen del cómo ha de ser un torero. La difícil facilidad para hacerlo todo sin una mueca añadida de artificio, la naturalidad puesta al servicio de la pureza. El riojano no se esfuerza para torear, sencillamente torea. A otros les sonará a chino, pero no se puede hacer más y mejor, utilizando menos envoltorio de cara a la galería.
Cada tarde que se anuncian son dignas de que hagamos profesión de fe, de creer que el toreo en sus manos es el milagro que llevamos esperando desde que nos hicimos aficionados.
Zaragoza los unió una tarde cuando estábamos sentados en el sofá delante del televisor.
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