Esa bestia descerebrada que ha sido nombrado presidente del Cataluña, el Sr. Torrá, un nazi de corte hitleriano, o tal vez peor porque ya estamos en el siglo XXI avanzado, racista y xenófobo despreciable, de mente sucia y alma podrida, una masa amorfa llena de odio hacia los españoles no separatistas, ha dicho cosas infinitamente peores (nos considera seres inferiores), y no está en la cárcel para el resto de su sucia, hipócrita y mezquina vida, porque según los jueces es libertad de expresión.
España a la deriva
Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
Muchos tuvimos la suerte de ver una España en orden, en paz, trabajadora y en auge, donde las personas honradas, decentes, disfrutaban de libertad, podían expresarse sin temor a nada, siempre respetando las leyes y a los demás, pero los delincuentes no tenían la más mínima posibilidad de escapar de la ley. En aquella España era verdad que el que la hacia la pagaba, pero ahora eso es solo una frase que pronuncian algunos políticos, muchísimos de ellos corruptos, verdaderos delincuentes, a sabiendas de que es mentira.
Pues bien, los que vivimos aquella España no podemos entender, no podemos soportar la España actual, que es justamente todo lo contrario. Una España rota en 17 pedazos, desorden generalizado, solo hay justicia para algunos, y una ley, enormemente permisiva para los delincuentes, que aun así se aplica solo a algunos, pues otros muchos no la cumplen, como ha sido y es en Cataluña, y aquí no pasa nada.
Esa ley, tan permisiva, que ahora existe en España, el Código que impera fue elaborado y aprobado por el PSOE, siendo ministro don Juan Alberto Belloch, y leído detenidamente da la impresión de que hubiese sido redactado por delincuentes y a su medida.
Como era de esperar, ello nos ha llevado a ser el paraíso de los terroristas, de los ladrones, de los drogadictos y traficantes con drogas, de los traficantes con armas, de los delincuentes en general. La costa del Sol, y otras muchas zonas de España, está plagada de delincuentes de todo el mundo, donde viven tranquilos, disfrutando de impunidad y de los muchos beneficios de sus negocios ilegales.
España es un barco a la deriva que va derecho al caos total,
ya es casi total, y quizá al enfrentamiento violento.
Hace poco nos echábamos las manos a la cabeza cuando se publicaba el asesinato de una mujer por su ex-pareja, por la mal llamada violencia machista, cuando en realidad es violencia de sexo, o si quieren violencia domestica, pero ya, como se publica un caso cada pocos días, ni nos inmutamos, se ve casi normal.
Hace años nos sorprendíamos cuando un delincuente era detenido por la policía, y entraba en la comisaria por una puerta y a los pocos minutos u horas salía por otra, para seguir delinquiendo. Ahora eso es lo habitual y ya lo consideramos normal.
Hace unos años nos indignábamos cuando un político no iba a la cárcel tras haber cometido alguna fechoría, pero ya , como son tantos casos, también lo vemos normal.
Más tarde, aunque esto viene de largo, nos sorprendíamos cuando en Cataluña no se cumplía una ley, pero ahora como no se cumple ninguna lo vemos normal.
Antes poníamos el grito en el cielo cuando algún catalán insultaba al resto de españoles, al rey, al himno nacional, a nuestra bandera, pero ahora como eso es a diario lo vemos normal.
Cuando el Sr. Pujol escribió aquello de que, "los andaluces son hombres poco hechos", nos indignamos, más o menos, pero ahora se dicen cosas mucho peores y como es a diario ni nos alteramos.
Esa bestia descerebrada que ha sido nombrado presidente del Cataluña, el Sr. Torrá, un nazi de corte hitleriano, o tal vez peor porque ya estamos en el siglo XXI avanzado, racista y xenófobo despreciable, de mente sucia y alma podrida, una masa amorfa llena de odio hacia los españoles no separatistas, ha dicho cosas infinitamente peores (nos considera seres inferiores), y no está en la cárcel para el resto de su sucia, hipócrita y mezquina vida, porque según los jueces es libertad de expresión.
Pero ha ido más lejos aun, ha tomado posesión sin mencionar la Constitución española. Cualquier funcionario, por ejemplo un profesor de Universidad, para tomar posesión debe jurar o prometer respetar la Constitución, y un presidente de comunidad autónoma ni la menciona. Ello da idea de la descomposición en que se encuentra España. Lo lógico sería que esa toma de posesión fuese nula y que el Sr. Torrá ya estuviese con un pijamas de rayas entre rejas y para muchos años, pero al contrario, el Sr. Rajoy dijo que debe suspenderse ya el artículo 155, que en realidad ha sido tan mínimo, tan suave, que podríamos decir el artículo 0,155. Aunque parece que el Sr Rajoy ha rectificado y ahora piensa dejarlo activado, pero, ¡a ver si es de verdad!
También nos hemos habituado ya a los ataques físicos y verbales a los cristianos, pero eso, según las autoridades, es libertad de expresión.
Si no es bastante con todo ello, en los últimos meses se están haciendo frecuentes los ataques a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, estando de servicio y sin estarlo. En el caso de Alsasua fueron terroristas quienes les atacaron, luego separatistas catalanes antes del 1-O, el 1-O y después del 1-O, pero ahora ya son delincuentes comunes, como en el caso de La Línea de la Concepción y otros muchos.
Y no solo a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, pues en Cataluña hace unas semanas atacaron a un militar que tuvo que huir a toda velocidad en su coche, de lo contrario le matan.
Todo esto ocurre en España porque las autoridades, los jueces, los fiscales, los políticos, lo están permitiendo. Están llevando a España a la deriva hacia el desastre total, hacia el caos.
Todas esas autoridades, todos los que lo permiten no tienen dignidad, son amorales, son rémoras que están destruyendo la nación española, saqueándola, y deberían estar todos ellos en la cárcel para siempre.
Con la deriva que lleva España es muy posible que, a no tardar mucho, lleguemos a otro enfrentamiento armado, al menos en Cataluña, y las mencionadas autoridades que lo están propiciando serán las responsables, unas por omisión, por no haber cumplido con su deber y otras por acción, por querer romper España y sembrar odio entre los españoles, exactamente igual que hizo el Frente Popular en 1936, es decir, la izquierda radical que en España y en el mundo entero solo genera miseria, odio, y crimen.
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