“lo que no se pudo con los votos” de manea impersonal y en tiempo pretérito. El significado exacto es el reconocimiento del fracaso político de una revolución que pretendió contar con el pueblo en una versión del comunismo con los valores del siglo XXI, entre ellos y principalmente el de la libertad.
“LO QUE NO SE PUDO CON LOS VOTOS LO HARÍAMOS CON LAS ARMAS”
(Nicolás Maduro, Presidente de Venezuela)
Fortunato González Cruz*
“La lengua es el castigo del cuerpo” reza un dicho antiguo. Lo sensato es que el pensamiento anteceda a la palabra que la boca pronuncia y se cuide el contenido, la forma y la oportunidad. Estas son regla universales pero son mucho más obligantes para quien habla en representación de un pueblo que lo eligió y se supone representa. La palabra en boca del presidente de Venezuela no es banal porque aunque parezca necia, estúpida o torpe tiene consecuencias y desata acontecimientos, hayan sido o no previstos.
La frase con la que titulo este artículo la dijo el presidente de Venezuela en un acto público por los medios masivos. El mundo entero la recoge en titulares. Es sin duda necia, torpe y estúpida pero encierra una confesión, es una gravísima expresión de la voluntad de quien se cree dueño del poder pero que dice muchas otras cosas que hay que saber leer. Dice “lo que no se pudo con los votos” de manea impersonal y en tiempo pretérito. El significado exacto es el reconocimiento del fracaso político de una revolución que pretendió contar con el pueblo en una versión del comunismo con los valores del siglo XXI, entre ellos y principalmente el de la libertad. Le atribuye el fracaso al conjunto del grupo político que lideró Chávez y del que él formó parte fundamental pero que inútilmente trata de eludir. No dijo “no pudimos”, ni “no pude”. Hay un “yo no fui” allí metido que indica cobardía, irresponsabilidad y cinismo. Es el reconocimiento de la derrota del proyecto que comenzó el 4 de febrero de 1992 y que a él, a Maduro, le corresponde enterrar bañado en sangre. No pudieron ni convencer, ni dominar, ni vencer. Es la confesión más patética del fracaso de una experiencia que dejará al país arrasado, en la miseria, y desperdiciado el mayor capital político y la más grande abundancia de recursos jamás soñados.
Agrega Maduro: “lo haríamos con las armas” en primera persona del plural en modo indicativo potencial, futuro condicionado o hipotético. Es un tiempo verbal que expresa una acción que puede suceder si antes se cumplen unas condiciones determinadas. Dicho en criollo, si tiene la sartén por el mango y él sabe que no la tiene. Que esa precondición no la domina, no está en sus manos. Es una fatal confesión de debilidad que expresa una inaceptable amenaza y anuncia un peligro inminente, pero deja en evidencia su fragilidad, su falta de piso político y su soledad.
Ese “la haríamos con las armas” es un desafío a la fuerza armada que sigue en una fidelidad perruna como coprotagonista de la sumisión a Cuba, de su pertenencia a la delincuencia de la élite y su alianza con la que se utiliza para sembrar el miedo, saquear y ejercer la cruel represión contra el pueblo. Las armas son del gobierno y las administra la fuerza armada. Con ellas han matado miles de personas mediante el apoyo a la delincuencia común, esa alianza que nos resulta difícil de creer y sobre la que se apoya este asalto masivo a las instituciones.
Ese “haríamos” revela que sabe que el pueblo detendrá esta locura y está dispuesto a luchar hasta el final. Que el proyecto patina en sus propios excrementos y que terminará muy mal.
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*Fortunato González Cruz, es Académico de Mérida, Catedrático de la U.L.A. de Mérida-Venezuela / Miembro de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales / Fundador y Director de la Cátedra de Tauromaquia "G. Briceño Ferrigni" de la U.L.A.
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