José Ramón Márquez
No se podían pedir más cosas: ser el pregonero de las fiestas de Madrid, ser el protagonista central del cartel de Kukuxumusu para la Feria de San Isidro, orlado por los seis toros, ser el protagonista de un spot del hijo de Michelín; venirse a Madrid a matar seis toros vendimiados a Victorino en un sábado de puente; y convencer a Manoli, la hermana de El Cid, para que se meta a picadora y se anuncie Manuel Cid. No se podían pedir más cosas para que Gallito de Taurodelta diese su campanada. Pues ni por ésas. Ahora dirán que la cosa salió como salió porque se les hundió la carpa, y sin carpa no hay quien toree.
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