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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 26 de mayo de 2018

SAN ISIDRO 2018. HOY ERA EL DÍA… / por Antolín Castro

 

 Talavante y López Simón en hombros. /Foto: Andrew Moore/
  

Por méritos adelantemos que hoy era el día… de Alejandro Talavante. Se puede no estar anunciado y entrar vía una sustitución, esa puede ser la vía para ser tu día. El extremeño se encontró con el toro de cuvillo que le hacía falta...

HOY ERA EL DÍA…

S.I.18.- En todo hay que tener el día. ‘Tuvo su día o no tuvo su día’ son frases muy utilizadas en las distintas facetas de la vida. En la taurina no podía ser diferente.

Pues era, ha sido, el día de muchas cosas. Por méritos adelantemos que hoy era el día… de Alejandro Talavante. Se puede no estar anunciado y entrar vía una sustitución, esa puede ser la vía para ser tu día. El extremeño se encontró con el toro de cuvillo que le hacía falta para montar una faena con un principio y final de iguales características, doblándose con el cuvillo; entre medías largas series por ambas manos, muy ligadas, que han puesto de acuerdo a la plaza. Talavante no era la primera vez que lucía así en Madrid, en esta ocasión sin salirse del clasicismo, sin esos muletazos con los que suele sorprender en otras ocasiones. Cabal. Espadazo y las dos orejas. Hoy era el día… de ver cómo se paseaban dos orejas por un torero. Poco le faltó para arrancar otra al quinto, éste ya bajo el aguacero y entre charcos, pero no pudo ser.

Hoy era el día… para que López Simón volviera a sus inicios: el dramatismo. El de Barajas funciona mejor cuando el drama se mezcla con sus ganas. Ahí le llega a la gente y ahí le ha llegado hoy tras la paliza que llevó durante el trasteo intermitente que le estaba instrumentando a su primero, un sobrero de Conde de Mayalde. Luego, al matar a la segunda volvió a ser volteado feamente y con ello la conexión con el público fue plena. Oreja.

Tras de la enfermería, salió de ella Alberto y eso tampoco es nuevo, forma parte de su romance con esta plaza. La épica con el jabonero, bajo el aguacero y descalzo, otra seña de identidad del madrileño, en el barrizal, eran el caldo de cultivo perfecto. La espada hizo el resto. Pañuelos al viento y de ese modo otra oreja y salida en hombros con Talavante. Hoy era el día… de ver salir a dos toreros en hombros. En los últimos veinticinco años, por lo menos, solo dos veces. Hoy era el día.

Juan Bautista no estuvo mal en su lote; en uno lloviendo y en el otro diluviando, pero en su caso hoy era el día… de no ser el que consiguiera el mejor lote en el sorteo matinal.

Hoy era el día… para que se devolviera el primer toro en la feria de forma reglamentaria. El anterior devuelto se hizo de aquella manera tan escandalosa que todos contamos.

Hoy era el día… para demostrar la importancia que tiene el que te pongan, el que te ofrezcan carteles. Sin esa opción Talavante no sería a día de hoy el triunfador de la feria. ¿Tiene o no tiene importancia? Aquellos otros toreros que hubieran merecido la sustitución no es que no hayan tenido su día, lo que han tenido es alguien que se ha hecho el sordo.

Hoy era el día… para que alguien tome la decisión de suspender un festejo, dadas las condiciones climatológicas y el estado del ruedo. No ha pasado nada que lamentar porque hoy no era el día, pero estas cosas tienen que tener un protocolo. El nuestro es que a la muerte del cuarto se debió suspender por el malísimo estado del ruedo. Pero hoy era el día… en que esto que opino a muchos no les importa.

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