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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 22 de mayo de 2013

PEPE LUIS.- ¡MIRA COMO SUBE AL CIELO LA GRACIA TOREADORA! / José María Sánchez Martínez-Rivero.




"...El maestro, cuando se le preguntó que es el arte, lo dejó claro: “El arte es torear bien”..."

¡MIRA COMO SUBE AL CIELO LA GRACIA TOREADORA!

José María Sánchez Martínez-Rivero.
Ha muerto Pepe Luís Vázquez. La gracia toreadora. El toreo de Pepe Luís fue un toreo en el cual la gracia y la gallardía eran santo y seña de un toreo personalísimo. La afición de su época, y en el pleno poderío de su arte, siempre esperaba un detalle, una faena, que le produjera emociones que eran inigualables e imposibles de alcanzar con cualquier otro torero. Su capote y muleta, mágicos, expresaban la genialidad de que era capaz.
Rafael Duyos, insigne poeta, dejó plasmados en unos versos de dónde le venía ese arte, esa gracia torera.

                        Pepe Luís, Pepe Luís Vázquez,
                        Anda dime tu secreto…
                        Si he “nasio” en San Bernardo
                        ¿Es que no basta con eso?

La gracia ante el toro deslumbra a los públicos, como tea, prende en los graderíos y el entusiasmo se hace presente. Pero si esta gracia, este arte, no se acompaña de la visión del toro, del conocimiento de éste, desde que sale del chiquero, no sería posible expresarla. Es decir, la gracia tiene que ir aunada con el conocimiento del toro que se va a lidiar. El maestro en varias ocasiones lo dejó claro.

“Siempre me fijé en las condiciones del toro. Tenía que estudiar al toro para poder estar delate de él sin hacer el ridículo, es decir, se puede estar mal, fracasar, pero no hacer el ridículo. Tienes que saber ver al toro y las condiciones que presenta para su lidia. Ver al toro –insisto- y si no se puede hacer otra cosa, estar correcto, lidiar y matar.”

El equilibrio entre la gracia y la técnica: ése es el secreto. Y ése era el secreto de Pepe Luís. Pocos matadores lo han poseído. Tuvo detractores de su toreo porque decían que toreaba a toro arrancado. Si se torea bien a toro arrancado y, también, bien, obligando al toro, ¿por qué negar ambos toreos? El maestro, cuando se le preguntó que es el arte, lo dejó claro: “El arte es torear bien”.

Fue contemporáneo del Monstruo de Córdoba, al que admiraba como inmenso matador. Por su parte Manuel Rodríguez, igualmente, admiraba a Pepe Luís. En cierta ocasión, después de la muerte del Monstruo, Paco Acedo, amigo de Manolete, en una entrevista manifestó:
-                  Entonces las admiraciones grandes de Manolete han sido Chicuelo con el capote y Ortega con la muleta, ¿no?
-                  Al principio, sí señor. Pero luego vino  una vez a Córdoba y venía loco con Pepe Luís Vázquez. No paraba de hablarnos de él. Y yo le dije un día: “Que le has visto tú a ese torero?” Y él me contestó: “Que ¿qué le he visto? ¡Que si tuviera una chispita de más valor, ni yo ni nadie teníamos nada que hacer en el toreo!...”
No cabe mejor elogio del maestro de San Bernardo, que el expresado por un mito del toreo como fue Manolete y con el que alternó en muchas tardes.

En noviembre de 1998, el autor de este artículo tuvo el honor de que el maestro le dedicara una foto, obtenida en Jerez, en 1943, en la que alternó con Manolete y Rafael el Gallo en un festival. La dedicatoria dice así:

“Para José María Sánchez, con amistad y afecto y como recuerdo de una época bastante luminosa del toreo. Pepe Luís Vázquez”.

Época bastante luminosa del toreo…”, hasta para dedicar fotos tenía arte.
Sentimos su pérdida irreparable para el toreo. Descanse en paz.
Terminaremos este modesto recordatorio con el poeta Rafael Duyos que le dedicó los siguientes versos:

“¡Déjalo, déjalo, que el toro ya vendrá solo…!”
Pepe Luís le llama: “¡Toro!”
y el toro clava los cuernos en el aire de la tarde,
y se funden sobre el ruedo, en un milagro de gracia,
capote, toro y torero…
¡Los ángeles hacen palmas desde los palcos del
Cielo!

En Collado-Villalba, mayo de 2013.


2 comentarios:

  1. Bien este artículo porque no es la clásica biografía después de muerto.
    Don Segundo Puyazo.


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