Susto de El Puchi
"...¿Habrá que volver a decir que la base de todo este tinglado es el toro? ¿Habrá que repetir que si el toro desaparece, desaparece la Fiesta?..."
José Ramón Márquez
El próximo día 7 de junio se cumplirán diecinueve años de la faena de César Rincón a Bastonito, de Baltasar Ibán, toro que fue protestado de salida por aquel 7 de cuando había 7 y que desde el principio a algunos nos puso a soñar al verle rematar en los burladeros de manera seca y decidida. Diecinueve años, que se dice pronto lo vivos que permanecen en la memoria aquel toro y aquel torero, aquella casualidad cósmica que llevó a enfrentar a los dos que debían enfrentarse para gloria del toreo y de la ganadería brava. Parece mentira que no recordemos ni una sola cosa de las que hizo el otro día el pobre Perera y que, al parecer, fueron tan óptimas, y que permanezca tan vívida en la memoria la lucha a sangre y fuego de un toro y un hombre en la suave tarde de aquel 7 de junio de 1994.
¿Habrá que volver a decir que la base de todo este tinglado es el toro? ¿Habrá que repetir que si el toro desaparece, desaparece la Fiesta?
Hoy se lidiaron toros de la razón social PREZ 88 S.A., toros salmantinos de Castraz de Yeltes, toros de «eliminando lo anterior», que ya sabrá bien PREZ 88 S.A. lo que hace con su ganado y que si les da la cartera para mandar al matadero lo que había de Vega Villar, con sus patas blancas y sus capas berrendas, pues mira qué bien, y que si les da la cartera para comprarse unas vaquitas de El Pilar, pues tan ricamente, que los PREZ 88 se compraron sus juampedrillos y se los llevaron a Castraz a esebegin the begin de ganadero societario que quiere llegar a saltos al lugar donde otros llegaron a base de años.
Ya tenemos anunciados en Madrid a los pupilos de PREZ 88 S.A., el fruto de tantos desvelos, ya están los juampedrillos afincados en Salamanca, correteando por la blancuzca arena de Las Ventas y proclamando su verdad ganadera que es que para este viaje ya podían no haber eliminado lo que tenían, que lo que falla, me parece, no es el encaste, sino el ganadero. Y es que resulta muy difícil imaginar la tienta organizada por un Consejo de Administración, con su Consejero Delegado -CEO dicen ahora- aprobando por mayoría simple a las becerras y revisando las líneas y las reatas. ¡Menudo galimatías! Aunque, visto lo visto, más que una Sociedad Anónima debería haberse hecho cargo de esta ganadería una Sociedad de Capital-Riesgo de esas que tributan en Barbados, por lo que luego se verá.
Los toros salieron con presencia, bastante deslucidos y predominantemente mansos. El quinto le arreó tal cabezazo, sin humillar, a las tablas, junto al burladero del 9, que se quedó gagá y hubo que llamar al Excmo Sr. D. Florito para que sus bueyes retirasen del ruedo a aquel gigantón que estaba groggy. En su lugar volvió a aparecer en Madrid el viejo hierro de Aleas, colocado a fuego sobre el cuero de otro juampedrillo que no desmerecía nada de los de la carrera oficial y que si en vez del histórico 9 llega a llevar en el anca la marca de los PREZ 88 S.A., nadie se hubiese dado cuenta ni por tamaño, ni por modales.
Para dar fin de los S.A. se vinieron a Las Ventas Uceda Leal, Eduardo Gallo y David Mora.
A Uceda le vimos anteayer, todo frialdad, en Talavera de la Reina. Igual que allí estuvo hoy en Madrid. Da la impresión de que está aburrido y sin ilusión. La misma sensación ha dejado en dos corridas celebradas en dos ciudades y con ganado de signo muy distinto. Hoy, además, dio el mitin con el estoque, pero a un hombre que ha matado de manera tan pura, marcando perfectamente los tiempos y cobrando grandes estocadas lo último sería venir a echarle cuentas porque un día las cosas no le rodaron como siempre. A punto estuvo de que le sonase el tercer aviso, y no fue así yo creo que por la decidida actuación del asesor don Luciano Briceño dilatando el paso del tiempo, para que luego digan de Morante y los relojes En cualquier caso el toro se echó y Uceda se libró de que le echasen el toro al corral. En el sexto hizo un quite providencial llevándose en la punta del capote al toro que amenazaba con echar mano a Víctor Manuel Martínez de la cuadrilla de David Mora, a quien ha librado de una segura cornada.
Eduardo Gallo tuvo al alcance la faena soñada por él y por sus mentores, pues los dos toros que le salieron tenían bastante más interés que el propio torero en abrir la Puerta Grande. Gallo puso bien a las claras en Las Ventas que lo suyo es la infinitud, y para conseguirla, para obtener el muletazo infinito ése que cantan por ahí, no dudó en seguir la receta que se ofrece gratuitamente a quien la quiera comprar y que consiste en retrasar la pierna, antes llamada de carga, lo más posible, pues haciendo eso parece ser que el muletazo no finaliza nunca y se llega al éxtasis de lo infinito. Para los que buscamos toreo del antigualla, sin infinitudes, Gallo nos dejó más fríos que las alcachofas de La Sirena. En mayo del año pasado, antes de Feria, en una tarde a la desesperada creo recordar que sin apoderado ni contratos, Gallo nos hizo concebir expectativas con una memorable faena al toro Festivo, número 20, de Martín Lorca (también del monoencaste), rematada con naturales de gran verdad. Un año más tarde ha vuelto Gallo a esa tierra de nadie áspera y yerma del toreo moderno, por lo que recupera de pleno derecho el cariñoso apelativo de «Pollo».
David Mora saludó a su primero por verónicas de las cuales hubo buenas dos y media y llevó a su primer toro al caballo con un precioso y ajustado galleo por chicuelinas rematado con una revolera. Ahí se acabó todo. A su primero le anduvo persiguiendo por diversos terrenos de la Plaza sin echar raíces en ninguno. Su segundo, Niñito, número 21, un toro muy violento, de esos juampedros que salen revirados, puso de manifiesto la falta de concepto de la lidia que tiene Mora, que se ve que anda entrenándose todo el día para lo de alargar el muletazo hasta el infinito empezándolo en la cadera y terminándolo donde vive Buzz Lightyear o más allá. Y no echa cuentas de lo que es la base del toreo. El toro le sorprendió las veces que quiso y no se vio al torero con suficiente oficio como para hacerse con él. Le aplicó esos muletazos modernos en que el torero va totalmente descubierto, pues el toro le importa un huevo, y en el primero que le fue a dar de esa guisa el toro ya casi se le echó a los lomos. El toro impuso su ley y no tuvo enfrente una muleta que supiese hacerse con él a base de dominio y de poder; se murió porque estaba en el guión. Todo lo que le hizo Mora al tal Niñito estaba muy por debajo de lo que el animal precisaba porque si nadie sabe ya lidiar, y el público acude a la Plaza en búsqueda de infinitud al precio que sea, ¿por qué se lo tenemos que ir a pedir precisamente a éste?
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