En realidad, más que una gesta propiamente dicha no era otra cosa que trabajar un poco más de lo debido pero, sin el menor tinte de acontecimiento. Más que nada era un homenaje a favor del diestro por aquello de la efemérides antes comentada. Poniéndome en la peor, hasta creo que Manzanares se ha hecho un favor a si mismo porque, dicho sea de paso, para la fecha citada no se habían agotado las localidades y, un día de San Juan, con el ídolo de la ciudad y que hubiera media plaza, la verdad es que suena muy mal; digamos que, se estaba fraguando un fracaso de época.
¿Qué ha hecho la empresa? Confeccionar un cartel aparentemente –sin aparentar- barato para salir del paso. Me parece genial que actúe Emilio de Justo porque su trayectoria sigue siendo ejemplar. Pero, ¿quién le ha dado vela en ese entierro a Cayetano? Esa inclusión chorrea sangre a borbotones porque hay muchos toreros triunfadores y ni siquiera se les ha llamado. El último ejemplo podría ser Fernando Adrián, triunfador en Madrid. Nada tengo en contra de Juan Ortega, el tercero del cartel pero, no debemos de olvidar que, si hablamos de Alicante, estamos premiando al torero que fracasó en su presentación en dicha plaza puesto que, hasta le echaron un toro al corral. Ya que la ocasión lo ameritaba, podían haber contado con Manuel Escribano, triunfador dos años consecutivos con los toros de Adolfo Martín y, para colmo, en su última tarde, por poco se deja la vida en nuestra tierra.
¿A qué jugamos entonces? Es cierto que, la empresa, con su dinero puede hacer lo que le venga en gana, nadie pondrá la más mínima objeción pero, esa actitud me parece inadmisible. Y en el fondo, si se me apura, todo es cuestión de dinero. Había que hacer un cartel lo más rápido posible y, buscar otra combinación, además de tiempo, costaba más dinero. Eso sí, los toros siguen siendo de Daniel Ruíz lo que nos hace presagiar un fracaso con estrépito.
Los planes de Manzanares se han ido al traste pero, su problema ha causado un desvarío en el cartel que, no te quiero ni contar. Tampoco sabemos si es mejor el remedio que la enfermedad, cosa que nos lo dirá el tiempo pero, todo huele a cuerno quemado.
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