Claro que, el asunto viene de lejos puesto que en la temporada del 2019, Ureña salió victorioso de Madrid por la puerta grande, triunfador absoluto en las Corridas Generales de Bilbao y de “tres mil” sitios más y, llegó la pandemia, la que nos sumió a todos en la más vil de las miserias pero, a Paco Ureña, en calidad de torero, mucho más que a nadie.
Rafael G. Garrido y Simón Casas empresario de Las Ventas
Es cierto que, para su desdicha, hasta tuvo la mala fortuna de caer en las manos de Simón Casas y, su descalabro no pudo ser mayor, las pruebas así lo certifican puesto que, Casas, el pasado año como en el presente, lo ha puesto en Madrid pero, ¿de qué ha servido? Es cierto que, ya el pasado año, tras no estar anunciado en Las Ventas, Simón Casas le ofreció aquella corrida con seis toros y acabó con él.
Tras dos años nefastos para Ureña, 2021 y 2022, el lorquino retomaba ilusiones en esta temporada de la mano de Juan Diego, el que fuera un buen torero salmantino y un luchador por la causa de su torero pero, todo ha quedado reducido a cenizas. Alguien ha matado a alguien pero, como decía, nunca sabremos el nombre del asesino. Cierto y verdad que, podríamos entender que Ureña hubiera fracasado en Madrid con los toros de Victorino Martín y, de tal modo, los taurinos ya tenían la coartada perfecta pero, les salió el tiro por la culata, triunfó Ureña, se jugó la vida con una verdad inmaculada, con una fuerza desmedida, con un desprecio a su existencia fuera de lo común pero, daba igual, ya estaba sentenciado antes del festejo; digamos que, lo que hiciera no contaría para nada ni para nadie y, al final, las pruebas así lo han certificado.
En honor hacia Paco Ureña hay que decir que, desde que decidió ser torero ha batallado como una fiera, como un león enjaulado buscando su libertad. Madrid, entre otras muchas plazas es el fiel testigo de las múltiples actuaciones de este diestro enfrentándose a ganaderías encastadísimas y, siempre, como primer fundamento, jugarse la vida sin trampa ni cartón. Bromas las precisas como diría el otro.
O sea, una trayectoria admirable la suya que, muchos años después no le está sirviendo para nada. Quiero pensar que, el taurinismo, mientras le trataban como a un pobrecito que quería ser torero, tenía la bendición pero, cuando se extralimitó y quiso ponerse a la altura de las figuras por su bien hacer, por su valor y por su torería, le frenaron en seco y, ahí está, rumiando sus miserias.
Claro que, si analizamos todo de forma profunda llegamos siempre a la conclusión de que Dios es justo, lo digo porque a Ureña le pueden ningunear, dejarlo en el más puro ostracismo pero, dada su calidad como ser humano, un día de la vida, en Albacete hizo la mejor faena de su vida, la que le garantiza un porvenir holgado que le permitirá vivir de forma opípara o, en su defecto, sin la menor apretura. Seguramente se han cargado para siempre al torero Paco Ureña pero, insisto, ese mismo ser, en calidad de hombre no pasará la menor fatiga. No es de lo peor porque existen casos de su idéntica similitud que, tras abandonar el toreo tendrán que buscarse un puesto de trabajo, sin lugar a dudas, el drama más grande que un torero tenga que admitir.
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