En Pamplona, como en el resto de España el público taurino no sabe valorar la suerte suprema. Basta que el estoque entre entero para que el graderío se entusiasme, sin tener en cuenta ni la ejecución ni la colocación del estoque. En Pamplona solo el novillero Colombo mató bien.
PAMPLONA: TORO DE PRIMERA, PUBLICO DE TERCERA
ANTONIO PORTILLO
Recuerdo una conversacion que mantuve hace tiempo con Jose Miguel Arroyo "Joselito" en el porche de su finca de Talavera, en la que surgiò Pamplona, coincidiendo ambos en la dificultad para un torero, que entiende y prestigia la tauromaquia por su seriedad, torear en esa plaza mientras media plaza es una "charanga".
A pesar de esa lamentable actitud de la "solanera" pamplonica, la afición de los tendidos de sombra siempre ha reequilibrado a "las peñas", y ha aportado una seriedad que supuso para los toreros una garantía de que se les analizaba y se les exigía para la concesión de trofeos. Pamplona NO ERA PLAZA FÁCIL
Y hablo en pasado porque eso pasó a la historia. Sigue saliendo el toro muy bien presentado e integro de pitones, pero la actitud, el conocimiento y por tanto la respuesta del público a las actuaciones de los toreros es "harina de otro costal".
Lo ocurrido este año colma un vaso que se venía llenando en las últimas ferias. Salvo una de las dos concedidas a Gines Marin y Roca Rey, todas las demás orejas han sobrado, habrían sobrado en esta misma plaza hace mas de diez años.
Pero se agrava el diagnóstico si tenemos en cuenta que de todas las orejas "regaladas" por un público inepto, una tenía que haber ido a las manos de Ferrera, teniendo en cuenta que hizo la lidia mas completa y la mejor faena de la feria. Pero como no había "pegado rodillazos", ni había metido el estoque entero, aunque suministró media en todo lo alto recibiendo al toro, el público prefirió comer y beber a pedir con fuerza la oreja mas merecida de la feria. Solo este reducido cuadro de honor y sobre todo la honradez de "Pirri",que bien caro le costó, se puede salvar del desastre.
En Pamplona, como en el resto de España el público taurino no sabe valorar la suerte suprema. Basta que el estoque entre entero para que el graderío se entusiasme, sin tener en cuenta ni la ejecución ni la colocación del estoque. En Pamplona solo el novillero Colombo mató bien.
El gran maestro y extraordinario torero Rafael Ortega, uno de los mejores estoqueadores de la historia del toreo explicaba sintéticamente la suerte suprema así: <Hay que ir despacio mirando las "agujas", arrastrar el pie por la arena, llenarte la mano izquierda de baba del toro y encunarte>.
Ahora no se tiene en cuenta otra cosa que ver todo el estoque dentro, e incluso hasta se perdona un metisaca en el costillar, como ocurrió en Pamplona con Pepe Moral.
Y si entramos a analizar como valora el publico español la forma de torear y la suerte de picar, mejor nos echamos a llorar. Y Pamplona no iba a ser menos, todo lo contrario. Por lo ocurrido en la feria pasada, no se valora el toreo puro sin concesiones a la galería, el que hizo Ferrera. Gustan mas los "efectismos": rodillazos, carreras al banderillear aunque sea clavando por el costillar, o matar con un feo espadazo caido, tendido y trasero, saliéndose de la linea, pero metiendo todo el estoque.
La tauromaquia ha cogido un rumbo en España muy preocupante, y no precisamente por culpa de los antitaurinos, sino sobre todo por los taurinos y la mayoría de la critica, que han engañado a un público al que le han hurtado la emoción y el miedo en la plaza.
La mayoría de los ganaderos se han doblegado a las exigencias de la "camarilla" que controla la fiesta. Solo unos pocos mantienen la dignidad: Moreno de Silva, Cuadri, Partido de Resina, Escolar y algún otro mas. Otros lo aparentan, aunque lleven unos años ofreciendo un "producto" que casi nada tiene que ver con el original, como Victorino y Adolfo Martin, y sobre todo Miura. Si D. Eduardo levantara la cabeza, corría a "gorrazos" a sus hijos Eduardo y Antonio. Llevamos bastantes años viendo corridas de Miura con casi nada de Miura, sin fuerza, cayéndose y con una "sospechosa nobleza", que nos provoca a los que llevamos viendo miuras mas de sesenta años la siguiente pregunta: ¿ Y ésto es un miura?.
Pero además a pesar de esta situación, lo peor es que tanto en Madrid, como sobre todo en Pamplona, la mayoría de los toros han estado por encima de los toreros, si bien la benevolencia de muchos criticos y del público en general ha premiado injustamente a muchos toreros que no lo han merecido. Y el problema que ésto provoca es el hábito en los taurinos a un conformismo rutinario y vulgar que está destruyendo una fiesta única en el mundo.
Cuando escribo este articulo estoy viendo por tv las corridas de Raso de Portillo, Saltillo y Escolar en Céret; ¡¡Qué disfrute y qué envidia, a la vez!!. Si en España se sigue tratando la fiesta nacional así, desaparecerá antes que en Francia, y los aficionados desde ya, si queremos presenciar un espectáculo taurino con autenticidad, nos tendremos que desplazar allí para no cabrearnos.
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