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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 21 de agosto de 2017

¿Qué aplaudían? / por Federico Jiménez Losantos


Aplausos tras el minuto de silencio en Barcelona. | EFE
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Cuando tras el ritual minuto de silencio por la penúltima masacre islamista en Barcelona –a las pocas horas hubo otra-, el Rey, Rajoy, el golpista Cocomocho, la antiturista Colau, los cargos de todos los poderes y administraciones, sistemas y antisistemas, hasta la CUP y sus arranes, que tras pintar en Barcelona "turistas=terroristas" se animaron, como cualquier párvulo más, a callar un momento, rompieron a aplaudir. ¿Y qué aplaudían? ¿A los muertos, a los vivos, a sí mismos, a todos, a quién?

  • ¿O es que creen los que aplaudían, aún no sé por qué, junto a los golpistas y los enemigos del turismo, que los que defienden pactar con la ETA y dinamitar España, Europa y el Capitalismo, no van a decir que en una Cataluña independiente será más fácil que el Islam deje de matar? Lo dirán y, con la ayuda de los aplaudidores, Pablenín al frente, lo harán.


¿Qué aplaudían?

En esta dictadura de guardería que padecemos, en el parvulario despótico de lo políticamente correcto, parece inútil cuestionar las muecas infantiles que han sustituido los ritos adultos de la civilización, empezando por el más importante, que es el de la muerte. Sin embargo, no hay nada más importante en la vida, sobre todo cuando te matan, que saber morir, y es evidente que en España estamos dejando de saber morir, tal vez porque nos hemos prohibido pensar el hecho de matar. Cuando el dizque ministro de Defensa Bono dijo "prefiero morir a matar" lo que realmente decía es que prefiere, por encima de todo, mentir…. y obligar a mentir a los demás. En esa mentira, que es la costumbre de vivir sin verdad, chapotea España.

El terrorismo capitalista y el Pacto Antiyihadista

Cuando tras el ritual minuto de silencio por la penúltima masacre islamista en Barcelona –a las pocas horas hubo otra-, el Rey, Rajoy, el golpista Cocomocho, la antiturista Colau, los cargos de todos los poderes y administraciones, sistemas y antisistemas, hasta la CUP y sus arranes, que tras pintar en Barcelona "turistas=terroristas" se animaron, como cualquier párvulo más, a callar un momento, rompieron a aplaudir. ¿Y qué aplaudían? ¿A los muertos, a los vivos, a sí mismos, a todos, a quién?

¿O aplaudían para no mirarse? Porque hace falta mucho cuajo para ponerse a aplaudir al lado de los tíos de la CUP que dijeron que la masacre islamista de Las Ramblas –el parvulario normalizador la ha dejado en La Rambla- era "terrorismo fascista fruto del capitalismo". ¿De Marruecos, capital Ripoll? ¿Pues y al lado de la horda podemita, que, como Monedero tras el 11S, llamó a la rebelión del islam y los oprimidos del mundo, o como Urbán, dijo que a los asesinos del Bataclan no les dejaban otra salida que inmolarse, porque "Occidente les había fallado"? Me asombra que alguien lamente que Podemos, e incluso la CUP, no sean parte del llamado Pacto Antiyihadista. ¡Si deberían prohibirles la entrada! Si los socios de la ETA van a observar y no a luchar contra el terror, será para luego chivarse.

El terrorismo como forma de nacionalismo

Pero, entre las personalidades decentes que callaron con motivo y sin motivo aplaudieron, ¿cree alguien que, pasado el momento peluche o Imagine touch de los atentados islamistas servía de algo posar como hermanitos, compatriotas o semejantes junto a los golpistas que quieren destruir España, ese Estado que el Rey y el Gobierno dicen defender?

¿Creía todavía alguien, en Zarzuela, Moncloa, Ferraz o Las Ventas, que sirve de algo posar junto a los golpistas de la Generalidad y de la CUP? Pues si creían o hacían como que lo creían (la forma de tontuna más habitual en España es hacerse el tonto hasta que, al final, ya no se discierne), ya pueden dejar de creerlo, es decir, de creerse el cuento de que, sin hacer nada, el separatismo catalán va a disolverse solito antes del 1 de octubre.

Era de cajón que si el terrorismo es una forma de publicidad política y el separatismo está en plena campaña publicitaria para la independencia, el atentado islamista (que, evidentemente, no se parece nada al 11M; sólo Bardají, como un Reinares cualquiera, encuentra semejanza o continuidad) acabaría convirtiéndose en plataforma publicitaria del separatismo. Dijo Cocomocho que relacionar nacionalismo y terrorismo era una canallada… pocas horas antes de relacionarlos y de felicitar a la policía autónoma por su brillante operación antiterrorista y a "otras fuerzas" por su colaboración. El terrorismo es la continuación del nacionalismo… por otros medios.

¿Pensó Rajoy, el Manso de Moncloa, que por aparecer junto al golpista en vez de detenerlo iba éste a enmendarse o aplazar el reto del 1 de Octubre? ¿Creyó que por ser bueno iba a convertir en bueno al malo? ¿Por no denunciar que les dijeron que pusieran bolardos en Las Ramblas y no quisieron? ¡Qué idiotas! Tres días después de la masacre y dos después del aplauso sin motivo, ¿quién está quedando peor? Evidentemente, Rajoy. Evidentemente, España. Ya ni siquiera se finge coordinación de la policía autonómica con la Nacional, la Guardia Civil o el CNI. Los Mozos de Escuadra cobran de Interior para apuñalarlo. O sea, igual que Cocomocho. Y, si se deja, la que mató a cuatro islamistas será la Pubilla del referéndum.

De Perpiñán a Casablanca

Algunos para los que, al parecer, todo el año es Navidad o, en su defecto, víspera electoral, han llegado a la brillante conclusión de que la masacre de Barcelona ha demostrado que "las cosas realmente serias son otras". Ah, pero ¿no es una cosa realmente seria la destrucción de España? "Es que se han quedado sin relato", dicen, muy postontos y posgilibobos. Bueno, pues vamos a adelantar el que podrá suscribir hasta la CUP, que tiene la ventaja de que ya se ha probado una vez con la ETA y funcionó.

Lo que el Presidente de la Generalidad en funciones Carod Rovira, alias Rovireche, pactó con el jefe de la ETA Josu Ternera en Perpiñán fue que los etarras matasen en España todo lo que quisieran o pudieran, pero no en Cataluña. A cambio, les representarían políticamente y les harían todos los favores legales e institucionales que los terroristas siempre necesitan. Y hubo escándalo y dimisión. Pero ambas partes presumen de aquel momento auroral que el Primer amigo de Cataluña, Otegui, no deja de recordar.

Vayamos, pues, al diálogo. Sustituyamos Perpiñán por Casablanca y pactemos la neutralización de Cataluña a cambio de la convivencia en paz. Que los imanes de Gerona, donde más del 10% ya es musulmán (véase la estadística actualizada anteayer por Luis del Pino) inviten a ganar el paraíso a sus yihadistas en Huesca, tan infieles que hasta quieren que les devuelvan las tallas robadas por el nacionalismo catalán. Qué fetichismo y cuánta intolerancia. De esos aragoneses, que hablan castellano, qué vas a esperar.

Pero Cataluña es otra cosa, dirán los separatistas. Dialoguemos, pactemos, rompamos juntos la estaca a la que está aún atada la gloria de Al Andalus. Algún pogromo en Gerona, por aquel judío creador de la Cábala, puede pasar, pero nada de inmolarse en la Cataluña independiente, como si fuera la intolerante España. Creemos el "Espai Obert de Fe i Diàleg" dentro del "Espai Barça". "Ustedes que pueden dialogar, dialoguen", dijo la filósofa de la SER recién despedida. A readmitirla y a dialogar. Ya veo al Colom y a su amigo el salafista echando a volar la Colometa de la Pau.

¿O es que creen los que aplaudían, aún no sé por qué, junto a los golpistas y los enemigos del turismo, que los que defienden pactar con la ETA y dinamitar España, Europa y el Capitalismo, no van a decir que en una Cataluña independiente será más fácil que el Islam deje de matar? Lo dirán y, con la ayuda de los aplaudidores, Pablenín al frente, lo harán.

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