"...Sin lugar a dudas, si alguna persona o institución merecía este homenaje como nadie, no era otra que La Casa de Misericordia puesto que, como entidad bienhechora para los pobres, se institucionalizó en el año 1706. Dicho sea de paso, se trata de la identidad filántropa más antigua de España, todo un rango que, como vemos, ni el paso de los tiempos han logrado mitigar en lo más mínimo; todo lo contrario porque dicha institución acoge a los ancianos pobres del lugar y aledaños..."
El Ministerio de Cultura laurea
a la Casa de Misericordia de Pamplona
Pla Ventura
Toros de Lidia/27 octubre, 2022
Aunque parezca mentira, el gobierno socialista de España, mediante su Ministerio de Cultura, ha entregado a la Casa de Misericordia de Pamplona el Premio Nacional de Tauromaquia, un hecho que nos parece lo más raro del mudo, como quiera que es verdad es por ello que lo proclamamos a los cuatro vientos. Y hablo de rarezas porque, como sabemos, el indeseable gobierno que tenemos no ha roto jamás una lanza a favor de los toros; todo lo contrario porque muchos ayuntamientos regidos por los sociatas han eliminado su fiesta taurina por puro capricho, ejerciendo de tal modo la más cruel dictadura socialista.
Claro que, la cuantía de dicho premio, treinta mil euros, es menos de lo que se gasta Pedro Sánchez viajando en el falcón cada mes; o sea, pura calderilla. Pero es de reseñar dicha actitud que, en este caso, a la Casa de Misericordia le viene como anillo al dedo dicho premio o, lo que es mejor, su cuantía. Por cierto, digamos de paso que, dicho galardón que el pasado año recayó en las manos de nuestro artista más singular, Morante, éste lo donó por completo a la citada fundación caritativa.
Sin lugar a dudas, si alguna persona o institución merecía este homenaje como nadie, no era otra que La Casa de Misericordia puesto que, como entidad bienhechora para los pobres, se institucionalizó en el año 1706. Dicho sea de paso, se trata de la identidad filántropa más antigua de España, todo un rango que, como vemos, ni el paso de los tiempos han logrado mitigar en lo más mínimo; todo lo contrario porque dicha institución acoge a los ancianos pobres del lugar y aledaños.
Como quiera que en dicha casa de amor hacia los demás no había ningún retrasado mental entre sus dirigentes, muy pronto se dieron cuenta de que los donativos que el pueblo navarro hacía para dicha Casa de Caridad no eran suficientes, se pusieron en contacto con el ayuntamiento pamplonica y éste les cedió a dicha casa humanitaria unos terrenos para que construyeran la actual plaza de toros, un hecho que ha cumplido este año su primer siglo de existencia. La dirección de citada casa se dio cuenta en el acto que, aquella plaza de toros podría ser la salvación para sus fines que, como queda explicado no eran otros que ayudar a los más pobres.
La Casa de Misericordia contactó con los más hacendados del lugar y emitieron unos bonos caritativos y, al final, reunieron el suficiente dinero para la construcción de la plaza que, más tarde, todos aquellos que habían colaborado con aquella causa tan noble como hermosa, el dinero que habían aportado lo regalaron al entidad para que su grandeza fuera todavía mayor.
De tal modo se construyó la monumental plaza de toros pamplonica que, desde su inauguración sigue siendo santo y seña en el mundo de los toros que, a su vez, tantos miles de seres humanos se han beneficiado de la dádiva que produce cada año la celebración de las corridas de toros. Donativos particulares al margen que los tienen desde siempre, es el coso taurino la mejor fuente de ingresos por excelencia para dicha causa benéfica.
En Pamplona, si de fiesta taurina hablamos, allí les apasiona el toro, algo que los dirigentes del coso, personas vinculadas a la Casa de la Misericordia, no dudan en traer para su feria lo más granado de las dehesas de España pero, a su vez, como de filantropía hablamos, en Pamplona es la feria donde más cobran los toreros, incluidos los más humildes que, tras haber actuado en Pamplona en una feria ya tienen resuelto el año a nivel económico. Al respecto podría dar mil datos pero, se me viene a la mente la historia de Juan José Padilla, aquel batallador que perdió un ojo en Zaragoza y que en su momento se presentó en Pamplona para matar, como era habitual en él por aquellas fechas, la corrida de Miura. Padilla tenía un caché por aquel entonces de trescientas mil pesetas por tarde y en Pamplona le dieron por aquel festejo cuatro millones de pesetas. Y así sucesivamente en todos los años y con todos los diestros; unos cobran más que otros pero, les aseguro que nadie actúa en el monumental coso pamplonica por menos de treinta mil euros cuando, como sabemos, algunos de los diestros que allí han actuado, han percibido en otros lugares cifras irrisorias que no quiero ni contar; vamos, ni para comprarse una muleta nueva.
No sé si el Ministerio de Cultura habrá hecho las indagaciones de rigor a las que aludo pero, tras todo lo dicho, queda clarísimo que, si una institución o persona merecía este premio, no era otra que la gran Casa de Misericordia de Pamplona.
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