El matador David Mora, que ejerció de presentador, ayer con el pregonero, Juan Lamarca - RAFAEL CARMONA |
Lamarca, que disertó tras haber sido presentado por el matador de toros David Mora, estructuró su ponencia a partir de la experiencia personal vivida en su encuentro con la Fiesta. Según aseguró, Córdoba fue para él la ciudad en la que tuvo lugar su «despertar taurino».
El expresidente de Las Ventas evoca su ligazón con la capital por la Fiesta, pero avisa del retroceso que ésta vive en ella
Un pregón de la Feria Taurina de Córdoba convicente y con tono crítico
VÍCTOR MOLINO
Convincente y con sólidos argumentos: así fue ayer el Pregón Taurino de la Feria de Córdoba, que tuvo lugar ayer. Juan Lamarca, reconocido protagonista del mundo del toro dentro y fuera de España por haber sido durante 29 años parte de la autoridad del coso más importante del planeta, Las Ventas, ofreció anoche en el Círculo de la Amistad de Córdoba el citado Pregón, organizado por la Tertulia del Castoreño.
Lamarca, que disertó tras haber sido presentado por el matador de toros David Mora, estructuró su ponencia a partir de la experiencia personal vivida en su encuentro con la Fiesta. Según aseguró, Córdoba fue para él la ciudad en la que tuvo lugar su «despertar taurino».
En ese sentido, recordó que ya en su infancia, siempre se interesó por el toreo una vez recordaba cada año la figura de Manolete. El expresidente, que en declaraciones a ABC, aseguró que «es un honor poder ser pregonero en esta tierra», manifestó que le impresionó mucho en su infancia cómo se recordaba la figura del cuarto Califa a pesar de que ya hacía años que había fallecido. En aquella época, «a todo el mundo le gustaban los toros», dijo.
En los mismos términos, recordó su afición al toreo a partir de la irrupción de la figura de Manuel Benítez, a quién intentó ver en su ciudad natal (Úbeda) de pequeño en el debut del mismo en el histórico coso, donde acabó resultando cogido (1962).
Lamarca lamentó, en un tono más pesimista, que «todo lo que está pasando en el país afecta directamente a la Fiesta», en alusión a que no se está produciendo una evolución sino una «degeneración social» que también se contempla en todo lo relacionado con el toreo. Para el pregonero, la Fiesta está sufriendo una «hostilidad» que en Córdoba «aún es más notoria», dado el papel que ha desempeñado históricamente en el mundo taurino.
Y dejó entrever que la capital no está jugando el papel que debiera desempeñar en el mundo del toro. «Córdoba se ha quedado como una reserva espiritual del toreo, dónde sólo queda Finito como una gloria viva».
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