El legado de Don Pablo Mayoral honrado
en una tarde memorable (Sotillo 22 Julio)
Patrimonio Taurino - 23 JULIO, 2017
Don Pablo Mayoral ha sido homenajeado en Sotillo de las Palomas a través de un gran festejo en memoria de quién más él ayudó, a los novilleros. La unión de fuerzas entre empresa, ganaderas y actuantes ha dado como resultado un casi lleno que deja claro que los novilleros, como Don Pablo siempre defendió, se merecen todo.
El alcalde de Sotillo, Jesús Alonso, ha puesto su cariño en dar a conocer esta bella localidad toledana de 200 habitantes a través del toro y lo ha logrado. Apuestas como éstas deben cundir para que el mundo del toro vuelva a su lógica.
Al comenzar el festejo se entregó un ramo de flores a Doña Mercedes Figueroa, viuda de Don Pablo Mayoral.
Abrió el festejo Alejandro Mora ante un novillo de La Laguna al que faltó más entrega en sus embestidas. El placentino dejó detalles de toreo caro en un trasteo al que faltó más conexión con los tendidos. Alejandro es fiel a su estilo sabedor que en esa línea el tiempo le dará la razón. Con el capote en el quite de los dos novillos de Aarón dejó claro que tiene madera. OVACIÓN al fallar con la espada.
José Rojo salió a reventar la plaza recibiendo al primero a portagayola por gaoneras. La plaza rugió ante un recibo tan sorprendente como valiente. En la muleta no se le vio la frescura de otras tardes pero no bajó en su entrega. Estocada entera y DOS OREJAS.
Tomás Rufo salió a por todas con un recibo en el que conectó con la gente por largas de rodillas y bordó el toreo en dos verónicas preciosas. En la muleta realizó una faena con momentos de muy buena nota por ambas manos ante un novillo que tuvo mucha clase. La espada no tuvo la categoría de la faena. DOS OREJAS.
La mejor versión de Aarón le hizo acreedor del trofeo. Arrebatado, serio y diferente dejó colosales muletazos plenos de inspiración. Gran novillo, premiado con la vuelta al ruedo, y una faena sin patrón dedicada al toreo personal del de La Pueblanueva. Tras pinchazo espantó fantasmas con una buena estocada. DOS OREJAS.
El jurado determinó que Aarón mataría el quinto. El astado, con el novillero roto a torear a la verónica pagó su gran humillación con un pitón partido. El de La Pueblanueva estuvo profesional y mató al animal con suficiencia. OVACIÓN.
A las 9 de la noche la gente abandonó el coso feliz, muy feliz, sabedores de haber disfrutado de un festejo inolvidable. La apuesta de Jesús Alonso por llevar el nombre de su pueblo por el mundo gracias al toro y el impresionante legado de Don Pablo Mayoral fueron premiados por una gran tarde de toros con los novilleros dejando una gran versión. El empresario del coso, Evaristo Olcina, volvió a demostrar que los más jóvenes son el futuro del toreo. Dándoles categoría se crean festejos que quedarán para siempre en la memoria de todos.
P.D. Gracias por tan precioso brindis, torero.
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