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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 27 de mayo de 2018

"EL TONTO NO DESCANSA". Pedro Sánchez Castejón (PSOE) apela a la ‘dignidad de las instituciones’ mientras tiene 77 casos de corrupción abiertos



ENTRE ELLOS EL MAYOR ESCÁNDALO DE CORRUPCIÓN DE LA DEMOCRACIA: EL DE LOS ERES

El PSOE apela a la ‘dignidad de las instituciones’ mientras tiene 77 casos de corrupción abiertos

Ayer el PSOE presentó una moción de censura con el fin de llevar a Pedro Sánchez Castejón a la presidencia del Gobierno, con el fin -dice- de “recuperar la dignidad de las instituciones”.

Un poco de memoria: esto es lo que el PSOE y Pedro Sánchez hicieron con las pensiones.

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¿Va a regenerar España un PSOE con 77 casos de corrupción abiertos?

La moción del PSOE hace referencia a la sentencia del caso Gürtel, publicada anteayer y que condenó al PP por financiación irregular. Que Sánchez Castejón vaya a regenerar las instituciones suena a broma de mal gusto, si tenemos en cuenta que el PSOE está implicado ahora mismo en 77 casos de corrupción política, según indica la web Casos-Aislados.com, que los enumera uno a uno.

El PSOE ingresó con FILESA 29 veces más que el PP con Gürtel

De hecho, precisamente fue el PSOE el primer partido al que una sentencia judicial firme señaló por financiación irregular, concretamente con el caso FILESA, en 1997. El Tribunal Supremo acreditó que el PSOE había obtenido ilegalmente más de 1.200 millones de pesetas, lo que sería a día de hoy más de 7,2 millones de euros, es decir 29 veces lo que la Audiencia Nacional reclama al PP por el caso Gürtel (245.492 euros). Claro que todas estas cantidades son calderilla si las comparamos con el más voluminoso escándalo de corrupción de la democracia, el de los EREs y los cursos de formación de Andalucía: 3.200 millones de euros, un caso que también afecta de lleno al PSOE, que lleva décadas gobernando esa región. ¿Regenerar, dices, Pedro?

En 2016 Sánchez negoció con los separatistas para hacerse con el poder

Indudablemente, el caso Gürtel ha demostrado que como en tantas otras cosas, el PP de Rajoy se ha convertido en un imitador del PSOE: un partido que ha hecho suyos no sólo los dogmas ideológicos de la izquierda, sino también sus vicios. Pero ahí no terminan las coincidencias. Si por algo han destacado ambos partidos es por su propensión a pactar con el separatismo. Hace sólo tres días, Rajoy logró el apoyo del PNV a sus presupuestos, sin que sepamos todavía hasta qué punto habrá cedido el todavía presidente del Gobierno para pagar ese apoyo. El PSOE también tiene una larga experiencia en ello: en su momento gobernó en Cataluña con el apoyo de los separatistas de ERC, y nunca le ha hecho ascos a recibir el respaldo de los hispanófobos para llegar al poder.

El actual secretario general del PSOE no es ajeno a esa sucia práctica. Hace dos años Pedro Sánchez estuvo negociando con Podemos y con los separatistas para hacerse con el poder, a pesar de haber perdido las Elecciones Generales de ese año. El grado de claudicación al que llegó Sánchez frente al separatismo y la ultraizquierda acabó escandalizando a una parte de su propio partido (que ya es decir), lo que provocó que Sánchez dimitiese el 1 de octubre de 2016, después de la dimisión en bloque de 17 miembros de la ejecutiva del partido. Con aquel penoso espectáculo, Sánchez demostró que sólo penaba en llegar al poder a costa de lo que fuese, con un absoluto desprecio por España y por la dignidad de esas instituciones a las que ahora dice que va a salvar.

Sánchez corteja al separatismo después de tacharlo de ‘amenaza’ para España

Pedro Sánchez protagonizó aquella traición frustrada a España sólo un año después de hacerse la famosa foto con una gran bandera española, en un acto en el que reivindicó el “el patriotismo cívico” (otro claro ejemplo de lo que os comentaba aquí hace un par de días). Es pasmosa la capacidad de Sánchez para cambiar de discurso. Tras haber intentado pactar con los separatistas en 2016, en septiembre de 2017 dijo que en España hay cuatro naciones: España, Cataluña, País Vasco y Galicia, demostrando que no tiene el menor respeto por la Constitución, que sólo menciona una Nación: la española. Sin embargo, en abril de 2018, en un mitin de los socialdemócratas del SPD celebrado en Wiesbaden (Alemania), Pedro Sánchez tachó al separatismo de ser una “amenaza no solo para España, sino también para Europa” y de ser contrario a los “valores europeos”. Sólo ha pasado un mes. Pues bien: ayer Pedro Sánchez confiaba en llegar al poder con el apoyo del separatismo. ¿Sabrá este individuo lo que es la coherencia y la vergüenza? ¿Con qué cara pretende gobernar España un tipo que un día carga contra los que quieren romper nuestra Nación, y un mes después se echa en sus brazos?

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