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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 23 de agosto de 2017

4ª de feria en Bilbao. Triunfal debut de Roca Rey y grandes faenas pinchadas de El Juli y Perera / por J.A. del Moral




No fue la primera vez que Andrés Roca Rey actuaba en la plaza de Vistalegre del Bocho. Ya lo hizo en una novillada también triunfal para el limeño, cortando tres orejas y saliendo en hombros. Ayer fue su debut como matador de toros tras su forzosa incomparecencia del año pasado. El carismático diestro volvió a caer de pie cortando una oreja de cada uno de sus toros de Jandilla que nos envió una buena aunque desigual corrida, magníficamente presentada con cuatro toros destacados y uno de ellos, el sexto, bravo y con un pitón derecho de gran categoría. Las dos faenas del peruano, fueron serias y cuasi redondas además de bien rematadas con la espada. Al contrario, tanto El Juli como Miguel Ángel Perera, perdieron trofeos – quien sabe si las dos orejas del cuarto y del segundo respectivamente – de haberlos matado pronto, bien y no tardíamente porque ambos se pasaron de faena y sus toros llegaron a la suerte suprema descolgados de cuello. En conjunto, la corrida fue estupenda y colmó las esperanzas de los miles de espectadores que sobrepasaron los tres cuartos de entrada. Apuesta segura, pues, y por fin una buena entrada.


 Triunfal debut de Roca Rey y grandes faenas
 pinchadasde El Juli y Perera


J.A. del Moral -23/08/2017
Bilbao. Plaza de Vistalegre. Martes 22 de agosto de 2017. Cuarta de feria. Tarde agradable con rachas de viento y más de tres cuartos de entrada.
Seis toros de Jandilla, muy bien presentados en conjunto parejo y variedad de pelos. Dieron juego desigual con predominio de los nobles. El primero tuvo más genio que casta, un toro muy difícil. El muy montado segundo, pasó de mostrarse difícil en los dos primeros tercios a muy noble en gran parte gracias a la pericia de quien lo mató. El muy encastado tercero resultó mejor por el lado izquierdo que por el derecho y trasmitió mucho. El cuarto, otro áspero de salida y a mejor en la muleta tras “hacerlo” quien lo mató con evidente y admirable magisterio. El quinto fue bravo, justito de fuerza con fijeza y nobleza por el lado derecho. El mejor con mucho fue el sexto, también como el tercero con un lado derecho sensacional.

El Juli (ceniza y oro): Estocada trasera perpendicular caída y muy muy feo espadazo, silencio. Tres pinchazos y estocada baja, aviso y gran ovación con saludos.
Miguel Ángel Perera (plomo y oro): Pinchazo y estocada caída, gran ovación con saludos.
Andrés Roca Rey (cuasi negro y oro): Buena estocada, oreja. Muy feo pinchazo y gran estocada de efectos fulminantes, aviso y oreja.

A caballo destacaron los picadores José Antonio Barroso e Ignacio Rodríguez. Tanto en la brega como en banderillas, Curro Javier en un par y Javier Ambel en los dos que puso al quinto toro, teniendo que saludar. 


Ayer me encantó Roca Rey. Una de las actuaciones más serias que le hemos visto últimamente, sin recurrir apenas a efectismos neotremendistas. Este es el Roca Rey irreprochable e indiscutible que nos gustaría ver y disfrutar con más frecuencia. Bilbao fue Bilbao para el limeño y bien que se notó. Temple como premisa principal, tanto con el capote en sus recibos – lucidos o no – y toreo con la muleta por lo clásico añadiendo su proverbial y carismático ser y estar, que junto a su inteligencia natural es lo que más llega a la gente. Ayer fue de oles y no de hays. Ayer nos ofreció además de su incondicional entrega, un sentido torero a la par singular, entregado y elegante. Nada de abusar de miraditas al tendido ni de efusivos detalles en los adornos. 
La partida la ganó a las dos grandes figuras con quien actuó gracias a practicar la suerte suprema con verdad y eficacia. Claro que pinchó feamente al entrar a matar al estupendo sexto toro. Pero lo compensó con la gran estocada de la tarde. De haberla conseguido al primer envite, lo mismo corta dos orejas y sale a a hombros. Pero aunque no fue así, se ganó puestos seguros de gran categoría en las por venir Corridas Generales de Bilbao que son la tercera gran cumbre de cada temporada. Enhorabuena al torero, a su querido apoderado y a todos sus incondicionales, a los que tanto disgustan mis crónicas cada vez que tengo que señalarle defectos.



Hablando de defectos y para empezar con El Juli, ayer no anduvo fino ni eficaz con la espada en ninguno de sus dos toros. Explicable que fallara al matar al toro que abrió plaza que fue incomodísimo desde que salió hasta que murió. Se movió con evidente genio que es el lado malo de la buena casta y que algunos “toristas” tanto confunden. El toro fue irresoluble hasta para El Juli que es uno de los toreros más resolutos de la historia.


De ahí el radical contraste entre esta faena y la que nos regaló con el cuarto. Un toro que tuvo muchas teclas que tocar antes y durante el trasteo muleteril. Claro que nadie dudó ni un segundo de que El Juli terminaría por meter en cintura a su oponente hasta hacerlo parecer bastante más bueno de lo que fue. Magistral anduvo El Juli hasta imponerse con extraordinaria importancia. Sobre todo por el lado derecho que fue por donde más apostó el de Velilla. LLevado de su entusiasmo, con la faena ya hecha, don Julián se pasó de metraje y de faena.La principal razón de que el toro llegara descolgado a la suerte suprema y, por tanto, muy difícil de entrar a matar con eficacia. No obstante, la ovación que tuvo que saludar El Juli valió una oreja por sí misma.

Algo parecido le ocurrió a Miguel Ángel Perera. Sobre todo en su segundo toro al que intentó exprimir más de lo debido, sin duda para remediar parecido fallo con su primer oponente. Pese a empezar blandeando, fue superior en el último tercio gracias a cuanto le hizo el extremeño, La gran faena de Perera tuvo una primera parte de toreo clásico con la firmeza, la cercanía, el temple y la contundencia que caracterizan a Miguel Ángel que, por cierto, está echando un temporadón, y una segunda como largo final en la que, como acostumbra, se extendió en las cercanías ojedistas. El clásico “arrimón” de Perera es el mejor tras los de quien lo inventó.


Nos pareció a todos, incluido al propio matador, que la bondad del quinto toro iba a durar. Pero no fue así. Se acabó pronto y la que iba para otra gran faena terminó viniéndose abajo al tiempo que el burel hacía lo mismo. De nuevo en el propósito de que el trasteo remontara, Miguel Ángel volvió a pasarse de faena y volvió a pinchar.

De todas maneras y pese a los fallos con la espada, todos salimos muy contentos y satisfechos de la plaza.

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