Esto camina hacia la deriva a marchas muy forzadas y en el sendero nos encontramos con muchos “cadáveres” que deberían seguir vivos en los ruedos porque, sencillamente, se lo han ganado. Pero no, el triunfo, si no es el de ellos, los de siempre, no vale absolutamente para nada, por eso digo que es más reconfortante el fracaso puesto que, si un torero emergente fracasa ya tiene la excusa para flagelarse a su mismo y, a su vez, para comprender el motivo por el que los empresarios no le llaman.
Claro que, si miramos la otra cara de la moneda nos estremecemos ante toreros que, tras legítimos triunfos, les dejan parados, mejor dicho, tirados como una vulgar colilla en el suelo. Yo me pregunto, ¿qué pasará por la cabeza de Fernando Adrián que, como sabemos, ha salido dos veces por la puerta grande de Madrid y, en todas las ferias anunciadas hasta septiembre, le vemos acartelado en Albacete? ¿Cabe salvajada mayor? Aunque son muchos los ejemplos, entre ellos, Rafaelillo, un hombre con una hoja de servicios inmaculada y, debuta mañana en Alicante y, para el resto de temporada tiene tres contratos firmados.
Es mejor irse, huir en desbandada porque el futuro que les espera a muchos diestros es un muy negro y, perder la juventud sin tener oficio ni beneficio es de un dramatismo sin límites. Pero si tenemos a Diego Urdiales, el diestro más puro del escalafón, yo diría que, tras Morante, el torero que más calado deja en sus actuaciones y, como premio, tras ser el pasado año el triunfador absoluto de Valladolid, este año le dejan fuera porque, claro, hay que darle sitio a Talavante, Castella, Cayetano y demás reata. Pues el torero de Arnedo, si no recuerdo mal, en todo el verano tiene tres corridas firmadas. Y Cayetano actuando en todas las ferias. ¿Cabe incongruencia mayor?
Y no te que quiero decir de los grandes triunfadores del pasado año en Madrid, Ángel Téllez y Francisco de Manuel que, no torean ni festivales. Sin duda, la lista de damnificados sería muy larga de enumerar, no vale la pena porque lo que conseguiríamos es ponernos más tristes todavía. Tenía razón López Simón al marcharse. ¿Para qué seguir? De igual modo, Rafael González lo ha visto claro y ha comprendido que, en el mundillo al que amaba no le iban a dar ni agua. ¿Solución? Abandonar, la postura lógica. ¿Qué futuro le espera a Fortes? Tras aquella encerrona en Antequera para engañarse a sí mismo, ahora le queda la desazón de ver que no cuentan con él para lado alguno.
Insisto, la lista podría ser enorme pero, lo que duele y nos parte el corazón es que un triunfo en Las Ventas ya no sirve absolutamente para nada; y pensar que, no hace muchos años, un torero humilde cortaba una oreja en Madrid y le daba la vuelta a España y si cortaba las dos, eran tres vueltas a España, lo suficiente como para comprarte una finca. Igualito que ahora que, la mayoría de los toreros humildes, lo poco que torean se lo tienen que financiar de su bolsillo y, otro error inmenso puesto que ese sacrificio no vale para nada; si, vale para que te arruines y te lleves por delante a los amigos que han querido ayudarte.
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