Este toro de Ana Romero, como el resto, han generado emoción en Azpeitia
Actualmente el toreo camina por los derroteros de la Estética, eso es lo que se pone hoy en valor por los medios y voceros satélites, de las cualidades de los toreros. Para llegar a esa Estética ha hecho falta que se Endulcen las embestidas de los toros, que sean propicias, colaboradores, para que los toreros alcanzan ese ballet tan Estético. Claro que ello ha ido en detrimento del otro factor, la Emoción.
HAY QUE ELEGIR: ¿E… o E…?
Antolín Castro
Creo llegado el momento de que se tomen cartas en el asunto. La Tauromaquia no está tan boyante como algunos nos hacen creer o, mejor dicho, quieren que nos creamos.
Caminamos en el alambre por distintas razones y motivos y hora es de tomar conciencia de qué es lo que queremos. Al margen de sortear a tantos enemigos y detractores que tenemos, un problema básico es saber a qué queremos dedicarnos, cuál es el camino a elegir.
Debemos posicionarnos, no hay tiempo que perder. Hay que elegir. Y en esta Elección la clave está en la E. La propia E de elegir es, sin duda, determinante. El Elemento base es el toro, sin duda alguna y, a continuación está, el toreo. Esta parte es la parte que corresponde al hombre, al torero. Surgen de su actuación dos caminos: Estética o Emoción. Las dos cosas han de ir unidas y, no siendo así, hay que decantarse por una.
Actualmente el toreo camina por los derroteros de la Estética, eso es lo que se pone hoy en valor por los medios y voceros satélites, de las cualidades de los toreros. Para llegar a esa Estética ha hecho falta que se Endulcen las embestidas de los toros, que sean propicias, colaboradores, para que los toreros alcanzan ese ballet tan Estético. Claro que ello ha ido en detrimento del otro factor, la Emoción. Los toros cada día parecen más dóciles, más tontos, más borregos. De ese modo el torero deja de someter su fiereza para acompasar las entradas y salidas del animal de la forma más bella, más estética, pero también, y a veces, más cursi.
Despojado el toro de sus armas más poderosas, el torero interpreta desde la Estética a costa de la Emoción que, prácticamente desaparece. Tan predecible es el comportamiento de una docena de ganaderías, las que se rifan las figuras, que lo impredecible del comportamiento del toro se ausenta del duelo. Qué duda cabe que para los beneficiados de ello, a través de ese toro, es lo que les seduce, pero no piensa igual el aficionado.
La Emoción, esa que produce y propicia la lidia de toros en plenitud está echada a un lado. En ese otro circuito caminan, obligados algunos por las circunstancias, otros toreros que vibran con sus faenas y hacen vibrar a los tendidos. Por supuesto no se trata de disfrutar como en el otro caso, pero esa vibración que produce la Emoción del Enfrentamiento real, toro y torero cada uno con sus armas, es el fundamento de la Fiesta. Sin poderles a los toros esto no es lo mismo.
Conformarnos con la Estética es condenarnos a un final casi definitivo. De ahí que haya que Elegir. Los Empresarios tendrán buena culpa de que esa Elección vaya en el camino correcto.
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