Ambos espadas cortaron una oreja de mucho peso. Incontestables las dos. Andrés Roca Rey llevó a cabo su gran faena en los terrenos de toriles frente a un muy huidizo animal que terminó en donde se refugió y embistió muy agradecido. La ligadísima y muy templada faena de Miguel Ángel Perera le devolvió al mismo y privilegiado sitio que había ocupado en sus mejores años. Y fracaso inapelable de Alberto López Simón con el lote más propicio al triunfo. Quiso, pero no pudo sino empezar bien y terminar muy mal dejando escapar a dos de los mejores toros del envío. El público se enfadó con el de Barajas como no podía ser menos tras haber sido mimado y admirado en los arranques de su carrera.
Enorme corrida de Victoriano del Rio, importantísima
faena de Roca Rey y otra perfecta de Perera
J.A. del Moral · 01/06/2017
Madrid. Plaza de Las Ventas. Miércoles 31 de mayo de 2017. Vigésimo primera de feria. Tarde calurosa con llenazo y público muy selecto.
Seis toros de Victoriano del Río de enormes aunque entipadas proporciones corporales y corneas. Varios cinqueños y con más de 600 kilos sobre sus lomos y de juego desigual con predominio de los nobles. Salvo al muy bravo quinto que derribó y tomó el mejor puyazo de la feria, a los demás apenas se les castigó en varas. Gracias a este alivio, se fueron arriba en banderillas y en la muleta aunque casi todos no tuvieron los mismos finales que en los inicios de las faenas. El más interesante por mansear y huir de su propia sombra en los primeros tercios acabó embistiendo con enclasada nobleza en los terrenos de toriles. Excelentes segundo, cuarto y quinto. Muy blando y peligroso por el pitón derecho el primero y muy deslucido el último.
Miguel Ángel Perera (plomo y oro): Estocada ladeada, aviso y silencio. Estoconazo trasero, oreja.
López Simón (amapola y oro): Estocada trasera, petición insuficiente, aviso y ovación con saludos. Pinchazo, media muy tendida y cuatro descabellos, aviso y pitos.
Andrés Roca Rey (grana y oro): Estoconazo, aviso y oreja. Estocada y tres descabellos, aviso y silencio.
Muy bien en la brega y en banderillas Javier Ambel y, sobre todos Curro Javier. También destacaron en palos Jesús Arruga y Domingo Siro. Y a caballo, enorme Tito de Sandoval que tuvo que saludar tras ser derribado y lograr el que pudiera ser el puyazo de la feria.
Asistió de nuevo S M El Rey Emérito Don Juan Carlos I que fue muy aplaudido al ocupar su habitual localidad sobre toriles y en los brindis de López Simón y de Roca Rey.
La gran expectación quedó sobradamente cumplida con el triunfo incontestable de Roca Rey con el tercer toro de la tarde y el asimismo indiscutible de Miguel Ángel Perera con el cuarto. El extremeño no tuvo suerte con el primer toro, apenas manejable por el lado izquierdo e incierto y en ocasiones peligroso por el derecho. Perera estuvo por encima de las malas condiciones de este toro pese a no tener contrapartida triunfal alguna. El toro terminó rajado y Perera tardó bastante en cuadrarlo para entrarlo a matar.
El extremeño se desquitó por completo frente al gran cuarto. Un toro muy noble por el lado derecho, más que posible por el izquierdo y con muy notable fijeza de principio a fil. Perera brindó su faena al público y la empezó en los medios con tres pases cambiados por la espalda ligados a sendos de pecho, para seguir por templadísimos y firmísimos redondos en tres intensas rondas con la firmeza y el temple por bandera. También se lució Perera al natural aunque en menor cantidad que con la mano diestra hasta terminar con un limpísimo y muy bello arrimón en el que sobresalieron dos circulares invertidos de muy largo trayecto. El estoconazo con que mató dio paso a la concesión de una oreja solicitada con total unanimidad.
Ya había cortado otra Roca Rey del tercer toro, asimismo con clamorosa petición. Un animal mansísimo de salida al que no hubo modo ni manera de fijar con el capote, huyendo siempre de su propia sombra y amagando saltar varias veces al callejón, en busca de la salida propia de los mansos irredentos. Perseguidor en banderillas, puso en apuros a un peón. No acertó Roca Rey en la elección de los terrenos para comenzar su faena en los terrenos de sol y muy cerca de las tablas como tampoco en arrancar la faena por alto. Debió hacerlo por bajo para poder sujetar al huidizo animal que, menos mal, se fue raudo hacia toriles. Terreno en donde rompió a embestir a gusto y muy agradecido en la muleta del peruano. Sobre todo por el lado izquierdo y también por el derecho. El limeño se sintió muy a gusto y ya completamente confiado en sucesivas rondas que hicieron tronar a la plaza como en los grandes acontecimientos. Entregado el torero y entregados los espectadores durante esta importantísima faena que terminó ligando muletazos metido entre los pitones del toro con circulares invertidos. Roca Rey solamente se permitió la licencia de uno de sus habituales cambios por la espalda. Como debe ser. La faena rompió por lo más clásico con muletazos recetados muy por abajo con sedosa hondura y completa curvatura sin solución de continuidad. Faena muy importante y emocionante además de bella que cerró con un estoconazo en la debida suerte contraria de la que el toro tardó en doblar por haberla enterrado ladeada.
Con el último toro de la tarde Roca Rey no tuvo mayor oportunidad que ligar una sola tanda por el lado derecho que mereciera la pena, en medio de un sinfín de baldíos intentos sobre ambas manos. Por el lado izquierdo fue aún peor que por el derecho. Y por resistirse a doblar tras una estocada, Roca Rey tuvo que despenar al toro en tres golpes con el descabello. No obstante, el publico continuó sin abandonar sus localidades para despedir a los dos triunfadores con entusiastas ovaciones.
Por el contrario, López Simón fue despedido bajo la fatal impresión de no haber logrado triunfar en ninguna de sus tres tardes en la feria y no por mala suerte sino por el bajón profesional que padece desde que empezó esta temporada. Faenas largas de más a muy menos. Especialmente la del estupendo quinto toro que arrancó de rodillas y continuó en pie, dándose la circunstancia de haber toreado bastante más despacio al permanecer arrodillado que cuando toreó en pie. Muy acelerado anduvo López Simón con este magnífico toro hasta matar mal y escuchando pitos de cuantos no hace mucho se volcaban con el joven y muy valiente diestro de Barajas. Ayer tuvo que soportar la afrenta que le supuso tener que escuchar la ovación que se dedicó al toro en su arrastre y los pitos que desmerecieron fatalmente lo hecho por el torero. Mal asunto. Si el paso de López Simón por Sevilla fue malo, de Madrid ha salido en franca derrota. Querer y no poder fue la sensación que dejó fatalmente plasmada.
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