"...El maestro, cuando se le preguntó que es el arte, lo dejó claro: “El arte es torear bien”..."
¡MIRA COMO SUBE AL
CIELO LA GRACIA TOREADORA !
José María Sánchez Martínez-Rivero.
Ha muerto Pepe Luís
Vázquez. La gracia toreadora. El toreo de Pepe Luís fue un toreo en el cual la
gracia y la gallardía eran santo y seña de un toreo personalísimo. La afición
de su época, y en el pleno poderío de su arte, siempre esperaba un detalle, una
faena, que le produjera emociones que eran inigualables e imposibles de
alcanzar con cualquier otro torero. Su capote y muleta, mágicos, expresaban la
genialidad de que era capaz.
Rafael Duyos, insigne
poeta, dejó plasmados en unos versos de dónde le venía ese arte, esa gracia
torera.
Pepe Luís, Pepe Luís
Vázquez,
Anda dime tu secreto…
Si he “nasio” en San
Bernardo
¿Es que no basta con
eso?
La gracia ante el
toro deslumbra a los públicos, como tea, prende en los graderíos y el
entusiasmo se hace presente. Pero si esta gracia, este arte, no se acompaña de
la visión del toro, del conocimiento de éste, desde que sale del chiquero, no
sería posible expresarla. Es decir, la gracia tiene que ir aunada con el
conocimiento del toro que se va a lidiar. El maestro en varias ocasiones lo
dejó claro.
“Siempre
me fijé en las condiciones del toro. Tenía que estudiar al toro para poder
estar delate de él sin hacer el ridículo, es decir, se puede estar mal,
fracasar, pero no hacer el ridículo. Tienes que saber ver al toro y las
condiciones que presenta para su lidia. Ver al toro –insisto- y si no se puede
hacer otra cosa, estar correcto, lidiar y matar.”
El equilibrio entre
la gracia y la técnica: ése es el secreto. Y ése era el secreto de Pepe Luís.
Pocos matadores lo han poseído. Tuvo detractores de su toreo porque decían que
toreaba a toro arrancado. Si se torea bien a toro arrancado y, también, bien,
obligando al toro, ¿por qué negar ambos toreos? El maestro, cuando se le
preguntó que es el arte, lo dejó claro: “El arte es torear bien”.
Fue contemporáneo del
Monstruo de Córdoba, al que admiraba como inmenso matador. Por su parte Manuel
Rodríguez, igualmente, admiraba a Pepe Luís. En cierta ocasión, después de la
muerte del Monstruo, Paco Acedo, amigo de Manolete, en una entrevista
manifestó:
-
Entonces las
admiraciones grandes de Manolete han sido Chicuelo con el capote y Ortega con
la muleta, ¿no?
-
Al principio, sí
señor. Pero luego vino una vez a Córdoba
y venía loco con Pepe Luís Vázquez. No paraba de hablarnos de él. Y yo le dije
un día: “Que le has visto tú a ese torero?” Y él me contestó: “Que ¿qué le he
visto? ¡Que si tuviera una chispita de más valor, ni yo ni nadie teníamos nada
que hacer en el toreo!...”
No cabe mejor elogio
del maestro de San Bernardo, que el expresado por un mito del toreo como fue
Manolete y con el que alternó en muchas tardes.
En noviembre de 1998,
el autor de este artículo tuvo el honor de que el maestro le dedicara una foto,
obtenida en Jerez, en 1943, en la que alternó con Manolete y Rafael el Gallo en
un festival. La dedicatoria dice así:
“Para
José María Sánchez, con amistad y afecto y como recuerdo de una época bastante
luminosa del toreo. Pepe Luís Vázquez”.
“Época bastante luminosa del toreo…”, hasta para dedicar fotos tenía
arte.
Sentimos su pérdida
irreparable para el toreo. Descanse en paz.
Terminaremos este
modesto recordatorio con el poeta Rafael Duyos que le dedicó los siguientes
versos:
“¡Déjalo, déjalo, que el toro ya
vendrá solo…!”
Pepe Luís le llama: “¡Toro!”
y el toro clava los cuernos en el
aire de la tarde,
y se funden sobre el ruedo, en un
milagro de gracia,
capote, toro y torero…
¡Los ángeles hacen palmas desde
los palcos del
Cielo!
En Collado-Villalba,
mayo de 2013.
Grande el maestro.
ResponderEliminarBien este artículo porque no es la clásica biografía después de muerto.
ResponderEliminarDon Segundo Puyazo.