La politiquería como ya pasó en Bogotá, bajo la alcaldía de Gustavo Petro y como aconteció en Medellín, está próxima bajo las consignas liquidacionistas del hoy presidente de la República de darle un golpe de muerte a la tauromaquia en Colombia y liquidar un rito que con carácter de liturgia se ha venido sucediendo desde hace más de 500 años.
Y digo que es la politiquería, porque no otra cosa ha venido haciendo desde la legislatura pasada el hoy representante a la cámara Luis Carlos Lozada, quien parece ser ha recurrido a todas las artimañas y trampas que caracterizaron la vida política de su padre, Ricaurte Lozada, quien forjó en la década del 90 una pésima reputación como concejal de Bogotá y Representante a la Cámara.
Con estas manipulaciones el representante Lozada, decidió apropiarse de la tauromaquia y la convirtió en botín politiquero para hacerse elegir en esta legislatura, contando ahora con el apoyo, del estirpe liquidacionista, de los representantes y senadores del Pacto Histórico y la militancia activa de algunos que en el pasado reciente, asistían a las corridas de toros y hacían campaña política desde las barreras y las contra barreras y recibían alborozados cuando el matador les ofrecía el toro que iba a lidiar.
Fortunosamente la conspiración del representante Lozada contó en la legislatura pasada y en la Comisión Séptima de la Cámara con un debate donde sencillamente se impuso la tesis de no liquidar la fiesta de toros en razón de que se debía respetar el derecho al trabajo, razón por la cual la maniobra de Lozada quedó inconclusa.
Sin embargo, después de haber cosechado los aplausos y los votos de las jaurías animalistas, el electo representante Lozada volvió a insistir en la Cámara de Representantes, encontrándose esta vez con la oposición férrea del representante Christian Garcés, quien le ha puesto como condición para que continuara con su conspiración que se llevaran a cabo audiencias entre los taurinos estando programada precisamente para este viernes la de Cali, a la cual asistiré y acompañaré a los ganaderos, a los empresarios, a los toreros activos y retirados y, por su puesto, a la junta directiva de la Plaza de Toros y Astauros, entre otros, y le diremos “presente” a la leal y valiente iniciativa del representante Garcés para ponerle tatequieto a las maniobras de Lozada y sus amigos liquidacionistas.
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