Enrique Herreros
Madrid, 27/05/2013.-
En estas fechas, el pasado día 24 se han cumplido 44 años de aquel triste sábado del mes de mayo de 1969 cuando ocurrió aquel accidente mortal de Rafel Vega de los Reyes 'Gitanillo Triana'; el choque tuvo lugar justamente en el kilómetro 70 de la carretera de Valencia cuando el exquisito torero sevillano acompañado de su yerno, el diestro venezolano Héctor Álvarez, se empotraron contra un camión al regresar a Madrid de la finca 'La Paz', invitados por Luis Miguel Dominguín a una fiesta que, el bien llamado Número Uno, daba a unos importantes hombres del cine norteamericano.
Han pasado ya demasiados años de aquel amargo suceso; no obstante el nombre de Rafael me viene mucho a la memoria por lo mucho que le traté cuando, ya retirado del toro, regentaba junto a su suegra, la gran Pastora Imperio, el más consagrado de todos los tablaos flamencos que hayan existido: El Duende.
En aquella época, Rafael y Luis Miguel eran uña y carne; muchas veces recordaba que eran los dos supervivientes del trágico cartel de Linares, de Agosto de 1947, cuando un toro de Don Eduardo Miura, llamado Islero, acabó con la existencia del inimitable torero de Córdoba con el que Rafael Vega de los Reyes alternó muchas veces, abriendo plaza como dicen los toreros. Además de ser compadres porque Manolete llevó a Rafael, hijo de Gitanillo de Triana, a la pila bautismal de la refinada parroquia de la Concepción de la calle Goya en pleno barrio de Salamanca.
Para terminar este sencillo recuerdo de mi amigo, diré que se lleva escribiendo mucho de la tarde de Linares; creo que ya se ha dicho casi todo; solo me permitiré agregar lo que me dijo Don Pedro Balañá, el gran empresario taurino, durante un almuerzo que me invitó en una simpática tasca de Barcelona, cerca de las, entonces 1961, oficinas de la Metro, la marca del León, rugiendo; cuando Don Pedro, en medio de una charla, que la corrida de Linares estaba preparada para embarcarla a otro lugar, pero José Flores 'Camará, el apoderado de 'Manolete', fue quien exigió cambiarla de plaza.
El destino suele ser así, cuando menos lo piensas te arrebata a los más consagrados y deja de luto a toda la torería.
Sin embargo, hoy, los tres matadores del cartel de Linares descansan tranquilos en las dehesas del Más Allá.
Doy por hecho que Rafael tendrá inundados todos los terrenos que domine con su gracia, simpatía y sus muchas ocurrencias. Hablará de toros con los toreros muertos y con todo aquel que pase cerca de esa peña y oiga lo que dice Rafael.
Afortunadamente, le vi torear dos veces y fueron en Madrid; me refiero a las corridas de Beneficencia, la del nueve de septiembre de 1946, abriendo plaza ¡como debía ser! junto a 'Manolete', Antonio 'Bienvenida' y Luis Miguel, quien aquella tarde ya dijo: ¡ojo que estoy aquí!...
La otra, la del 16 de julio de 19467, también abriendo paseíllo con 'Manolete' y Pepín Martín Vázquez como compañeros de terna.
Hay un dicho, que debe ser verdad, que asegura que los grandes toreros mueren el el ruedo como José Gómez Ortega 'Joselito', Ignacio Sánchez Mejías, o Manuel Rodríguez Manolete, o mueren en la carretera como Rafael Vega de los Reyes 'Gitanillo de Triana', Carlos Arruza o César Girón.
Que Dios les siga repartiendo mucha suerte a todos...
Manolete, Arruza y Gitanillo de Triana
Arruza, Gitanillo y Manolete
Pepín Martín Vázquez, Manolete y Gitanillo
Manoltee, padrino de Rafaelito Vega
Rafel Vega de los Reyes 'Gitanillo de Triana'
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