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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 22 de junio de 2023

Fernando Robleño. Matar o morir…de pena / por Pla Ventura


"...Es decepcionante lo que ha pasado con dicho torero que, una vez más, el tiempo que le quede en activo tendrá que seguir bregando con las corridas más duras de la dehesa española y, lo que es más grave, que le salgan toros bravos como los que le han salido en sus cuatro últimas actuaciones en Madrid es poco más que un milagro..."

 Matar o morir…de pena
Pla Ventura
Toros de Lidia/21 junio, 2023
El caso de Fernando Robleño es digno de estudio puesto que, si analizamos de verdad sus últimas cuatro tardes en Madrid, una del pasado año y las otras en el presente –dos en la feria de San Isidro- en que, en todas, pudo haber salido por la puerta grande, la cosa es para ponernos a llorar; como digo, matar o morir de pena. Es decepcionante lo que ha pasado con dicho torero que, una vez más, el tiempo que le quede en activo tendrá que seguir bregando con las corridas más duras de la dehesa española y, lo que es más grave, que le salgan toros bravos como los que le han salido en sus cuatro últimas actuaciones en Madrid es poco más que un milagro. 

La reflexión del diestro debe ser algo muy profundo porque, pensar que pudo haber arreglado para siempre su carrera en el poco tiempo que le queda en activo y que no ha pasado “nada”, su desilusión debe ser de época; la de él y la nuestra, los que defendemos su toreo excelso sin florituras y lo que acrecienta mucho más su valor, el toro de verdad. Aquello de que en cuatro tardes en Madrid con toros encastadísimos y que todas las tardes le haya embestido un toro –en ocasiones los dos- y que por culpa de la espada todo haya quedado en cuatro vueltas al ruedo, la desdicha no tiene límites.

Algunos dirán que su torpeza con la espada le ha abocado a seguir ocupando ese lugar de segundón que ostenta; yo prefiero abogar a su mala suerte pero, a su vez, ¿cómo es posible que tras tantos años Fernando Robleño no le haya cogido el tranquillo a la espada? Es su cruz, pero de forma inevitable. Sus hechos nos han dejado consternados a los aficionados, siendo así, imaginamos como estará el matador y nos corroe la pena. Pensemos que, de haber acertado con la espada, ante Robleño estaríamos hablando de cuatro puertas grandes en Las Ventas, igualando el record de César Rincón, o sea, algo inaudito que, en realidad debería de haber sucedido, por dos razones, por los toros que le cupieron en suerte y por la inmensa calidad de su toreo.

Los toreros, regla general, siempre intentan buscar culpables ajenos a su propia desdicha pero, en el caso de Robleño, el hombre, ¿a quién tiene que echarle la culpa? Solo él es el culpable de su situación, algo que lamentamos todos los que amamos el toreo, en este caso, su arte inmaculado, el que tantas veces ha aflorado, especialmente es sus últimas actuaciones venteñas. Entiendo que no todo está perdido, que volverá a Madrid y que tendrá la oportunidad de solucionar ese grave problema que tiene con la espada.

En honor a la verdad, los que admiramos a este diestro y le apoyamos por la causa de su arte, debemos de recordarle que no es correcto que, tras un pinchazo, estocada y descabello, mirara a la presidencia con cara de enfado por aquello de que no se le concedió la oreja. El error ya se había cometido, no se pueden infringir las normas que nos dicta la lógica puesto que sería como herir la sensibilidad de otros toreros que, en análogas circunstancias se quedaron sin premio. Nos dolió a todos, tanto como a él, pero la realidad es inamovible por dura que nos parezca. Nadie le pitó un penalti en contra, fue él, el que falló en sus disparos a puerta sin meter ningún gol.

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