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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 26 de junio de 2023

Alicante. ¿Toros o burros de Victorino Martín? / por Pla Ventura

"...Al final, decepción mayúscula porque el ganadero de Galapagar trajo hasta la capital de la Costa Blanca una corridita sin trapío, sin castas, sin fuerzas, blandita en su conjunto; vamos que, si la comparamos con la de Madrid, lo de ayer fue una estafa mayúscula en toda regla..."


¿Toros o burros de Victorino Martín?

Pla Ventura
Toros de Lidia/26 junio, 2023
Acudíamos ayer a los toros en Alicante al reclamo de Victorino Martín y, por supuesto, al de Morante que, por culpa de la cogida que sufrió el día anterior en Algeciras no pudo comparecer en Alicante. La primera decepción vino, como es lógico, por la ausencia del cigarrero y, acto seguido, ya lidiada la corrida, por Victorino Martín García que en vez de seis toros trajo seis burros que, de haberlos lidiado en Madrid como novillada hubieran quemado la plaza o, en su defecto, Victorino hubiera sido apedreado calle Alcalá hacía arriba.

Salí de la plaza decepcionado porque si hay alguien que defienda a este ganadero a capa y espada he sido yo, al margen de otros muchos aficionados. Ante los toros que lidió en Sevilla y Madrid, en ambos festejos, me quité el sombrero y se lo eché a sus pies. Razones muy fundamentadas para acudir hasta Alicante para ver la lidia de sus toros. Al final, decepción mayúscula porque el ganadero de Galapagar trajo hasta la capital de la Costa Blanca una corridita sin trapío, sin castas, sin fuerzas, blandita en su conjunto; vamos que, si la comparamos con la de Madrid, lo de ayer fue una estafa mayúscula en toda regla.

Como explico, se corrieron seis animalitos sin casta, sin fuera, blanditos que, más que toros eran hermanitas de la caridad; se salvaron un pelín los dos últimos que, sin ser nada del otro mundo se parecieron a la ganadería original; vamos que, de no ser por el pelaje cualquiera hubiera podido afirmar que los toros eran de Juan Pedro, sin duda, la peor afrenta que Victorino tiene que soportar. Por cierto, ahora que Juan Pedro les está inyectando casta a sus toros, Victorino está haciendo lo contrario. Si hubiera línea directa entre el cielo y la tierra, Victorino padre llamaría a su hijo y le diría, ¿qué estás haciendo hijo mío, qué pasó con la casta de nuestros toros, incluso las alimañas de antaño? Y Victorino Martín colgaría el teléfono a su padre porque no sabría qué responderle. Dicho sea de paso, lo único bueno de Victorino Martín ayer en Alicante es que congregó tres cuartos largos de plaza, algo que tiene mucho mérito habiéndose caído del cartel Morante. Y lo digo con orgullo porque el día anterior, Victorino, en Badajoz, congregó a tres mil personas en los tendidos, su peor fracaso a este respecto.

Debutaba en esta temporada Rafaelillo al que todos aplaudimos como justa su inclusión ante dichos bicornes, en su primero, un burrito descastado, sin apenas trapío ni pitones. El torero de Murcia le hizo una faena pinturera sin la menor trasmisión y, como quiera que matara de una estocada baja de efectos fulminantes, el presidente que debía ser pariente de Rafaelillo al concedió dos orejas verbeneras. En su segundo, otro tanto de lo mismo, eso sí, asesinado en varas, más agarradito al piso, Rafaelillo lo intentó sin el menor lucimiento pero, cayó otra oreja en sus manos gracias a la espada. Salió por la puerta grande en olor de “multitud” y seguro que ya no vuelve jamás a Alicante.

Venía Escribano a sustituir a Morante, con toda justicia por sus éxitos legítimos de hace unos años en que, para colmo, faltó poco para que se dejara la vida en nuestro ruedo frente a un toro de Adolfo Martín en aquella ocasión que aludo. En su primer enemigo un animalito sin fuerzas, Manolo lo intentó pero todo quedó en la nada por la poca trasmisión del animal. Nos acordábamos del Escribano de Sevilla con toros de esta camada y sentimos mucha pena al ver lo que tenía delante. Un novillete sin fuelle, sin casta, sin el menor atisbo de peligro al que, tras un pinchazo en lo alto y estocada, Manolo recibió una ovación. En su segundo, con un puntito más de trasmisión, el de Gerena estuvo muy digno; nada para enmarcar pero le endilgó bellos muletazos, sin el menor calado porque todo el mundo quiere ver a Escribano jugarse la vida de verdad y, no era el caso. Mató de una estocada y le dieron una oreja de Alicante que no trascenderá a lado alguno.

Pablo Aguado comprendió que no es tan fiero el león como lo pintan si de los toros de Victorino hablamos. Su primero, un becerrote inmundo, tenía santidad para parar mil barcos pero como no tenía ni trapío, ni casta ni emoción alguna, lo poco que hizo Aguado no supo a nada. Mató de mala manera y se hizo un silencio sepulcral. En el último de la tarde que, por cierto, nada más salir de toriles un amigo que venía conmigo me dijo “ahí tienes la alimaña que buscabas” Y se equivocó el hombre. De alimaña nada y, lo poco que tenía se lo quitaron en el tercio de varas. El diestro de Sevilla lo intentó por todos los medios puesto que, su voluntad no se la puede negar nadie pero, ese puntito de casta que el animalito tenía desbordó al lidiador por completo; no pasó la menor fatiga, al menos lo que percibíamos desde el tendido, pero aquello quedó en el vacío de la nada. Otra vez será, hermano.

PD: Que nadie se alarme puesto que, el toro de Victorino Martín que mostramos en la foto no se lidió ayer en Alicante.

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