Juan del Álamo no ha tenido su mejor tarde en lo que lleva de la Copa Chenel y, en honor a la verdad ha toreado bien pero, su primero, de Ana Romero, no ha tenido el menor atisbo de casta, tenía una embestida más propia de Juan Pedro que de Santa Coloma y, por ende, no ha habido conjunción alguna. Ha puesto Del Álamo mucha voluntad, sus pases han tenido limpieza pero, lo insulso del animal no ha llegado a cotas mayores. Ha matado de un bajonazo y le han regalado una oreja pueblerina.
Su segundo, de Victoriano del Rio, ha estado muy bien por ambos pitones; digamos que, entre los pases de calidad se sucedían los enganchones que tanto afean una faena. El animalito, más propio de las figuras, al diestro de Salamanca no le ha servido para el éxito que, de matar bien le hubieran dado una oreja. Nada que objetarle al diestro que, tanto con el capote como con la muleta no ha dejado nada por hacer. Muchos pases, ninguna emoción y, a la hora de matar, Del Álamo ha imitado a Ferrera, digamos que se ha vuelto loco y mientras el toro estaba mucho más allá de las rayas de picar, el diestro se ha ido al estribo y, espada en mano ha arrancado a correr hacia el toro, una acción en la que todos estábamos convencidos de que había enloquecido el diestro. Le ha enjaretado de forma sorpresiva un pinchazo feo y asqueroso que, el toro, en un rato se ha echado. No es menos cierto el ataque de locura del torero ha dejado fría a la gente que, tras arrastrar el toro no ha dicho nadie esta boca es mía.
Borja Jiménez, con su primero de Ana Romero ha estado muy voluntarioso en todos los tercios. Vamos que, negarle la voluntad a este hombre sería el peor pecado que pudiéramos cometer. El toro no tenía la más mínima trasmisión y aunque se ha dejado por el pitón derecho, por el izquierdo se inquietaba y no quería que le tocaran. Mucha voluntad y tras un feo espadazo ahí ha muerto su éxito.
En su segundo, de Victoriano del Rio, ha estado tesonero, voluntarioso y nada se ha dejado en el tintero, tanto con el capote como con la muleta; una fiera de muchacho frente a un toro que, como suelen ser los “victorianitos” no ha dicho nada. El animalito tenía nobleza pero carecía del menor atisbo de casta, una ruina en toda regla si del toro hablamos. Es el clásico animal de las figuras en las que se ponen heroicos y eso ha intentado el chaval de Espartinas. Su tesón ha quedado como una prueba fehaciente de lo que pretende el toreo. No es mal torero, peores que él torean en todas las ferias y todos los días. Ha matado muy mal y se ha esfumado un posible premio pueblerino. Nos ha recordado mucho a su mentor, Espartaco, tanto en las formas como en los modos pero, hay que hacer la salvedad de que Borja ha tenido enfrente un toro bobalicón y, eso mismo que ha hecho él en el día de hoy, Espartaco lo hacía todos los días pero a los toros de Alonso Moreno, Baltasar Ibán Cebada Gago, Torrestrella y demás ganaderías encastadas.
El que ha estado hecho un tío con toda la barba ha sido Isaac Fonseca que, para su suerte, su primero, el único galán de la corrida de Victoriano del Rio, era un toro con presencia de plaza de primera, vamos que, en Sevilla se han lidiado toros con menos trapío del que ahora comentamos que, para mayor gloria, lucía dos pitones de escándalo. El animal ha sido bravo, pero encastado con el que Fonseca ha apostado hasta el final logrando series de una belleza extraordinaria. Cautiva la decisión de este diestro que, además de todo, busca el sendero de la verdad en todo lo que hace y, al final, eso cala entre las gentes.
Derecha e izquierda, nada ha importado puesto que el mexicano ha dado una lección de pundonor ante un toro bravo pero, encastado y fiero. Vamos que, ha sido todo a la inversa puesto que lo dicho lo esperábamos de Ana Romero y ha tenido que venir por la vía de Juan Pedro. Como fuere, alabado sea Dios que hemos visto un toro enrazado y bravo al que, tras una monumental estocada, Fonseca le ha cortado las dos orejas con una fuerza descomunal entre las gentes.
El último, de Ana Romero que Fonseca se había dejado para el final no ha sido toro de triunfo puesto que carecía de fuerzas y, lo que es peor, ha sacado ese punto de fiereza estúpida de todo aquel toro que se quiere defender y, pese a todo, Fonseca ha estado a la altura. La faena no ha tenido la vibración de la anterior pero, un estoconazo monumental ha tirado al toro en el acto. Otra oreja que, lógicamente, sitúa a Isaac directamente a la final del próximo domingo en Colmenar Viejo y, muchas desgracias tienen que ocurrir para que el diestro de Michoacán no sea el legítimo ganador del citado certamen.
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