la Españona de Mariano se parece
jurídicamente a la Urss de
“La facultad de las cosas difíciles” de Yuri Dombrovski
Abc
La Españona de Mariano es una cosa rara: se dice democracia, pero ignora sus dos elementos constitutivos (separación de poderes y representación política, incompatible con el sistema proporcional y las listas de partido), aunque incorpora dos adelantos socialdemócratas: el delito de odio (hoy descriminalizan el acto de sedición y criminalizan el sentimiento de odio) y el delito de opinión, por el que en Zamora, en defensa del honor de los Iglesias, la juez Mongil San José (¡qué justicias poéticas para Bergamín el Católico!) ha condenado al periodista Hermann Tertsch, que citó lo que en la Causa General se dice de Manuel Iglesias, abuelo del jefe del comunismo español.
–El ofendido por las expresiones vertidas es el fallecido, sin que sea posible apreciar que deben considerarse ofendidos los hijos porque implícitamente se les está llamando hijos de asesinos o hijos de fascista, toda vez que las expresiones se dirigen contra una persona determinada ya fallecida –contestó la juez de Jerez a los hijos de Pemán, que defendían su honor ante una concejala comunista que llamó “fascista, misógino y asesino” a su padre.
En Jerez sí, pero en Zamora no. ¿Por qué? No lo sé: los jueces escriben tan mal como los periodistas, y en la motivación se habla de “Estado democrático” (?). Pero la democracia es forma de gobierno, no de Estado. “Estado democrático” se decía el soviético (y sus satélites) por razones que no caben aquí. Y, bien mirado, la Españona de Mariano se parece jurídicamente a la Urss de “La facultad de las cosas difíciles” de Yuri Dombrovski.
Yo fui a lo de Zamora por curiosidad periodística, pero Iglesias dijo que no quería público y la juez echó de la sala al público... y a la prensa. Sólo trascendió que la fiscal creía que hablaban de Angela Merkel cuando el demandado hablaba de Margarita Nelken.
El silencio liberal es lógico: el que se mueve no sale en la tertulia. Mejor luchar contra Trump con citas de Dawkins y Dori Toribio.
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Un oficio justiciable / Diario El Mundo
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