Por Álvaro R. del Moral
Marejada de fondo. Los toreros y la mayoría de los habitantes del planeta de los toros no quieren hablar de ciertos temas y permanecen a la expectativa a pesar de los tiritos que les echamos los de la grabadora y el boli. Pero el caso es que la guerra fría de la televisión, los problemas de cotización, la próxima orientación de la desprestigiada Mesa del Toro y el futuro de la Unión de Criadores de Toros de Lidia tienen a este singular mundillo sumido en un momento de redefinición del propio negocio taurino que no puede ser ajeno a este angustioso panorama de imparable recesión. La próxima adjudicación de la plaza de Las Ventas será la piedra angular en la que se cimentarán las posibles soluciones para que el sector recobre el resuello y clarifique su relación con la caja tonta. En cualquier caso, no cabe otra, habrá que seguir echándole agujeros al cinturón: muchos empresarios siguen repitiendo a quién quiera escucharlos que en la situación actual, no se pueden mantener los honorarios de algunos toreros. Preguntamos desde aquí: ¿y el importe de las localidades?
Alquimia brava. El propio Álvaro Núñez Benjumea anunciaba sus planes la pasada semana a través de twitter, esa mesa camilla que está cambiando la manera de hablar de toros. Una selección de vacas de la ganadería de Núñez del Cuvillo han sido embarcadas con destino al campo charro. El banco de pruebas será la vacada de Garcigrande, que el pasado mes de marzo vió indultar un excelente ejemplar, de nombre Mosquetero, en la plaza de Olivenza de manos del diestro extremeño Antonio Ferrera. Las dos docenas de vacas serán cubiertas por ese animal al que los Cuvillo seguían la pista hace tiempo buscando en sus características un refrescamiento y una apertura de las líneas genéticas de la ganadería que a la larga plazo redundará y beneficia a toda la cabaña brava. Pero no llueve a gusto de todos: los incansables demagogos del torismo más recalcitrante andan mesándose los cabellos y enredándose en sus propios bucles melancólicos. Desgraciadamente, no correnCasi nadie lo dice: el hundimiento de ciertos encastes, ahora le toca a Atanasio, tiene su origen en la peor versión de ese torismo que nada tiene que ver con la reivindicación de la verdadera bravura.
Avances ganaderos. Ya había trascendido días atrás que la ganadería onubense de los herederos de Celestino Cuadri disponía este año de un encierro para Sevilla, pendiente tan sólo del visto bueno de los veedores de la empresa Pagés. La vacada de Trigueros -tan del gusto de ciertos sectores de la afición- llevaba sin lidiar una corrida de toros en la plaza de la Maestranza desde 2008, a raíz de un indisimulable declive que aconsejó esta temporal égira. Según las últimas informaciones también parece segura la repetición de los toros de Victorino Martín, un auténtico clásico de la preferia que también se encuentra en un delicado momento de recuperación de sus mejores fueros aunque pasado año lidió un sexto de excepcional pitón izquierdo que dejó a Salvador Cortés sentirse al natural. De la misma forma, los toros de Garcigrande volverán a estar presentes en el dorado albero baratillero. Avanza el otoño y siguen cargándose de vueltas los cuentakilómetros de los veedores de la empresa. Con la llegada de la Navidad, vía felicitación, se conocerá el elenco definitivo de las ganaderías -las que seguirán, las que no estarán y las que volverán- que saltarán al ruedo sevillano en 2012. Ya queda menos para abril…
(*) Publicado en El Correo y en el blog La tarde colgada a un hombro
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